four

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Las piernitas de Jimin temblaron al bajar de la montaña rusa y tuvo que aferrarse al brazo de Yoongi para no caer. El pelinegro mantenía una sonrisa sintiendo la adrenalina aún correr por sus venas, Jimin suspiró aliviado una vez estuvieron alejados y enseguida miró al mayor.

— ¡No volveré a subirme a esa cosa ni una sola vez más en mi vida! —bufó el pelirosa molesto mientras se cruzaba de brazos. Yoongi rió y volteó a ver la mueca de enfado del menor.

— ¿Quieres qué te lo compense con otro algodón de azúcar? —Jimin aflojó un poco su expresión y asintió lentamente aún con los brazos cruzados.

Yoongi caminó hasta el puesto de los algodones y compró uno para Jimin, volviendo luego a donde se encontraba el menor y tendiéndoselo con una sonrisa. Jimin lo miró unos segundos más en silencio y luego recibió el dulce.

—Gracias, hyung —musitó el menor mientras metía una porción de algodón a su boca.

— ¿A que juego quieres subir ahora? —preguntó el pelinegro mientras observaba cada parte del parque de diversiones.

—Hm, ¿por que mejor no vamos a comer? yo pago —dijo el pelirosa sonriente dejando el palito del algodón de azúcar en un cesto de basura y limpiando sus manitas en su pantalón.

—De acuerdo. —Yoongi asintió y se dejó guiar por Jimin hasta un puesto de hamburguesas.

Hicieron la fila que no era demasiado larga y pidieron su comida para luego comer entre risas, el mayor hacía cosquillas a Jimin y mordía su comida haciendo que el menor se molestara. Yoongi observaba atentamente la risa de Jimin, sintiéndose increiblemente relajado con su presencia.

Luego de algunos minutos Yoongi se encontraba conduciendo hasta la casa del menor, Jimin no paraba de hablar, contándole anécdotas graciosas a su hyung y cantando las canciones que sonaban en la radio. Yoongi amaba oír cantar al pelirosa, aunque no lo admitiera en voz alta.

Por más que quisiese ocultarlo sabía que sus sentimientos por el pequeño crecían cada vez más, y por más que aveces le provocará ponerle cinta en la boca y darle un golpe que lo dejara inconsciente, amaba pasar tiempo con él.

— ¿Quieres entrar, hyung? Al menos hasta que mi padres lleguen, no quiero estar solito. —El menor habló cuando Yoongi aparcó frente a su casa e hizo un puchero.

Yoongi lo pensó unos segundos y luego asintió apagando el auto para bajar junto a Jimin. El pelirosa buscó la llave con dificultad, debido a que la luz era escasa ya que era de noche. El aire frío lo hizo temblar y enseguida sintió los brazos de Yoongi envolverlo por atrás en un cálido abrazo. Luego de encontrar la llave la giró dentro de la cerradura y empujó la puerta entrando seguido de su hyung.

El mayor se dejó caer con confianza en el sofá frente a la televisión mientras Jimin rebuscaba algo en la sala. —Buscaré una película, hyung.

El mayor asintió observando como el menor se perdía en las escaleras. Yoongi paseo su vista a través del lugar, era una casa no demasiado grande pero si bastante acogedora, todo estaba en su lugar y olía a ambientador de manzana y canela.

Jimin volvió corriendo con una película en sus manos y Yoongi alzó una ceja al ver que se trataba de una película de horror. El pelinegro no podía estar más complacido con la elección de Jimin, pero ya sabía que el menor estaría tirandosele encima a cada rato debido a que estaría asustado.

Jimin puso la película y se sentó en el sofá junto a su hyung, quien automáticamente paso un brazo sobre sus hombros atrayéndolo más hacia su cuerpo. La película empezó y ambos fijaron su atención en la pantalla del televisor, Jimin daba pequeños saltitos cuando se asustaba o tapaba su cara con su manitas cuando creía que podría salir algo que lo asustara.

Yoongi rodeó la cintura del menor con sus brazos para que este se sintiera más protegido. En un momento el pelinegro dejó de prestar atención a la película fijando su vista en las acciones del pelirosa, Jimin se percató de la mirada del mayor y subió su mirada haciendo que sus ojos conectaran. Ambos examinaron sus rostros y Jimin entreabrió sus labios cuando el pelinegro se acercó a su rostro, los ojos del menor se cerraron instintivamente al sentir sus respiraciones mezclarse y seguidamente los labios del pelinegro sobre los suyos. Jimin disfruto la manera en que los labios del pelinegro se movían sobre los suyos y gimió bajito al sentir la lengua del mayor irrumpir en su boca, el mayor empujó a Jimin haciendo que se acostara el sofá, y allí siguió besándolo, enredando sus lenguas y atrapando los gemidos del menor con su boca. Yoongi metió su mano debajo de la sudadera del menor y acarició su cintura. Los labios del mayor besaron la mandíbula de Jimin y bajaron hasta su cuello, haciendo que el menor suspirara complacido.

Las manos de Jimin empuñaban los costados de la camisa de Yoongi mientras mantenía sus ojos cerrados, sumido en una burbuja. Una burbuja que reventó al escuchar el auto de sus padres entrar al garaje.

Yoongi gruñó besando una vez más los labios del mayor antes de alejarse. El menor le sonrió y se levantó arreglando su ropa.

—Gracias por pasar su tiempo conmigo, hyung. —El menor sonrió en grande mientras acompañaba al mayor hasta la puerta.

—No hay de qué, mocoso. Nos vemos mañana. —Jimin abrió la puerta y Yoongi sonrió girándose para besar los labios del pequeño una vez más.

Jimin observó al mayor caminar hasta su auto y sonrió sintiendo aún ese cosquilleo en su estómago.

El mayor no había podido borrar la sonrisa de su rostro, sintiéndose feliz de que el menor no hubiese puesto resistencia alguna y se hubiese dejado llevar.

La próxima no te salvas, Jiminnie.



Ramé. | Yoonmin (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora