Cap 1- ALUCINANDO

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Apenas amanecía cuando regresaba a casa, el sol despuntaba sobre el antiguo edificio en el que estaba mi departamento, seguía siendo tal y como la noche anterior, antiguo y lúgubre. Detuve la motocicleta en el lugar de siempre, seguramente más tarde Hyung Dong, el viejo beta refunfuñón dueño del edificio, me recordaría, por enésima vez, que debía quitarla de ahí.
Abrí la puerta de ingresa con el código general del edificio e inmediatamente fui al elevador, eran apenas 7 pisos, pocos comparados con los departamentos de Paris o de New York o hasta de Seúl, pero me sentía fatal, me dolía la cabeza, los ojos me ardían y no recordaba donde había pasado las últimas horas de la noche, solo recordaba haber salido de la ahí cuando aún no amanecía en un acto de pura inercia. Me quite las gafas en el ascensor y me presione el puente de mi nariz, necesitaba dormir, dormir mucho. Verifique mi reloj y en efecto apenas eran las 6 am, dentro de tres horas a lo mucho, debía estar de camino a la universidad.
Como odiaba que no fuera fin de semana, en realidad era molesto tener que hablar frente a un montón de mocosos en un salón de clases con una resaca tan fuerte como la que tenía. Pero tenía que trabajar, así que apenas seria tomar una pequeña siesta y debía embarcarme a la universidad.
El ascensor se detuvo en la última planta, esa era mi señal para dirigirme a mi departamento, mi tan anhelado y solitario hogar.
- Menos mal que aparece- apreté los ojos con fuerza mientas me acercaba a escribir mi código en el tablero, no había notado su aroma y quien podría hacerlo en mi estado.
- Buenos días Hyung Dong- salude al hombre de cabello cano que estaba al otro lado del pasillo, pero sin mirarlo, nunca fui buenos con los honoríficos ni particularmente bien portado y no iniciaría ahora definitivamente.
Hyung Dong era el único vecino que yo tenía en el último piso, su departamento era tan grande como el mio, pero también vivía solo. Nos habíamos compañía el uno al otro, una compañía solitaria y hasta molesta, pero en fin, eso era mejor que la deprimente soledad.
Me extrañe mucho cuando note que mis esfuerzos por abrir la puerta eran en vano, ya estaba abierta, entonces me quede helado, no había nadie más que conociera la contraseña más que él y yo, así que me volví a verlo con una expresión que imagine denotaba mi asombro.
- Recibió un "paquete" así que abrí la puerta para que pudieran dejarlo adentro- explico el hombre para luego desaparecer tras la puerta.
Eso era extraño, mi correspondencia había pasado de escasa a nula, cuando compre mi teléfono celular nuevo, el cual no sabía exactamente donde estaba ahora. Empuje la puerta suavemente y entre a mi casa, me sentía curioso, pero extraño, quien me había enviado aquel "paquete".
Cuando entre todo parecía normal, de hecho todo estaba demasiado tranquilo, así que avance más. El departamento no era tan grande, comparado con los que había llegado a poseer alguna vez años atrás, así que no había muchos lugares en los que buscar.
No había señales del paquete.
Unos extraños sonidos llamaron mi atención, había un olor dulce a miel y fresas que parecía adormecer un poco mis sentidos pero seguramente es el alcohol jugándome una mala pasada y me quede petrificado al ver en la sala de mi departamento, invadida por dos enormes maletas. Sobre una de ellas, había una caja para sombreros, al menos la parte de abajo. Deje las llaves, las gafas y la chaqueta de cuero en el lugar de siempre y me acerque cauteloso.
Me extraño ver una piel peluda moverse irregularmente, era color negro y en definitiva era el sombrero más peludo que había visto en toda mi vida, El sombrero se movió y aparecieron dos orejas y un par de ojos grises. Mi asombro fue tal que hasta se podía decir que lance un gruñido que sonó como un gritito, cuando bajo aquel animal, aparecieron varias bolas de pelo de distintos tonos y colores.
Esto era lo último que me faltaba, no necesitaba una caja llena de gatos.
Tome la sombrerera y camine con ella hasta la puerta que había dejado abierta.
- Hyung Dong- grite furioso, como había permitido que alguien abandonara a esos animales en mi casa, mi lobo no parecía querer llevarse bien con esas maulladoras formas de vida.
- Suni!!!- una vocecilla algo aguda y ligeramente familiar grito tras de mi
Casi solté a los gatos cuando una figura delgada y bien proporcionada apareció frente a mí y me quito la sombrerera de las manos. Aún estaba en shock cuando el desapareció.
- SeokJin...- susurre para mí mismo, aquello había sido como una visión borrosa de algún episodio de mi infancia. Yo estaba alucinando seguramente.
Eso me pasaba pero nunca con Jin.

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DESTINADOS (YoonJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora