Capítulo 13: ¡Abre la puerta, qué quiero hacer pis!

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Cristina.

Me sentía como una puta —o eso el espejo me hacía ver—. Llevaba un vestido beige hasta las rodillas, con unas medias transparentes que dejaban al cubierto mis piernas y unos tacones blancos que me hacían ver más alta. Mi cara estaba bastante maquillada que hasta parecía una pasaya. Tocaron la puerta y la profesora Henar entró. Sonrió.

—Te ves muy guapa—sí, sombre todo guapa—. ¿Preparada para salir?

Yo asentí nerviosa. Henar se dió cuenta y me sonrió con ternura. Todo va a salir bien.

Salí detrás de Henar para encontrarme con Abraham y el resto de los alumnos que actuaban en la obra. Cada uno vestía según su papel. Miré a Abraham y tenía una camiseta desgastada de color negros y unos pantalones rotos, de zapatos llevaba una chancla. Nuestras miradas se cruzaron. Fuí la primera que la retiro. Desde lo ocurrido el lunes preocuré ignorarlo y aun que no os lo creis, funcionó. Me empezaba a insultar para que le respondiera pero claramente no le hacía caso, además ayer por la tarde me encerró —junto a el— en donde las señoras de limpieza guardaban los objetos de la limpieza. Nos quedamos ahí encerrados cuatro horas, valió la pena ver la cara de Abraham fastidioso al ver que no conseguiá que le hablará. ¿Quién se creía el para besarme?

—Cris—Henar me llamó la atención, yo asentí dándola a entender que estaba cocentráda con ellos. Empezó a aconsejarnos y a avisarnos de que no haya errores ya que habían venido gente importante a ver está obra—. Abraham y Cristina, quiero un beso llenó de sentimientos ¿entendido?—ambos asentimos—. ¡Bien! ¡Vamos salid!—

***
Por fin la obra había acabado. Henar, una vez que habíamos salido nos empezó a felicitar, especialmente a Abraham y a mí ya que según ella hemos hecho fenómenal la parte del beso, Abraham sonrió orgulloso de si mismo mientras sólo me lemité a asentir. Mis pies ardían a causa de los tacones y sí pudiera, los tiraría en la cara de Abraham.

Me despedí de ellos deseandoles buenas noches y me fuí a mí habitación. Eran las nueve más o menos y yo estaba lo suficiente cansada. Una vez que llegué abrí la puerta y la cerré detrás de mí. Tiré los tacones en algún rincón de la habitación y me quité el vestido. Justamente cuando estaba en ropa interior Abraham entró. Se me quedó mirando de piez a cabeza.

—O dejes de mírarme o te arrancó los ojos—amenacé. El me miró a los ojos y sonrió. Dió un pasó hacía mí, yo retroducí uno. Cogí el vestido para taparme. Abraham se fue acercando hasta acorolcarme contra la pared, puso su mano a un costado de mi cabeza—. Alejáte de mí—

—Sí me dejas de ignorar— Nunca.

—¿Sino qué?—pregunté.

—Sí no te voy a besar y tal vez otra cosa más—su mirada se posó en mis labios y despúes a mi pechos, finalmente a mis ojos. Sonrió de un lado.

—Está bien, ahora alejáte de mí—el se alejó y se tumbó en su cama dándome la espalda. Aproveché para ir al baño.

Cerré la puerta del baño con seguro una vez que estuve dentro, ya no confió en Abraham.

Abrí el grifo y la lluvia artificial hizo que me mojará de pies a cabeza. El agua caliente hizo que mis musculos y algunos huesos se lerajasen, suspiré. Se sentía bien, ¡qué demonios! se sentía de puta madre.

—¡Cristina!—la irritante voz de Abraham interrumpió mi momento relax. Bufé cansada, ni en la ducha puedo estar tranquila.

—¿Qué quieres?—pregunté frustada.

—¡Abre la puerta, qué quiero hacer pis!—

—¡Te jodes! ¡Hubieras entrado antes!—

—¡Por favor!—suplicó.

—¡No!—negué. Ni de coña.

—Sí no abres la puerta te violaré—suspiré cansada. Conociendole a el, ya me imaginó de todo.

—Está bien—rendí. Me enrollé en una toalla y fuí hasta la puerta, le quité el seguro y le advertí a Abraham que no la abra hasta que se lo diga, me contestó con un "Vale". Me deregí nuevamente a la bañera, me metí en ella y recorrí la cortina—. ¡Ya entra imbécil! ¡Pero cómo recorres la cortina te dejaré sin el día del padre!

Escuché la puerta abrirse. Despúes el sonido cuando te meas. Finalmente la puerta otra vez cerrarse.

Al ver, que mi amenaza servió.

Este capítulo ha sido completamente editado.

Un encuentro. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora