“Lo nuestro es necedad, yo no me canso de reparar todo lo que tú no te cansas de destruir”.
— Edel Juárez.
Aquel chico se encontraba sentado en el suelo, tenía sus audífonos negros y estaba completamente perdido viendo el aparato que sostenía con sus manos grandes y delgadas.
Aquellos dos chicos quiénes estaban a una distancia considerable se secreteaban mirando atentamente cualquier movimiento del pelinegro.
—Vamos, no creo que sea difícil hablarle.
—¡Lo he intentado! Pero siempre me manda a la mierda.
—Vamos, no te desanimes. No te rindas tan pronto.
—Es difícil, sabes bien que no soy muy paciente, todo lo que me sale mal me desespera.
El rubio soltó una risa al ver a su amigo tan desesperado. Era tan increíblemente tierno y gracioso cuando se ponía de ese modo.
El pelinegro los miro, el chico solo sintió como su amigo le pellizacaba para que dejara de reír.
—¿Qué?
—Él... —balbuceo.
—¿Qué dices?
—Nos miró —dijo con una cara totalmente roja de la vergüenza.
—¿Y eso que tiene? Vamos a verle la cara todos los días Jimin, si que Suga te trae loco.
—¡Cállate tonto! Nos va a escuchar.
Lo que no sabía, es que aquel chico no estaba escuchando música y claramente escucho todo lo que ambos dijieron.
Los dos chicos decidieron darle espacio a aquel chico pelinegro quien después de escucharlos reír, gruñó y les dió una mirada poco agradable.
Ambos chicos dejaron de hacer ruido y se fueron. Lo que para el pelinegro significaba solo una cosa; paz y tranquilidad.
¿Qué les ha parecido:D?
No olviden votar y comentar, nos vemos luego.
—Dan.

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fade 🎭
Hayran Kurgu"Nadie puede evitar enamorarse. Tal vez uno quiera negarlo, pero es posible que la amistad sea la forma más frecuente de amor". - La reina en el palacio de las corrientes de aire, Stieg Larsson.