Séptima Temporada OITNB, Karen Romero

Parte 2. Pipes, adiós.

Mientras leía, el libro que Pipes había dejado para mí, al menos hasta que pasara la chica del carrito, Deitland, fue inevitable no pensar más de lo normal en ella, al llegar a la página noventa y nueva del libro, justo en el clímax de la historia, ella había encerrado letras dejando un mensaje Te – a – m – o – te – es – p – e – r – a – re, entonces comprendí una vez más, que ella era el amor de mi vida, que esa chica había logrado atraparme esa noche, en aquel bar. Piper Elizabeth Chapman, increíble cuanta falta me haces.

Estire mi brazo y quedo al descubierto mi tatuaje, "El amor duele", diablos no, el amor es asombroso, ella lo es; aunque duele excesivamente no tenerla. Espero no la cague como yo.

En ese instante las alarmas sonaron nuevamente, increíble, eso estaba de moda de unas horas para acá; inspección, maldición. Olvide por completo la estúpida navaja que Malison me había dado, esconder el celular había sido difícil, ¿Pero, una navaja?, no había mucho que hacer, sin previo aviso el oficial Hooper estaba parado en la puerta, avente la navaja esperando que cayera en algún lugar mágico, que yo, aún no descubría. Me tomó por la espalda y me hizo pegarme contra la pared, comenzó a pasar su asquerosa mano por todo mi cuerpo, y cuando su aliento, estaba justo detrás de mi oreja derecha, susurro.

- No pensaras que no vi eso, ¿Verdad? – sonrió.

- No es mía, puedo explicarlo. – me defendí aprisa.

- No importa. Oficial Hellman, lleve a la reclusa a aislamiento, por portar un arma.

Me tomó del brazo y me arrastro por todo el bloque, la estúpida de Malison, sonreía desde su estúpida celda, maldición. Que estúpida soy.

Aislamiento, no podía ser tan malo, después de todo la comida ya era una mierda, y un poco de espacio para mí sola, sonaba bien ahora mismo. O pensar toda esta mierda, esa era mi propia manera de consolarme.

- Vamos Vause, entra. Disfruta tu hogar temporal. – dijo el calvo.

Vaya, Pipes estaría muy molesta si pudiera verme ahora mismo, de hecho, me golpearía o talvez me besaría, colocando su mano sobre mi pecho, ella siempre hace eso, aún sin darse cuenta de que lo esta haciendo.

- Hey Vause, ¿Eres tú? – dijo una voz muy conocida.

- ¿Boo? – pregunté pegada a esa pared. ¿Qué haces aquí?, pensaba que te habían transferido.

- Es una larga historia, ya me cansé de estar sola aquí, ni siquiera se cuanto tiempo ha pasado, ¿Traes algún artefacto contigo?, algo que pueda usar para masturbarme, necesito algo de normalidad. – rió.

- Claro que eres tú, ¿Por qué estas aquí?

- Linda mi ex, me envío aquí, sólo por abusar de ella, espero que le haya pegado mis piojos. – ambas reímos.

Me quede callada; después de todo, lo peor que me puedo pasar, no es precisamente quedarme encerrada, si no; no tener noticias de Pipes. Nadie puede ser tan ruda, fuerte, o lo que sea, para no sufrir cuando alguien a quien amas se va. Menos sabiendo lo que sabía, y peor, haberla dejado marcharse sin contárselo.

- Maldita, espero que te dejen aquí mucho tiempo. Pensaba que éramos familia. – grito la voz peculiar de Roja, se escuchaba menos clara, podía estar a dos o quizás mas celdas de la mía.

- Vamos Roja, eres una mujer grande y fuerte, Pipes ni siquiera sabía lo que estaba haciendo. – abogue.

- Yo luchando por todas ustedes, dije que mis chicas no sé derrumbaban, que éramos una familia, pero todas me hundieron. – sollozo. – No conocí a mis pequeños nietos. – lloraba consternadamente. - Piscatella inicio todo esto. – respondió nuevamente Roja.

- Piscatella está muerto, lo mataron los oficiales. ¿Los oficiales? ¡Si los oficiales!, pero Cindy dijo que no dijera nada, y ahora ya no somos amigas, y Frieda me traiciono. – agrego la loca; más loca que de costumbre.

- ¿Suzanne? ¿Dónde esta Frieda? – preguntó alarmada Roja.

- Silencio. – grito un guardia.

Era un hecho que la mitad de las chicas del motín, estaba encerrada justo en ese lugar, aislamiento, todas sin poder defendernos, unas pagando más que otras. Me pregunto, ¿Piper estará bien?, necesito hablar con ella, necesito decirle que se cuide. No deje de pensar, hasta que el cansancio me gano.

En aislamiento no había día o noche, solo luz, de la artificial, y gritos, llantos, golpes; en serio Malison necesita un alto, y yo voy a demostrarle, que conmigo no se puede meter.

- Vause. – dijo de nuevo el oficial Hooper, abrió la celda y entró. Eso no era bueno.

- ¿Qué pasa? ¿Me vas a golpear?

- Tu novia y yo teníamos un asunto pendiente, hice algunos movimientos y la liberé antes de tiempo, porque podía abrir la boca más de lo normal y eso iba ocasionarnos problemas. Pero tú, investigue un poco de ti, traficante desde los veintiuno, trabajaste con mafiosos, usaste a tu chica de mula, creo que tú eres lo que busco. – dijo rascándose la cabeza.

- ¿Qué necesitas exactamente? – dije levantando mis lentes.

- Que te conviertas en Carol, la nueva líder del bloque C. No hay muchas opciones, no quiero sonar cruel, pero podría decir que intentaste hacerme daño. – asomo una pequeña cuchilla.

- Carajo. – exclame llevando ambas manos a mi cabeza.

Créditos de portada: @@Chikanehipster