Unwanted Butterflies ❥ KOOKV

Wish You Were Here

—Tengo un sistema. Bueno, al menos tenía uno—explica Jungkook a su primo cuando ambos están dentro del negro y pulcro carro de la compañía, el conductor ya sabe a dónde dirigirse.

—De acuerdo. Adivino que quieres que te pregunte de qué sistema estás hablando—Hoseok pone los ojos en blanco mientras coloca su maletín en medio de ambos. Digamos que después de pasar la mayor parte de su vida lidiando con Jungkook, él lo conoce más que bien. Es como su hermanito pequeño, incluso más que Namjoon.

—Solía dormir con Taehyung y luego Yugyeom y al día siguiente, me acostaba con Wonho y...

—Ya sé que eres todo un casanova, ¿pero por qué estoy oyendo tu horario sexual?—El mayor pregunta arrugando su nariz con asco. Se siente enfermo de solo imaginar a Jungkook durmiendo con tantas personas en una semana. ¿Cómo es que no se cansa? Eso es un infierno de resistencia.

—Mi punto es que yo tenía un sistema. Y luego empecé a follar con Taehyung prácticamente todos los días y eso no esta en el sistema. No puedo acostarme con un tipo más de una o dos veces a la semana—Jungkook niega con la cabeza, y Hoseok puede ver la ligera desesperación e impaciencia en sus ojos. Siempre fue alguien que se preocupa demasiado por las cosas más pequeñas y por poner demasiada responsabilidad en sus propias acciones. El tío de Hoseok, el jefe de la compañía, constantemente fue bastante severo con su hijo menor mientras crecía y tenía una evidente preferencia por Namjoon. A pesar de que en realidad nunca hablaran de ello, Hoseok aún recuerda las noches que pasaba jugando videojuegos con su primo cuando este necesitaba una distracción o simplemente un abrazo de su parte cuando las cosas se ponían muy difíciles; cuando su padre le nombraba una amenaza, cuando le gritaba que cambiara para ser mejor, ser como Namjoon.

Jungkook fue, literalmente, forzado a renunciar a sus sueños por la compañía de su familia. Por ende, a Hoseok no le sorprende en absoluto lo mucho que la odia.

—¿Por qué no?—pregunta, su voz suena más suave que de costumbre debido a los recuerdos que destellan en su mente.

—Porque entonces me canso de ellos y duran menos y tengo que pasar por las dificultades de encontrar a alguien más para ocupar sus lugares—responde Jungkook, y su primo sabe que él no se da cuenta de lo frívolo que suena, lo mezquino, lo perverso que es tratar a la gente como si fueran un pedazo de carne.

—Oh, ese es el problema—Hoseok responde con claro sarcasmo en su voz.

—No entiendes. No me cansé, ¿no es raro? Es raro, yo odio al tipo —suspira profundamente, y ese acto solo trata de alejar todas sus preocupaciones.

—¿Y a quién le importa si te gusta follar con él?

—A mí. Se supone que solo duraría un mes y ahora...

—Ahora lo extrañas—Hoseok termina la oración, esperando que el menor note que también puede tener emociones agradables, dulces y rosas sentimientos por otros seres humanos. Y que, por sobre todo, está bien no estar bien.

—No lo extraño. Solo... no sé—Jungkook responde, su voz siendo amortiguada por las manos que cubren su rostro y es entonces que el mayor puede ver cómo él está verdaderamente luchando, luchando contra sí mismo y contra las oscuras palabras que han estado operando en su cabeza durante mucho tiempo. Con una punzada en el pecho, su primo se da cuenta de que el hombre a su lado aún es el niño que conoció hace tantos años.

—Lo hiciste a propósito —dice luego Hoseok con la calma y paciencia de un terapeuta profesional.

—¿Qué? ¿Qué hice a propósito?—el joven cuestiona, la confusión está impresa en todo su rostro cuando lleva sus manos a su regazo.