06. Algo especial [Parte 2]

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Soo.

   Mis sospechas sobre quién sería mi visita inesperada se confirman cuando abro la puerta y lo primero que veo es la cara con pecas más tierna y bonita que mis ojos han podido ver. Bueno, si se trata de él, no es una visita inesperada.

   —¿Alguien pidió un Felix a domicilio? —preguntó divertido e hizo un intento fallido de cambiar su voz.

   —¿Felix?... No, no recuerdo haberlo pedido, señor —respondí siguiéndole el juego.

   —Seguro me equivoque de dirección, entonces se lo entrego gratis.

   —¡No puede ser! Qué suerte tengo. —Su melodiosa risa acarició mis oídos.

   —Ya déjame pasar, Soo-ssi~.

   —Pasa, pasa. Eres bienvenido.

   Felix se adueñó de sillón a penas vio lo arreglado que estaba y, estoy segura de que se dio cuenta de lo que haría, ya que, cuando podía venía y se unía a mi pequeño "evento" de fin de semana.

   —¿Qué película veremos hoy? —preguntó.

   —¿Cuál quieres ver? —pregunté de vuelta.

   —Cualquiera, con tal y no sea muy romántica. —Rodé los ojos.

   Sé que finge, un día lo descubrí viendo un drama llorando y todo. Estoy esperando una buena ocasión para decírselo.

   —Bueno, ya que el señor "películas no muy románticas" —hice comillas con mis dedos— llegó, veremos una de acción, para complacerlo.

   —Me alagas —soltó con actitud de diva haciéndome reír.

   —Dame espacio, diva fingida. —Me senté a su lado, el sillón no era muy grande, por lo que estábamos exageradamente juntos, pero no me incómoda, más bien, me da tranquilidad su cercanía.

   —Fingidas tus películas románticas —dijo falsamente ofendido.

   —Se sabe —respondí obvia—. Lo que no sé, es qué onda contigo y Changbin.

   —¿Qué con Changbin? —preguntó inocente.

   —Nada, nada —negué risueña. Solo lo estaba molestando.

   —Qué rara eres a veces —susurró.

   —¿Qué dijiste?

   —Que... Qué frío, sí, frío, debe ser porque va a llover.

   —Oh sí, tormenta nocturna. —Hice como si tuviera un escalofrío.

   —Aún no entiendo como a ti, la que dice amar la lluvia, la odia en este momento.

   —Primero, no odio la lluvia, ¿bueno? —No la odio, no la odio—. Me gusta mucho. Lo que no me gusta... Son lo truenos.

   —Cuéntame una vez más, ¿por qué?

   —De día puedo ver las gotas de lluvia cayendo con claridad y es bonito. Si truena no me importaría porque escucharía música y caso cerrado. Pero de noche... Solo estoy yo, la oscuridad y esos horribles sonidos.

   —Eres una miedosa.

   —¡Yo no...! Sí lo soy —admití. ¿Para qué negarlo?

   —No te preocupes, Soo-ssi~. —Lo miré confundida.

   —¿Hm?

   —No debes temerle a nada si estoy contigo, yo te protegeré.

   —¿Seguro?

   —Muy seguro.

   —Eres el mejor, Felixidad. ¿Lo sabías?

   —Me lo dicen seguido.

   Siempre lo arruina.

   —Claro, la señora Lee y yo te lo decimos. —Reí y él también.

   —¿Está bien si me quedo?

   —¿Enserio vas a preguntar?

   —¿Y me vas a responder con otra pregunta? —Nuevamente estallé en risas.

   —Sí, y también, siempre eres bienvenido y lo sabes. —Lo abracé siendo correspondida rápidamente.

Felix.

   Mientras la abrazaba, una sensación, que no puedo explicar qué, pero era una muy bonita, me recorrió.

   Sin duda alguna, esta chica llegó a mi vida para hacerla feliz.

   La primera vez que la vi, tenía ese brillo de inocencia en sus ojos, la veía tan pequeña y frágil que esas ganas de protegerla se apoderaron de mí. Por eso me acerqué a ella y, me alegro grandemente de haberlo hecho.

   Si supiera de la advertencia que le daba a todos los chicos para que no se le acercaran, solo porque no quiero que nadie la lastime. Y a menos que venga con buenas intenciones, ningún chico, a excepción de nuestros amigos, se acercará a mi pequeña.

   Aunque ella no lo admita es muy bonita, de hecho no he visto chica más linda que ella, a mis ojos es perfectamente imperfecta. Por eso la cuido tanto. Cualquiera se podría aprovechar de su gentileza, y eso para nada me gustaría.

   Mi vista se posó en la caja que la señora me obsequió y sus palabras se repitieron en mi mente. Cuando Soo rompió el abrazo, me acerqué a la mesita de la sala de estar, donde la caja estaba, la tomé y volví a mi puesto, con una pequeña ternurita mirándome confusa.

   —Mientras venía hacia tu departamento, una tienda cerca se estaba inaugurando. Ayudé a una señora a cargar unas cajas y como agradecimiento, me regaló... —Abrí la caja frente a ella.

   —¡Chocolates! —gritó eufórica.

   —¡Sorpresa! —respondí casi en el mismo tono.

   —¿Sabías que te amo? —Negué con la cabeza. Ella me miró mal, pero a los segundos volvió a sonreír—. Pues, mi querido Felixidad, ¡te amo, te amo, te amo! —dijo mientras besaba repetidas veces mi mejilla.

   —¿Quieres? —pregunté mientras reía un poco avergonzado. Me miró ofendida.

   —Lo que claramente se ve, no se pregunta.

   —Ten. —Le ofrecí uno. Lo tomó velozmente, y yo tomé el otro.

   —¡Gracias! —Otro beso en mi mejilla. Los chocolates de verdad sacan su lado más dulce, tendré que comprarle más seguido.

   Me fijé en cómo con sumo cuidado rompía la envoltura del dulce. Hice lo mismo, esperando para dar el bocado al mismo tiempo.

   Al ver que lo dirigía hasta su boca, le imité. Mis ojos se abrieron al máximo igual que los de ella y mirándonos, al mismo tiempo dijimos:

   —¡Está delicioso!

   —Es el chocolate más dulce que he probado. Esa nueva tienda va a ser un éxito total —aseguró.

   Y allí, mi corazón se aceleró a más no poder y, las palabras de aquella amable señora se repetían en mi mente una y otra vez.

"—Si el sabor es dulce, significa que son el uno para el otro".

"—Si el sabor es dulce, significa que son el uno para el otro"

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«· Mi Mejor Amigo ·» || Lee Felix🐱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora