El día que salí del hospital- Sandra
Tuve que sentarme en una silla de rueda, que por lo visto me acompañara toda la vida. Yo no me lo podía creer, perdí todo por lo que había trabajado tanto. Me sentía inútil.
Mi padre tiraba de ella desde detrás, diciéndome todo lo que había pasado desde que había estado en el hospital, fue una semana y media, pero no le preste demasiada atención se podría decir que estuve en estado de shock.
Entramos en el coche, mi padre tuvo que cogerme como a una niña pequeña para sentarme en el coche, plegó la silla de ruedas y la puso en el maletero. Me pellizque las piernas, no sentí nada, me eche a llorar, mi padre me miro tristemente pero no digo nada, cosa que le agradecí por que no quería que nadie me hablara.
Cuando salimos del parking pasamos por la puerta principal del hospital y tuvimos que pararnos ya que estaba pasando una ambulancia, me fije más en la puerta, allí había un chico tenía en sus manos un ramo de rosas azules. Qué suerte tiene a la persona a quien fuera a regalarle ese ramo, yo siempre quise que alguien me regalara rosas azules, pensé mientras seguía llorando. De repente giro la cabeza hasta donde estábamos y nuestros ojos se encontraron. Los suyos eran de un color verde esmeraldas, parecía como si me hipnotizasen, en cambio los míos eran de un color miel. Pareció sorprendido y se giro completamente hacia nosotros, pero no pude verlo más, mi padre acelero. Me seque las lagrimas, estuve pensando en el, era muy guapo, ojos verdes, pelo castaño, levemente musculado, y la manera en que me miro…. Me pareció que ya lo había visto en otro sitio, pero no recuerdo en donde…
El día que salí del hospital-Dereck
Ya la había visto muchas veces en el instituto, que no era muy grande, creo que sin quererlo me enamore de ella. Siempre estaba con mis amigos al lado de donde ella se sentaba con sus amigas, un día le oí comentar que le gustaría que alguna vez le regalasen rosas azules. Así que antes de ir a visitarla al hospital compre un gran ramo de rosas azules.
-Supongo que para alguien especial.- Me había dicho la dependienta.
-No sabes cuánto.- Le respondí yo con una sonrisa.
Me despedí de ella y salí con el ramo, Me quede pensando en su sonrisa, en como sonreía cuando estaba con sus amigas, era preciosa, con su pelo rubio levemente ondulado, sus preciosos ojos miel, su tez apenas bronceada, sus firmes piernas, sus labios, sobre todos sus labios. Muchas veces tuve ganas de besarlos intensamente. Siempre me había parecido muy guapa, realmente guapa.
Me pare delante de la puerta del hospital. ¿Y yo que le decía cuando entrara? Umm… Sería algo así como, me entere de tu accidente y bueno… me apeteció venir a visitarte
“Agg me suena demasiado estúpido” Pensé en ese momento. Gire mi cabeza y la vi, estaba en un coche y… estaba llorando. Cuando la vi llorar fue como si se me rompiera el corazón. Nuestros ojos se encontraron y por un instante es como si solo estuviéramos nosotros dos en el mundo, me quede hipnotizado en sus ojos color miel.
Sin darme cuenta me gire totalmente hacia ella y cuando fui a dirigirme hacia su coche, el conductor acelero y la perdí de vista. En ese momento decidí que haría todo lo posible para no volver a verla llorar, yo solo quería… quería… que fuera feliz, así que tendría que entrar en su vida como fuera, cueste lo que cueste. Deseaba volver a verla sonreír.
Así que me dirigí a mi casa de nuevo, dentro de unos días le haría una visita a su casa y me presentaría, como hubiera querido hacer hace tiempo.
YOU ARE READING
No digas nada, Solo quédate conmigo (en espera)
Teen FictionSandra iba a ser una prometedora atleta, había ganado ya cientos de trofeos, medallas etc… Pero un día todo eso se termino. Buscando a su gato en una casa abandonada, se vio rodeada de fuego mientras intentaba huir del incendio sin previo aviso se l...