Capitulo 8

138 1 0
                                    

Dereck

No me gusto haberla visto llorar de nuevo, aunque ahora parecía estar mejor. Seguimos caminando un cuarto de hora, más o menos, cuando pude ver la playa. Como me esperaba no había demasiada gente, no suele venir casi nadie por aquí, habían como unas sietes personas, aproximadamente.

Al lado de nosotros había una pareja con dos niños, me trajo un poco de nostalgia al ver a la niña y al niño jugar en la arena. Extendí la toalla que llevaba en la mochila, traje una suficientemente grande como para caber los dos, silla no incluida, claro. Note que la pareja que teníamos al lado miraba a Sandra, no quería que volviera a llorar, así que me puse delante de sus miradas, se vería algo grosero, pero no permitiría que Sandra llorara.

-¿Y ahora qué?- Me pregunto ella.

-Um… Pues habrá que quitarse la ropa.- La verdad es que hacia muchísimo calor.- O también podrías achicharrarte pero como quieras.-

Yo me quite la camiseta, note que Sandra me miraba. La verdad, es que no era por presumir pero estaba bastante bien.

-¿A qué esperas?- Le pregunte yo a ella

Giro la cabeza hacia un lado, y se empezó a quitar la ropa, yo me gire hacia otro lado para no quedarme mirándola, parecería un pervertido.

Después de unos minutos la mire, se había quitado la camiseta y desabrochado el pantalón, pero parecía que tenía problemas para bajarlo por las piernas.

-¿Quieres que te ayude?- Le dije yo seriamente.

Ella suspiro y asintió. Supongo que no le quedaba más remedio. Conseguí bajarlos y luego guarde su ropa en mi mochila.

De repente la niña que estaba jugando con su hermano se acerco a nosotros.

-Esta silla es muy rara…-

Mire a Sandra y vi que sonreía, eso me alivio.

-¿Por qué vas subida en esta cosa tan rara?- Le pregunto inocentemente

Volví a mirarla, ahora se le veía triste, maldije en mi mente a esa chiquilla.

-Eso es porque no puedo mover mis piernas, pequeña.- Dijo en un tono dulce mientras acariciaba la cabeza de la niña.- Así que necesito esto para moverme.-

-¿Y por qué no puedes moverlas?-

La madre llego en ese momento, se disculpo por la curiosidad de su hija y se la llevo de la mano.

-Pero es que mama, esa niña si se mete en el agua se podría hundir.- Se oyó que digo la niña.

Yo la mire, tenía una sonrisa pero sus ojos parecían tristes. Me puse de cuclillas delante de ella y le cogí las manos.

-Sandra…-

-No importa Dereck.- Me digo ella.- Supongo que tiene razón, si intentara meterme en el agua me hundiría como una piedra.- Ella agacho la cabeza.- Si ni siquiera puedo caminar, bañarme a mar abierto sería imposible.-

Yo me levante, ella se sorprendió cuando pase uno de mí brazos por debajo de sus rodillas, y la otra en su espalda y la levante. Me gire y me dirigí hacia la orilla. Ella me miro asustada y se aferro a mi cuello

-Dereck, ¿Qué haces?- Me digo alterada.- Da la vuelta, vuelve a la toalla.-

Mis pies ya tocaron el agua, me seguí adentrando en el mar hasta que el agua llego a mis caderas.

-No te pasara nada, te lo prometo.-

Ella aflojo un poco la presión contra mi cuello, y miro el agua, me adentre un poco mas hasta que el agua llegaba a la mitad de mi abdomen, ella soltó uno de sus brazos aunque el otro seguía detrás de mi cuello.

-¿Ves? No ha pasado nada.-

Fui bajando el brazo que sostenía sus piernas, Sandra se tenso un poco

-Confía en mí.- Le dije

Ella no tocaba el fondo ya que era algo bajita.

-Ni siquiera tocas el fondo sí que eres bajita.- Le dije yo

-O tu muy alto.- Contraataco.

-Cierto, cierto.-

Yo me gire hacia ella y le di un pequeño beso en la mejilla.

Por fin la había ayudado en algo.

Me sentía feliz

No digas nada, Solo quédate conmigo (en espera)Where stories live. Discover now