El día del accidente
Estaba tranquilamente en mi casa, estaba contemplando todos los trofeos que había conseguido, que no eran pocos. Me sentía orgullosa de mi misma y sobre todo de mis piernas me tumbe en mi cama y le di un pequeño besito a cada una.
-Sandra, Dori ha vuelto a escaparse.- Había gritado mi madre desde abajo.- Ve a buscarlo por favor.
Salí de mi casa buscando al dichoso gato de mi madre, siempre iba al mismo sitio así que no me fue difícil encontrarlo. Dori iba a una casa de una anciana con muchos gatos bastante apartada del pueblo. Pero ese día no estuvo ahí, estuvo varias casas más abajo delante de una abandonada desde hace tiempo.
-Gato travieso.- Le dije mientras la cogía.- Siempre me haces ir a buscarte por aquí.
En ese momento algo me hizo volverme a la casa abandonada, la puerta estaba abierta, y por alguna razón decidí entrar allí. Mientras me fui acercando oí voces de chicos riendo, pero no me pare a comprobarlo.
La casa era bastante grande tenía un vestíbulo bastante espacioso con el suelo de madera y una puerta a cada lado, una llevaba a la cocina y otra al salón. Los muebles estaban llenos de polvo y se veían viejos y deteriorados. Subí las escaleras del centro del vestíbulo. En frente había una habitación, por lo que pude ver perteneció a un niño, tenía varios trenes de juguetes y alguna que otra figura de acción. Salí de allí y me encontré con otro dormitorio, por la cama matrimonial deduje que eran de los padres, mas adelante había otro dormitorio, esta vez de una niña, tenía muchas muñecas esparcidas por distintos armarios y en el centro de la cama un pequeño osito de peluche, me produjo algo de ternura, y en ese momento me pareció oír como alguien me llamaba pero me imagine que serian cosas mías.
Al salir de allí todo lo que pude ver era fuego a mí alrededor, recuerdo que grite al encontrarme rodeada de llamas, me adentre de nuevo en la habitación, y mire por la ventana. Estaba muy alto para saltar. Salí de nuevo a ver cuál era la mejor decisión. Vi un pequeño hueco que llevaba a las escaleras y decidí adentrarme allí. Por alguna extraña razón las escaleras no estaban quemadas pero la parte final de estas sí. Mire hacia atrás no podía volver por donde había venido, y tampoco bajar. Detrás de mí el fuego se extendía más y más. Retrocedí un poco por las escaleras y de repente el escalón en el que estaba se rompió y yo caí.
Conseguí caer con los pies, pero me hice daño en el tobillo y no conseguí ponerme en pie, me arrastre poco a poco. Tosí mucho, los ojos me lloraban y no me podía levantar, pensé que iba a morir. Pero cuando pensaba que no podía irme peor, así fue. De repente sin previo aviso, una de las vigas que sostenía la escalera se abalanzo sobre mí, intente esquivarla pero mis pies no me dejaron, se me callo encima de mis piernas, estaban aprisionada y no pude sacarlas. Grite, grite mucho del dolor. Al final extendí mis brazos y me rendí. Ya no serviría de nada tenía claro que iba a morir. Se me estaban cerrando los ojos cuando oí que una ventana se rompía.
-Ayuda.- dije apenas en un susurro.- Estoy… aquí.-
Me había echado a llorar, se me cerraban más los ojos. Vi a alguien delante mía pero no logre verle la cara. Consiguió quitarme la viga de encima y sentí un gran alivio.
-Ya estas a salvo.- Digo en un susurro y cogiéndome en volandas.
Lo único que logre ver era su sonrisa, era muy dulce después de eso todo se volvió negro y supongo que me desmaye.
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Al despertarme estaba en una sala bastante luminosa, lo veía aun todo borroso, me intente incorporar pero una enfermera me lo impidió. Entraron mi madre y mi padre. Ella estaba llorando.
-Estábamos muy preocupados.- Digo mi padre mientras me abrazaba.
-Siento… tanto haberte… hecho ir a por ese dichoso… gato- Decía mi madre entre sollozos.- Por mí… culpa…
-Tranquilos, estoy bien, ¿Veis?- Dije mientras me reincorporaba.- Hasta seguro que puedo levan…-
Pero al intentar sentarme en el borde de la camilla mis piernas no se movieron, intenta levantar una de ellas pero no respondían
-¿Qué les pasa a mis piernas?- Pregunte horrorizada.- ¿Por qué no se mueven?- Dije casi llorando.
-Lo sentimos pero…- dijo mi padre agachando la cabeza.- Al caerte esa viga, tus piernas…- Me acaricio la mejilla y entonces él también se hecho a llorar.- Tus piernas se paralizaron cariño.-
En ese momento sentí que mi mundo se venía abajo, horas antes de ese momento estaba orgullosas de ellas y ahora… Les pedí a mis padres que salieran, solo pude llorar de rabia, de impotencia.
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No digas nada, Solo quédate conmigo (en espera)
Teen FictionSandra iba a ser una prometedora atleta, había ganado ya cientos de trofeos, medallas etc… Pero un día todo eso se termino. Buscando a su gato en una casa abandonada, se vio rodeada de fuego mientras intentaba huir del incendio sin previo aviso se l...