capitulo 10

3.7K 227 1
                                        

Mi marido empezó a acercarse aun más a nuestra pequeña. Ahora llegaba mas temprano a casa y siempre que podía dedicaba su tiempo a Anna, ella empezaba a volver a su comportamiento normal, excepto por las verduras pues ni su padre la había hecho volver a probar alguna, a pesar de que mi esposo se esforzaba por mostrarse alegre y feliz ante nuestra hija después de que esta se dormía tomaba hasta quedarse dormido.

En ocasiones, en medio de su embriaguez hacia unas cuantas llamas sin éxito a luisa y luego lloraba pidiendo perdón.

Yo me quedaba en su despacho a observarlo todo el tiempo que estuviera allí y cuando volvía a nuestro cuarto (porque volvió a ocuparlo)  me recostaba a su lado.

***

Ya que mi marido se dedicaba casi por completo a Anna mi madre decidió tomarse unas vacaciones visitando la casa en donde vivimos durante mí infancia, aunque era una mujer fuerte no le era muy fácil ocultar el dolor que sentía por la perdida de su única hija. Así que un fin de semana muy temprano y antes de que Anna despertara tomo sus cosas y se marcho, no sin antes comunicarse con Luisa para pedirle de favor que ayudará a mí marido en todo lo posible con respecto a mí hija, si mi madre ubiera sabido  mis motivos de suicidio seguro odiaría a esa mujer tanto como yo.

El padre de mí hija decidió pasar todo el día con Anna en casa haciendo cualquier cosa que a la pequeña se le pasar por la mente, cuando la niña se distraía tomaba el teléfono para marcar a su amante pero esta seguía sin contestar.

Que paso lo última noche para que Luisa tomara esa actitud?

No lo sabia y la verdad tampoco me interesaba, si no estaba cerca de mí hija no tenia sentido siquiera pensar en esa mal nacida.

-contesta Luisa por favor, necesitamos hablar- fue la nota d voz que dejo mi esposo a su amante al marcar sin éxito.

La voz de mí esposo se tornaba desesperante cuando enviaba los mensajes a Luisa, era como si su existencia dependiera de escuchar la voz de su amante, la misma voz con la que yo le contaba a mí amiga lo desesperada que estaba por no conseguir la atención de mí esposo.

La Pena De ElenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora