capitulo 3

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Desde el momento en que descubrí el sabor del engaño, de la traición, deje de ser la misma, en ese momento fue cuando en realidad morí.

Ya solo respiraba, dolor, amargura.
Y ver a Anna no me ayudaba en lo absoluto, tenia sus ojos, su cabello y hasta su sonrisa, el verla era verlo a él.

Me pasaba los días encerrada mientras el muy descarado solo se limitaba a preguntarme si estaba enferma. Yo le respondía a regañadientes con un -no-
Que para él era mas que suficiente.

Lo que no comprendía era porque mi amiga se había enredado con mi esposo justa ahora.

Fue justo por mí supuesta mejor amiga que conocí a mí marido. Luisa me lo presento en una de las fiestas de fin de año que daba su familia en una gran casa cerca de la playa. Ella era mí confidente y siempre me aconsejaba para que lo perdonará cuando teníamos cualquier pelea estúpida.

Que le vio?

Luisa siempre fue la típica chica por la que todos soñaban con tener a su lado, una rubia despampanante con un físico espectacular, en cambio yo era la sombra de mi amiga. Si algún chico se acercaba a mí era con la única intención de que le hablara bien de él a Luisa.

Tantos pretendientes, tantos hombres acaudalados que hubieran dado hasta la respiración por ella y tubo que fijarse en el marido de su mejor amiga.

Los odio a ambos y nunca iba a aceptar el hecho de tener que verlo tomados de la mano pasando a recoger a Anna para pasar el fin de semana. No soportaría escuchar a mí pequeña hablar de lo fantástico que era su padre después de romperme el corazón de tal forma.

Después de destrozarme en la forma en la que lo iso.

Los dos traidores no merecían mis lágrimas, mi dolor. Pero no podía evitarlo... no mientras estuviera viva.

La Pena De ElenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora