Capítulo 24

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−¿Cómo te encuentras?− pregunto con la esperanza de recibir una respuesta sincera.

Ivy se encoje de hombros para manifestar su confusión. Dos lágrimas escapan de sus ojos y se apresuran a recorrer su semblante. Actúa precoz y se las enjuga mostrando sus uñas postizas azul eléctrico.

−Se supone que debería estar acostumbrada a estas cosas, mi padre es investigador y analiza crímenes relacionados con la muerte, pero esto... Hacía unos momentos Rick me estaba hablando de lo interesante que le habías parecido y luego puf... y se va todo a la mierda.

Le acaricio el hombro con la mano para reconfortarla.

−Y luego estás tú, tan entera, tan neutral. Joder eres Suiza durante la guerra mundial.

Ambas soltamos una risita. Lo bueno de Ivy es que te hace reír incluso en las peores situaciones, incluso cuando ella está mucho más baja de ánimos. Su mirada desciende al pañuelo de papel entre sus manos. De nuevo las lágrimas abordan sus ojos.

−No sé cómo voy a superar esto. Cierro los ojos y veo el cadáver de Rick. No estoy preparada para esto.

La estrecho contra mi pecho mediante un abrazo fraternal. Froto su espalda con ternura y beso su coronilla de la misma forma.

−Yo puedo ayudarte con eso. En unos minutos todo habrá acabado.

Dirijo una mirada al demonio oculto en las sombras de la habitación. Aguarda mi bendición en silencio pero sin perder detalle de la conversación. Le cedo mi puesto en la cama, toma la mano de Ivy y coloca un mechón anaranjado tras su oreja.

<<¿Estás segura?>>, me pregunta a través de la mente.

Es la primera vez que Damien se comunica directamente conmigo a través de este medio. Lo ha hecho otras veces pero sin ánimo de que le descubriera. Sin embargo yo nunca he probado a enviar un mensaje a su mente.

<<No quiero que pase el resto de su vida lamentándose por no haber podido salvar a Rick>>.

Damien emite un gruñido y mueve la cabeza para hacer crujir los huesos de su cuello.

<<Recuerda que no eres Dios, no puedes salvar a todo el mundo de la muerte>>.

<<No pretendo salvar a todos de la muerte, pero sí a algunos de sí mismos>>.

Ivy coincide una mirada con el demonio. Sus ojos se paralizan ante el efecto que este produce y sus pupilas aumentan de tamaño.

−¿Qué ha pasado esta noche, Ivy?− inquiere Damien.

−He ido a una fiesta en una fraternidad, bebí demasiado y espanté a mi novio. De regreso a casa nos topamos con un cadáver. Rick ha muerto.

La frialdad con la que habla me pone los pelos de punta. Las lágrimas se deslizan pese a no acompañar la cara de póquer de Ivy.

−No− espeta Damien−. Olvidarás todo eso y solo recordaras que fuiste a una fiesta, te lo pasaste muy bien y regresaste a casa sana y salva.

−Fui a una fiesta, me lo pasé genial y volví a casa a buena hora− repite como si estuviera poseída.

Damien rompe el vínculo con su mente al apartar la mirada e Ivy parpadea cohibida. Contempla la habitación en silencio y preguntándose qué hace ahí.

<<¿Ya está?>>, pregunto a través de mi mente.

Asiente y se pone de pie a mi lado.

−Allison, Damien, ¿qué estoy haciendo aquí? Creía que fui a casa de mis padres a dormir.

Me apresuro a ingeniar una mentira piadosa:

Descenso: Ciudad de los muertosWhere stories live. Discover now