Capitulo 4: Cath

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Saco mis llaves de mi bolsillo y las introduzco en la cerradura de la puerta para luego empujarla con mi hombro ya que tengo mi otra mano ocupada con un par de bolsas con comida. Saco todo de las bolsas de supermercado y lo acomodo en los gabinetes de la cocina y en la nevera según corresponden, termino y me aseguro de que mi padre no esté cerca para tumbarme en una de las sillas de la barra, totalmente agotada luego de una larga jornada de trabajo como mesera, he estado de aquí para allá, sirviendo, recogiendo los platos, limpiando mesas y tomando órdenes. Domingo 8:27; marca mi celular recordándome que es algo temprano aun y que tengo todo el día libre para hacer lo que quiera, pienso en pasar por el gimnasio para despejarme y alejar un rato mis preocupaciones haciendo algo de ejercicio mientras me sirvo un plato bien cargado de cereal con leche y chocolate, descarto la idea del gimnasio debido a que mi cuerpo me pide a gritos una siesta de al menos diez minutos como mínimo, los turnos de fin de semana a media noche son agotadores, pero la paga es mayor, lo cual me ayuda a asegurar comida en la cocina todas las semanas y un poco de ayuda económica para los gastos de la universidad y préstamos de la misma. Termino mi plato, lo lavo y me quito mis botas para comenzar a subir las escaleras, entro a mi habitación y me quito mi chaqueta y mi blusa para colocarme encima la primera camiseta de algodón que encuentro y me recuesto en mi cama tratando de descansar un poco y apenas las puntas de mi cabello ligeramente enmarañado tocan las almohada me dejo caer dormida.

Un estruendo en el piso me hace despertar sobresaltada y la angustia me invade, me levanto de un salto de la cama y bajo las escaleras, paso por la sala, la cocina y el comedor y no hay rastro alguno de mi padre, continúo caminando por el pasillo principal y me asomo cuidadosamente en la ranura de la puerta entreabierta del despacho de mi padre donde se encuentra en su silla inconsciente con un botella de vino en el piso rozando la punta de sus dedos, por supuesto, ha estado tomando –como si fuera algo raro—y ha perdido la consciencia en el momento en que la botella se deslizó de su mano. Suspiro pensando en ¿Cómo carajos consigue tanto alcohol sin trabajar o mover un solo puto dedo medio centímetro?

Respiro profundo llenando de aire mis pulmones, me siento demasiado cansada como para lidiar con esto abro uno de los cajones de su escritorio y busco con un deje de desesperación una estúpida cajetilla de cigarrillos, sintiendo que en cualquier momento gritaré, la encuentro y al cerrar la gaveta se cae un sobre amarillo con las palabras Informe Policial estampadas en la solapa del mismo, cierro los ojos y sin molestarme en recogerlo salgo de aquella habitación para dirigirme a la mía y abrir la ventana sentándome en el banco al lado de esta. Mi padre solía ser abogado, no me sorprende que aun tenga documentos de sus últimos casos antes de convertirse en un alcohólico sin remedio. Con un encendedor de bolsillo prendo uno de los cigarrillos y lo llevo a mi boca para inhalar el humo.

De repente imágenes de esos ojos cafés y esa sonrisa brillante aparecen en mi cabeza haciéndome sonreír. Daniel, por amor a Dios, este chico me volverá loca, involuntariamente llevo mi dedo índice hacia mis labios y recuerdo el dulce toque de los suyos, sacudo mi cabeza en un vano intento de apartar a Daniel de mi cabeza debido a que no quiero pensar en él. Es un chico dulce, sonriente y agradable; tiene miles de amigos, una vida llena de comodidades, libertad absoluta, carisma y no puedo sacar su imagen de mi cabeza. Tengo una vida dura, una carrera que terminar, una facultad que pagar, textos enteros por estudiar y un trabajo que atender; no puedo atraerlo a mi nube negra particular cuando él vive bajo la luz del sol. Maldita sea, en mi cabeza se arremolinan pensamientos, preguntas y demasiada información para procesar.

No le convengo a Daniel Evans. Es estúpido pensar que se fijaría en mí. Yo no lo haría. No lo merezco.

En mi estómago se acumulan todos los sentimientos que él me hace poseer y dándole un par de caladas más a mi cigarrillo trato de despejar mi mente haciendo formas con el humo, lo termino y sin cerrar la ventana miro el reloj en mi mesa de noche el cual marca las 10:01 de la mañana, calculo que he dormido no más de unos cuarenta minutos y me pongo de pie para dirigirme al baño de mi habitación, desvestirme y darme una corta ducha de agua tibia, me enfundo rápidamente en una licra negra deportiva junto con una camisa verde sin mangas, zapatillas deportivas rojas y salgo de mi habitación cerrando la puerta cuidadosamente tras de mi para bajar las escaleras y salir de la casa.

No tengo ánimos de ir al gimnasio por lo cual decido colocarme mis audífonos conectados a mi celular haciendo que resuene en mis oídos We don't talk anymore de Charlie Puth y Selena Gómez y empiezo a trotar por las calles de Madrid sumida en mi propio mundo particular, acelero el paso para empezar a correr al sentir el aire ligero impactar con mi cuerpo y me detengo media hora después en un parque a varios kilómetros de mi hogar –si es que así puede llamársele—me siento al borde de una de las fuentes que lo adornan recuperando lentamente el aliento y me deshago de la coleta desordenada de mi melena castaña tejiéndola rápidamente para formar una trenza francesa con algunos mechones rebeldes fuera de esta, haciendo que mi cabello se vea reducido un par de centímetros llegando algo mas arriba de la altura de mi ombligo.

Escucho una voz grave de hombre pero extrañamente familiar que grita por lo bajo Cath y maldice.

No presto atención y continúo con mi apreciación del parque y veo a los niños que corren, juegan y se columpian riendo y algunos disfrutando de una dulce merienda de media mañana, respiro aire puro y me permito perderme en la belleza de las cosas sencillas y bonitas.

Una linda niña se acerca hacia mí riendo y se cuelga de mi cuello.

─Escóndeme de mi hermano, quiere regresar a casa ─la niña me aprieta fuerte mientras ríe entre dientes─ Mi hermano dice que ya estuve jugando mucho tiempo y que tiene que llevarme a casa con mamá. ─ explica y yo rio

─Linda, tienes que ir con tu hermano, no puedo esconderte, debes regresar a casa, seguro que está preocupado por ti, princesa─ respondo y ella asiente pensativa como si estuviese ideando un plan. Lleva puesto un pantalón azul con un poco de tierra en la parte de las rodillas, la ayudo a sacudirse y ella sonríe agradecida, lleva también una bonita camisa rosa con un par de flores lilas estampadas en ella y zapatos que brillan al pisar con luces de diferentes colores.

─No quiero que mi hermano se preocupe pero tampoco quiero regresar a casa, quiero jugar un poco más con mis amigos. —tiene un tono dulce y calculo que tiene alrededor de unos cinco años.

─¿Cómo te llamas?─deseo saber.

─Soy... ─no puede terminar ya que su frase se ve interrumpida por la misma voz que escuché anteriormente.

─ ¡Catherine! ─grita y yo sonrío al escuchar la continuación de la frase de la niña

─Si, ese es mi nombre; pero puedes decirme Cath. ─dice risueña y en eso llega él.

¡Qué suerte la mía! estas cosas solo me pasan a mí.

Se detiene y me mira con esos ojos cafés brillando y cerciorándose de que Cath está bien sostiene mi mirada por varios segundos

En frente de mi esta nada más y nada menos que... él.

N/A: ¡Hola a todos! Espero que hayan disfrutado este capitulo y que estén emocionados por la continuación de esta novela. De ahora en adelante pienso empezar a actualizar dos veces a la semana, probablemente lunes y viernes. Así que mañana tendrán un nuevo capitulo por aquí

Dejen sus estrellitas y comentarios y cuéntenme que les pareció el capitulo y que piensan que sucederá en el siguiente

Un saludo. Darklady_21

JulietteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora