Juliette

Capítulo 10: Hombre desconocido

-Daniel Arthur Evans Jonnes ¿podrías decirme que sucedió? Dejo que Cath vaya contigo al parque y regresa con la sra. Maxwell- mi mamá no suena enfadada a pesar de haber empleado mi nombre completo, suena más bien preocupada

-Fue algo de improviso mamá, fuimos al parque que con una amiga mía de la facultad y surgió algo. Créeme que no habría hecho eso si no hubiese sido algo importante-me defiendo

-¿Estás bien? ¿Qué fue lo que pasó?-

-Estoy bien. Te amo, ma, pero es algo personal ¿entiendes?- pregunto conociendo de antemano que navego en aguas peligrosas

-¿Algo personal de tu amiga? ¿Por eso no me puedes decir?-

-Exactamente-

-Entiendo, hijo. Está bien, cuídate mucho-dice comprensiva y me despido igualmente antes de cortar

-¿Cómo hiciste con Cath?- pregunta Juliette una vez guardo mi celular, me volteo, no sabía que había despertado

-Le pedí a una vecina que por favor la llevara a casa, es amiga de mamá- respondo y asiente -¿Descansaste algo?-pregunto ahora yo

-Pues la verdad es que sí. En casa pocas veces hay tanta tranquilidad-dice incorporándose

-¿Estas mejor?-inquiero apagando la televisión

-Tenlo por seguro-sonríe y se pone de pie -¿Dónde está el baño?-

-Eh, hay uno en el pasillo, la segunda puerta-señalo y ella se pierde en el pasillo

Yo voy a la cocina recordando que mi desayuno fue solo una manzana y abro la nevera, es posible que sea hora de visitar el supermercado. Saco del gabinete de la comida un par de barras de cereal de chocolate y sirvo dos vasos de jugo de naranja, eso debería brindar algo de energía. Unos minutos más tarde entra Julie y le tiendo una de las barras nutritivas y un vaso de jugo, ella agradece y comemos en silencio

-Julie, necesito salir a comprar unas cosas a la tienda ¿Me acompañas?-cuestiono

-Claro-asegura y nos ponemos de pie casi al mismo tiempo para luego salir del departamento y dirigirnos comprar comida

[...]

-Me siento como un estúpido permitiendo que regreses ahí dentro-le confieso a Julie quien se gira encontrando mi mirada y en sus ojos puedo percibir algo miedo

-Voy a estar bien-dice pero esas palabras no me convencen –Lo prometo-asegura y tomo su mano

-¿Me llamarás si surge cualquier cosa?-deseo saber y ella siente

-Nos vemos, Dan-se despide antes de bajar del auto y tomo su brazo antes de que lo haga

-¿Puedo pasarte a buscar mañana para ir a la universidad?-pregunto

-Por supuesto-responde y le doy un casto beso en los labios como despedida, ella se baja del auto y yo espero a que entre a casa. Y para nada seguro de permitir que ella vaya dentro de ese lugar pongo en marcha el auto para regresar al departamento. Una vez llego la llamo para asegurarme de que está bien y decido darme una ducha y cenar antes de acostarme a dormir

***

Es posible que nunca antes haya tenido un día igual de fuerte como el de hoy, Dan descubriendo los moretones en mi muñeca, nuestras confesiones, el beso... y la forma en la que descubrió la segunda herida. Entro a paso apresurado a casa y entro al baño para darme una buena ducha e intentar limpiar de mi cuerpo los moretones como si se borrasen con agua y jabón, desearía que ojalá así fuera. Salgo del baño envuelta en una toalla y me visto de forma rápida, mi estómago me recuerda una y otra vez que necesita alimento y no quiero desmayarme o que suceda algo similar asique que decido salir de la seguridad de mi habitación, bajo las escaleras atenta y llego a la cocina, me desplazo con la mayor rapidez que mi cuerpo algo adolorido me permite y saco de la parte superior del refrigerador algunos vegetales que pico uno tras otro para preparar una ensalada, agrego aceite de oliva y tomo una botella de agua, saco un paquete de galletas de chocolate de la repisa más alta y colocándolas bajo mi brazo tomo mi comida para dirigirme nuevamente a la seguridad de mi habitación, pero me detengo en seco al escuchar... gritos. Si, los gritos de dos personas, no solo de una y claro está, distingo la voz ronca de mi padre entre ellos, sin embargo no logro distinguir la segunda voz