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— Tengo curiosidad. — Urnor frunce el ceño y recuesta su espalda en el respaldo de su silla, su mirada es indescifrable.

— ¿Sobre qué?

— cien años han pasado desde que Azriel dejó de aparecer, tanto que creí que había renunciado a la inmortalidad pero justamente él aparece y lo hacen los Braary, se supone que ya no existen!.

— Qué no los mires no significa que no existan.

— ¿No es extraño que ustedes me busquen el mismo día que lo hicieron los Braary?

— ¿Que insinúas Isael? — los doce hombres me observan con los ceños fruncidos, ya que asociarlos con los Braary era decirles que habían caído en la magia negra, ya que los Braary eran los brujos más oscuros y malvados que podían existir. Robaban los poderes y los dones tanto de humanos como de magos.

— puede que más de algún Braary este de incógnito — el golpe seco que dejó caer Urnor hizo que Regina diera un salto.

— todos los aquí presentes somos magos, hacemos el bien. No tenemos trato con los Braary, en cambio tú Isael, un anciano está teniendo tratos con la guardiana. La destrucción de nuestra raza o de lo que queda de ella.

— no es ninguna guardiana.

— ¿No? Si el reloj está en su poder y la encuentra un Braary, seria la destrucción de los Magos, el poder que reside en el reloj será de los Braary. Tú padre y luego tu Isael han tomado las peores decisiones a través del tiempo.

— ¡Mi padre los protegió!

Urnor frunce el ceño.

— proteger hubiera sido que el maldito reloj fuera destruido tal cual se lo pedí, pero no, tenía que tener la prueba de que él era poderoso.

— Sabes bien que mi padre lo fue — me cruzó de brazos, Urnor curva sus labios.

— Tanto que hoy no existe — lo miró con furia contenida.

— los Braary le robaron su inmortalidad y su poder, alguien lo sabía por eso lo denunciaron ante los humanos y fue quemado como un vil brujo.

— ¿Ahora acusas a tu pueblo de asesinar a tú padre? No estás midiendo tus palabras Isael, puedes quedar desterrado para siempre y nunca más poder emplear la magia por tu insolencia.

— Sólo está cansado Urnor — Regina interrumpió _ llevamos días sin dormir.

— ¿Por qué no duermen? — Urnor se pone de pie — ¿No confían en la mujer?

— Soy yo la del problema, extrañó al hombre con el que me iba a casar y fue asesinado — interrumpí, Regina no debía decir que pensaba renunciar a su inmortalidad.

— sólo conversamos mientras la paz de la muerte de su prometido llegué a ella.

— sino llegó en treinta años que te hace suponer que llegará ahora Isael, hazla olvidar.

— ¡No! — Regina da un paso hacia atrás — no me arrebates lo único que me queda de él, su recuerdo.

Urnor camina hacia Regina, me pongo alerta por que ella no desea que la hagan olvidar. Odiaba que existiera un consejo, hace 600 años no había problema porque ellos hacían que los magos se mantuvieran en equilibrio y armonía para evitar que nos mostráramos como lo que éramos pero ahora las cosas habían cambiado, la gente filmaba con sus móviles mis actos de magia en la calle y lo subían a YouTube, habían millones de visitas y buenos comentarios.

— Regina... — lo interrumpí cuándo levantó su mano para tocar su cabeza, él la bajó.

— Era obligación del consejo, investigar quién lo asesinó y dónde quedó su cuerpo — Urnor miró a los hombres que permanecían en silencio sin una expresión en el rostro.

— es un humano, investigamos quién le hace daño a los nuestros.

— pero alguien de los nuestros le hizo dañó.

— pudo ser un Braary, como bien señalaste, no sabíamos de ellos por muchos años pero ahí han estado en silencio, quizás aprendiendo de ti en los canales.

Me encojo de hombros.

— ahora hay muchos canales donde ofrecen sus servicios, algunos son charlatanes haciéndose pasar por brujos y eso les ha permitido mezclarse.

— ¿Ahora es mi culpa Urnor? — él se gira y vuelve a su trono... si por que su actitud era como la de un rey.

— caminas en la calle haciendo tus actos por unas cuantas monedas, aunque no me explicó porque lo haces, has acumulado riquezas en 1000 años.

— no lo hago por dinero, me gusta ver los rostros de satisfacción en las personas, hace años hubieran sido rostros de horror al ver los actos.

Él niega pero no dice nada, los doce se observan y sé que con sus mentes están comunicándose y deliberando.

Urnor me observa.

— tienes la obligación de entregarnos a la chica si resulta ser la guardiana, está totalmente prohibido que trates de huir con ella. Si lo haces al encontrarlos no habrá juicio dónde estén ahí mismo. Serán ejecutados... no olvides que la inmortalidad nuestra puede ser arrebatada al sacar el corazón completo de tu cuerpo y quemarlo con fuego azul o con tu simple declaración de que ya no la deseas.

— No tengo por qué huir — apretó los puños.

— somos doce Isael, juntos somos muy poderosos y podemos destruirte.

— ¿Has terminado? — deseaba darles una patada en sus estirados traseros.

— por el momento. Regina si tú eres cómplice de esta aberración de una guardiana con un mago, corres el mismo destino.

— como dijo Isael, Merlina no es ninguna guardiana.

— ¿Merlina? — Urnor me mira — lleva el nombre de nuestro antepasado... un mago.

— Así es, debemos la marcharnos — él asiente y nos deja marchar.

Nos giramos y salimos del gran salón.

— Vamos a casa Regina— ella asintió y entrelazo su mano con la.mia, pensé en nuestro hogar y cerré los ojos al sentir ese cosquilleo al empezar a desvanecerme. Quizás había esperanza y ella no era guardiana, sería raro que llevara el nombre de Merlín, un mago y su propósito seria destruir a los magos.

El Amor de IsaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora