~23~

3.6K 553 3
                                    

Lo abrace fuerte, mi nariz pegada a su cuello, quería despertar con su olor en mi piel. Sentí sus brazos rodearme, apretarme, sus labios en mi cien, luego en mi cabello. Sus manos subiendo y bajando por mi espalda y el fuerte latido de su corazón... mi Isael.

— Duerme, velare tus sueños — apretó fuerte su hombro, temía a lo que iba a pasar.

— Vete Isael — su mano se detiene en mi espalda — no sé qué pasará... le temo a esa hora.

— no puedo dejarte Merlina.

— Por favor — levanto el rostro y beso su barbilla — si me amas vete.

— Precisamente porque te amo no quiero dejarte sola — suspiró.

— Isael, el mago que conquisto mi corazón sin usar magia.

Él no respondió, sólo me estrechó un poco más. Su mano subía y bajaba en mi espalda, sentía paz en medio de mi miedo. Esperaba no perderlo.

Abrí los ojos al sentir que me caía, odiaba ese tipo de sueños, traté de enfocar bien hasta que pude vislumbrar la hora en el reloj de mesa de Isael. Faltaban diez minutos para las doce... el inició de un nuevo día.

La respiración de Isael es acompasada, duerme tranquilamente, poco a poco voy saliendo de sus brazos, al ponerme de pie decido salir de puntillas de su habitación, necesitaba estar segura que no haría daño... no a él.

Corro a mi habitación y pongo bajó llave la puerta, mi corazón late a mil, siento un zumbido en mis oídos.

—...Merlina — miró alrededor, es como si el viento dijera mi nombre, el miedo crece dentro de mí, mientras las manecillas del reloj no dejan de trabajar... deseaba que el tiempo se detuviera pero era imposible.

Me dejó caer de rodillas por que el miedo está tomando el control, respiró y exhalo.

Siento que el suelo debajo de mi cuerpo tiembla, luego un calor empieza a sentirse en mis pies para ir subiendo lentamente, apretó los puños porque sé que algo está cambiando dentro de mí, siento que mi cuerpo por dentro está calentándose, mi corazón late como un caballo desbocado.

Levantó la mirada y miro el reloj de la mesa son las doce de la noche, el día de mi cumple... podía jurar que escuchaba y sentía mi sangre recorrer con ímpetu mis venas. La presión en mi cabeza duele, en mis ojos.

— ... Merlina — escuchó muchas voces dentro de mi cabeza mientras la sujetó con fuerza, apretó mis dientes mientras el calor me envuelve, siento que estoy ardiendo... no lo resisto...es como si estuvieran ingresando tanta información en mi cerebro, duele... duele mucho, las voces, no más, susurró.

— Bienvenida — abro los ojos y estoy nuevamente en ese lugar, él está sentado, su rostro se ve tranquilo — ¿Eres hija de tu madre o hija de tu padre? — frunzo el ceño ante su estúpida pregunta, me incorporó y me siento más fuerte.

— Me parece que es una pregunta estúpida — él enarca una ceja ante mi respuesta, desde que lo conocía... yo había sido dócil.

— no lo es pequeña Merlina — recorro con la mirada el lugar donde he venido desde niña — veo en tu rostro que odias mi morada — sonríe y su mirada se dirigí hacia arriba para ver... nada, todo era oscuridad — yo también la odio.

— Última vez que me haces venir aquí — me cruzó de brazos y su mirada ahora está puesta en mí.

— Estás preciosa, el cambio te sentó muy bien.

— ¿Cambios? — extiendo mis manos, son iguales que ayer... no, la piel se ve tan suave, parece de porcelana.

— Eres un anzuelo andante — doy un paso hacia atrás — cuerpo prefecto, fuerte... cualquier hombre caerá rendido a tus pies, pero los brujos o lo que sea, usará su magia para tratar de conquistarte más no sabes que cayeron en la telaraña que será su muerte.

El Amor de IsaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora