~24~

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Lo sentí en la piel... me giré y ahí estaba ella. Su mirada era diferente, no había cariño, amor... pero tampoco había olvido, ella sabía quién era yo.

— Merlina — susurre, ella sólo avanzó dos pasos, su sonrisa era sólo una mueca, ella... era Merlina pero distinta.

Tocó aquella cinta que de vez en cuando ataba a su cuello, el dije era como algo pintado pero nunca lo había logrado ver bien.

— ¿Estás bien? — sus dedos estaban afanados en quitar la cinta, cuándo lo hizo, se tomó su tiempo viendo el dije.

— no entendía este extraño dije, plano como una moneda pero su dibujo un reloj, algo viejo y gastado para mi gusto. No era de mi agrado pero la mujer que me crió me dijo que era una reliquia familiar y jamás debía perderla.

— Merlina.

Aprieta fuerte el dije y la veo susurrar algo.

— Volviste— Henry está en el umbral de la puerta — así que todo el tiempo tú lo tuviste.

Los veo a ambos, no entendía nada.

— Es mío por derecho, Henry — él sonríe burlón y ante mis ojos, él cambia, su cuerpo empezó a estirarse, sus facciones a endurecerse... ya no estaba ante mí el niño... estaba un hombre y no cualquiera... lo veo atónito.

— ¿Tú? — asiente y sólo se limita a sonreír.

Si, ante mi estaba Freddy, el hombre por el que mi hermana deseaba renunciar a la mortalidad creyéndole muerte, se había estado haciendo pasar por Henry.

— ¿Dónde está Henry? — lo observó alarmado.

Merlina no responde, sólo camina hacia él, su caminado era sensual, lo ha dejado hipnotizado pero lo ha levantado por el cuello con una sola mano... si ella era la guardiana... mi destrucción.

— ¿Qué hiciste con mi hermano?

— no era tu hermano, era hijo de la pareja que te crió, él murió en el accidente.

— ¿Qué?— ambos repetimos lo mismo.

— ya escucharon, estuve contigo que no eras de gran ayuda hasta este momento, tú tienes el reloj....dámelo— ella... sonrió pero luego lo pegó más a la pared.

— ¿Qué quieres con el reloj?

— Salvar a mi amo — con su respuesta Merlina lo suelta y se gira, su mirada sigue fija en el dije... mi reloj, estuvo disfrazado como una pintura atado en una simple cinta negra.

— Merlina, el reloj le pertenece a mi familia desde hace mucho tiempo.

Levanta su mirada la cuál es fiera, ya no estaba la chica dulce de hace unas horas, aún no amanecía pero ella ya había cambiado.

— No lo escuches Merlina — murmuró Freddy.

— Rompiste el corazón de Regina, te hiciste pasar por muerto y en un humano... — el sonríe con burla — pero está claro que eres un brujo.

— buscaba el reloj pero me di cuenta que ustedes no sabían nada, así que pasé años de años buscándote.

— ¿Cómo salvaras a tu amo, Henry?

— no lo sé aún pero entrégame el reloj, debo protegerlo para que Isael no lo destruya.

— Ni tú ni Isael, tendrán el reloj — me giró y Aryeth el mago más poderoso por miles de años está en mi sala, el avanza imponente — Isael, no es un placer volver a verte.

Doy un paso hacia atrás, trato de olfatear el aire, Regina debía haberse marchado, ella no debería estar en la casa... todos eran enemigos...

— Amo — Lucio se coloca junto a mí.

El Amor de IsaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora