~20~

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— Isael — susurró cuándo me he separado de él, su beso me ha calado hasta el alma. Mi corazón ha latido apresuradamente. Cierro los ojos porque me doy cuenta que me estoy enamorando de Isael — hazme tuya — susurró.

Él se separa de mí.

— La verdad está a punto de ser revelada Merlina, a pocos días — sujetó el frente de su camisa y siento la angustia instalada en mi corazón.

— no quiero descubrirla Isael, temo a esa verdad, temo hacerte daño a ti, a Regina, a Black. Si esa verdad puede dañarte a ti, no la quiero, no quiero convertirme en una guardiana. No deseo destruirte.

Él me mira con ternura, su mano acaricia mi mejilla, Dios, este hombre era maravilloso, sin conocerme me había acogido en su hogar, estaba exponiendo su vida por mí, cómo no amarlo.

— ¿Sientes algo por mi? — asiento y el sonríe — también tengo sentimientos por ti Merlina. No puedo permitir que destruyas tu destino.

Gruesas lágrimas escapan por mi rostro.

— mi destino puede ser tu muerte Isael, no quiero hacerte daño.

— Entiende, aunque te conviertas en guardiana, tú puedes decidir lo que quieras hacer — su pulgar acaricia mis labios, enviado deliciosas sensaciones en todo mi cuerpo.

Cerré los ojos mientras sus dedos acariciaban mis labios.

— este amor puede ser tu final Isael — él sonrió con tristeza y me estrechó entre sus brazos, el delicioso olor de su colonia inundaba mis fosas nasales, sus caricias en mi cabello enviaban miles de sensaciones en todo mi cuerpo, Isael, cada día había ido conquistando mi corazón y hoy estaba dispuesta a entregarle mi virginidad para no recibir ningún don, ninguna verdad, lo amaba y quería renunciar a todo.

Ahí en sus brazos sentía que el miedo se evaporaba, su calor me hacía sentir segura.

— Isael — no quería perderlo, yo quería tener a Isael en mi vida para siempre, levantó mi mirada y me pierdo en su mirada — no quiero perderte nunca — susurre, él en respuesta, beso mis labios absorbiendo mis lágrimas en sus besos.

Al regresar a la casa, lo hice con un peso en el corazón, él no había dicho no directamente a mi entrega física, pero él no quería interferir en mi don, deseaba que yo, recibiera mi regalo, mi don.

Con tristeza entre a la habitación y me derrumbe en mi gran cama, lloré hasta quedarme seca.

— Ama — Black rodeaba mi cama a cada minuto, su mano pasaba por mi cabello, su voz era una angustia.

— Merlina — Isael estaba ahí, sus brazos me rodearon, mi cuerpo se estremecía por el llanto — mi dulce niña.

— no quiero perderte Isael — sentía que mi corazón estaba desgarrándose de dolor, tenía ese miedo, de perder mi mente, mi conciencia y olvidarlo — ¿Y si te olvidó? ¿Si para recibir ese poder te borran la memoria?

Él desvió la mirada, me incorporó y acarició su rostro, su cabello, sus labios.

— ¿Temes lo mismo? — nuestras miradas se encuentran, muerdo mi labio inferior.

— sí. — cierra los ojos y lloró desconsoladamente.

— Hazme tuya Isael — ruego y él niega mientras riega besos en mi rostro.

— nunca me perdonaría que no recibieras lo que es tuyo por derecho por mi culpa.

Me acurruque en sus brazos mientras él acariciaba mi cabeza, debí quedarme dormida.

— ¡¿Que estupidez dices?! — abro los ojos de un golpe al sentir la presión en mi brazo, sus ojos como carbón me observan con furia.

— ¡Suéltame! — gritó, estaba ahí de nuevo. En ese lugar dónde no sabía que era, la oscuridad nos rodeaba.

— si tu pierdes tu virginidad antes de convertirte en quién eres te mató — amenazó.

No bajó la mirada, mis dientes están apretados.

— ¡Hazlo! Me harías un favor — por un momento el lugar se quedó en silencio, luego en su rostro se ha dibujado una sonrisa cruel.

— No, te necesito viva, pero él morirá — su mano rodea mi cuello de una manera fuerte, siento que el aire me está faltando — mataré a Isael, quitaré su inmortalidad y lo haré sufrir mientras muere lentamente.

Abro más los ojos, estos se llenan de lágrimas, no, él no podía morir.

Me suelta con fuerza y caigo en el suelo, trató de luchar para que el aire llegué a mis pulmones. Mis ojos sólo ven sus pies descalzos.

— ¿Entendiste Merlina?

— Yo misma te mataré con mis propias manos — me pongo de pie sin dejar de toser — sea lo que sea en quién me convierta te mataré maldito — recuerdo lo del anillo en ese instante este se hace visible en mi dedo, este hombre lo mira y sonríe.

— no, no, no, él no entra a mi lugar — chasquea los dedos y todo se pone oscuro, al abrir los ojos, Isael se ha quedado dormido, me levantó suavemente y Black no está, supongo se ha ido a cuidar a Henry.

Caminó por el largo pasillo, titubeo al doblar y decido avanzar con seguridad, la puerta de la sala de Regina está abierta, ella está sentada junto a la ventana. Su largo cabello está suelto.

— ¿Qué deseas? — entró a la habitación, el olor a lavanda inunda toda la estancia.

— Que me ayudes a escapar — ella gira su rostro, se levanta lentamente y camina hacia mí.

— ¿Ahora si te marchas? ¿A qué juegas? — su mirada es severa, está molesta.

— No juego a nada — su mirada recorre mi rostro pero se detiene en mi cuello.

— por Dios ¿Qué te pasó? — Niego y me muevo antes que me toque — ¿Que pasa?

— ¿Ahora te preocupas por mi? Me has lanzado tantas maldiciones que me extraña que no tenga una tercera pierna o que aún siga viva.

— No le he hecho — suelta el aire retenido — no te odio pero si temo que destruyas a mi hermano.

— Veo que ambas lo amamos — ella parpadea asombrada.

— ¿Amas a Isael? — asiento y me dejó caer en un sillón.

— yo... le pedí que evitará que yo me convirtiera en lo que sea que estoy destinada, pero se negó.

Regina me observa, su rostro se ha suavizado.

— ¿Estabas dispuesta a renunciar a tu don por él? — Asiento — si lo amas — ella se puso de pie — no puedes irte Merlina, afuera hay muchos enemigos tuyos, hoy las aves me han dicho que el número es mayor.

— ¿Qué?

— tu cumpleaños está más cerca que nunca y el destino de todos está en tus manos.

— prométeme que si ese día... olvido quién soy y quienes son ustedes, me mataran antes que acabe con él — lloré y Regina me abrazo fuerte — promételo.

— él no permitirá que te toqué Merlina, eres su único y verdadero amor, jamás se había enamorado y ahora que lo está te protegerá.

Lloró más fuerte, no había manera en que yo pudiera evitar que le hiciera daño a Isael.

— Henry viene subiendo las gradas, ve a mi baño que no te vea así — asiento y entró al baño, mi mirada se posa en el espejo, cierro los ojos y mojó mi rostro.

Ciento una presiones en el aire, abro los ojos de golpe 

El Amor de IsaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora