~17~

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— Algo no está bien — Regina está de brazos cruzados, su ceño fruncido — ¿Qué pasa?

— Nada — declaró pero ella niega.

— Ella, está acabando contigo — se gira y sale de mi habitación, me dejó caer en la cama mientras quitó mis botas.

— El amo a cambiado mucho — Lucio me observa, su rostro no demuestra ninguna emoción — sólo espero que este cambió no cueste su vida.

— Te agradecería que te mantuvieras al margen — hace una inclinación y sale de la habitación — otro que sale molestó por ella — susurró, pasó mi mano por mi cabello.

— Quizás es porque desean evitar tu muerte— me pongo de pie de un salto — la edad te está volviendo tonto.

— ¿Qué rayos haces aquí? ¿Cómo entraste? — Azriel levanta su mano y con calma contempla sus uñas que las tiene como garras... señal que está listo para atacar.

— Soy poderoso cómo tú Isael... quizás más que tú — sonríe con burla, su mirada recorre toda la habitación y enarca una ceja — aburrido, aún sigues con tú habitación arcaica, nada de tecnología, creo lo único que tienes es la luz.

— ¿Ahora eres diseñador de interiores?

— ¿Cuándo la entregarás? — niego mientras él camina hacia los libros que tengo en un estante.

— Ella no es la guardiana — apretó mis puños mientras Azriel sigue investigando.

— Lo es, Jarbain la visitó — abro más los ojos de la sorpresa — claro que no lo sabías, ella sólo espera el momento para atacarte.

— ¿Cómo lo sabes? — Sujete del cuello a Azriel — ¿Dime?

— lo he vigilado, sabes que existe aún la orden de los guardianes, claro todos los que fueron... son sólo la sombra de lo que fueron — suelta una risita pero su mirada es dura — Jarbain, los dirige y visitó a Merlina — niego — ¿Sabes lo que significa?

— pudo andar sondeando cómo tú lo hiciste en un inició — mis manos se vuelven calientes, Azriel hace una mueca de dolor pero luego sus uñas afiliadas como cuchillo, buscan a hacerme daño pero mi rabia es tan grande que no le permito alcanzarme — ¡Vete si quieres vivir! — lo suelto y la palma de mi mano ha quedado grabada en su piel.

— mereces morir por imbécil — pasa su mano por su cuello para tocar la quemada, sonríe con burla — yo, volveré — ante mí se transforma en un búho y sale de la habitación por la ventana, corro descalzo buscando la habitación de Merlina, pero está vez en mi carrera me he convertido en una sombra, traspasó su puerta y Black se pone alerta con la espada en su mano, al sentir la intrusión en la habitación, al verme se queda sorprendido.

— Amo — mi mirada se posa en Merlina, ella está dormida hecha un ovillo, miró a Black.

— Sólo tú y yo nos escucharemos en este momento — él asiente y me observa.

— ¿Qué pasa amo?

— Jarbain — Black niega — hizo contacto aparentemente con Merlina.

— no lo he sentido amo. He estado con ella, sólo la dejó cuándo me cercioro que Henry está bien.

— Azriel estuvo aquí, ¿Lo sentiste? — Black niega y baja su cabeza.

— han aprendido más que nosotros, me doy cuenta que ellos se han adaptado a los cambios que ha vivido el mundo, a la tecnología. Yo aún sigo como hace 600 años.

— ¿Y qué haremos?— Black gira su rostro hacia Merlina — si no siento a Jarbain y a Azriel, no estoy haciendo bien mi trabajo.

— Vamos a aprender Black — caminé hacia Merlina y con la confianza que no me escuchaba seguí conversando con Black — nunca pensé que mi alma gemela seria mi destrucción, me miente, me oculta las cosas. He puesto en peligro a mi hermana, a ti por alguien que no confía en mí. Él hombre que enseña a los guardianes cómo destruir a los brujos, los magos estuvo en mi casa.

— amo, hablé con la señorita — niego y apretó los puños.

— no, la tendré vigilada Black. No la debes dejar sola — me giró para salir de la habitación.

— amo, ella no es mala.

Miró sobre mi hombro a Black.

— aún no lo es.

— El amor puede salvarlos — me detengo antes de cruzar la puerta.

— En esta historia sólo yo he sido sincero, sólo yo he protegido — sin más que agregar traspasó la puerta y vuelvo a mi cuerpo normal.

Me dirijo a la habitación de Regina, tocó su puerta y al escuchar el pase, abro la puerta. Ella está sentada junto a la ventana, el olor a lavanda inunda su habitación. Su cabellera larga y negra cómo el ala de un cuervo cae en cascada sobre sus hombros, sus ojos están hinchados y rojos de tanto llorar. Cuándo se mueve puedo ver una serpiente enroscada en la ventana. Levanta su cabeza y me observa un instante para luego mirar a Regina y empezar a deslizarse para salir de la habitación.

— ¿Qué te dijo que te alteró? — saca un pañuelo de seda de su bata y limpia su rostro.

— los Braary siguen apostados frente a la casa, practicado todos los hechizos para desvanecer la niebla y entrar.

Asiento y me siento en el alfeizar de la ventana, contemplando la noche y la niebla que rodeaba la casa, espesa, fuerte como una pared de ladrillo.

— Necesito aprender — Regina frunce el ceño — tú estuviste en el castillo de las brujas, aprendiste cosas nuevas.

— ¿Por qué? Eres poderoso más que las maestras del castillo.

— Estoy desactualizado — mi mirada se centra en las copas de los árboles frente a la casa, el que estaba junto a la ventana, estaba repleto de muchos ojos dependientes de nosotros — ¿Confías en ellos? — muevo la cabeza en dirección hacia el árbol.

— Si — el chillido de los murciélagos inunda el lugar — dicen que no nos traicionarían que no desconfíes de ellos.

— Bien — aclaró mi garganta — tenemos toda la noche para que me enseñes lo que aprendiste, muéstramelo.

Regina asintió, se concentró y recitó las palabras ya conocidas para mostrarme en la pared cómo si de cine en casa se tratará, su primera enseñanza. Estaba decidido a actualizarme, era mi obligación proteger a mi hermana y a los míos.

Toda la noche y parte de las primeras horas de la mañana continúe con mi enseñanza hasta que aprendí lo necesario.

Regina se acostó para descansar y yo decidí caminar al bosque, aún no me sentía preparado para ver a Merlina, no quería reconocerlo delante de nadie pero estaba enamorado de ella, yo, Isael, un hombre que ha caminado por la tierra por mil años y no creía en el amor. Me había enamorado, amaba a Merlina, la mujer que ahora estaba seguro había nacido para acabar con nosotros.

El Amor de IsaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora