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Sus manos se hallaban envueltas en sangre, su carita manchada del este líquido viscoso. Las gotas de sangre bajaban por su barbilla hasta el suelo. TaeHyung se sentía realmente extasiado por aquella escena repleta de carmesí, causando su sangre hervir, haciéndolo querer más. —Lo siento cariño, la verdad es que no me gustas mucho— El oxidante aroma de la sangre cubría sus pulmones, arrancándole suspiros de un desquiciado placer.

Veía el cuerpo de la chica de cabellera color cacao tirada en el piso de su casa. Volteó hacia atrás viendo el cuerpo de sus padres —Creo que llegaron antes de la sorpresa— murmuró con una sonrisa

—Necesito más—. Musitaba al ver los ojos fijos y opacos de la muchacha, sabiendo que esta inerte al igual que el resto de su familia.

Miró su reloj 8:39 pm —Aún tengo tiempo— susurró dejando el cuerpo de la chica y los dos adultos en el piso y saliendo por la ventana.

Al momento de salir vio las sirenas de una patrulla acercarse a la calle, algo intuitivo ya qué la chica no paraba de gritar cuando abrió su estomago desde su ombligo hasta el esófago —Perfecto— bufó lanzándose de la ventana hacía el jardín y comenzando a correr, no lo atraparían.

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Con mucha dificultad, JungKook consiguió terminar sus deberes para el día siguiente en el colegio. Estuvo mirando la ventana de la sala, rogando que nada malo ocurriera por la zona, hasta quedarse profundamente dormido en el sillón más grande.

Que ese asesino ronde cerca de su hogar no es tranquilizador, por supuesto que no. Su madre va y viene sola, incluso a altas horas de la noche, carcomiéndolo de terror al luchar por no pensar en una desgracia. Sin embargo, muchas veces dicen que a lo que más le huyes es lo que más frecuenta tu alrededor.

No fue hasta que algunas sirenas sonaban demasiado cerca de su casa, que JungKook despertó un poco alterado. Sudaba frío, sentía la boca seca, y por alguna extraña razón presentía que algo malo ocurriría. Temeroso se acercaba a la ventana, deslizando sus dedos por la orilla de la cortina floreada para echar un vistazo a la calle.

— ¿Q-qué... estará ocurriendo? —Traga duramente al comenzar a distinguir una sombra moverse sigilosamente entre los árboles y los autos— ¡Cielos! — exclama con terror.

JungKook se apartaba de la ventana, sintiendo su cuerpo rendirse al tembleque del miedo puro al notar que esa extraña figura se acercaba a su casa. Quiso pensar que vio mal, pero al escuchar ruidos demasiado cerca de su casa simplemente lo alarmaron más. Sentía que su corazón perforaría su pecho, incluso podía oírlo latir con fuerza. Ahogó un grito de terror puro al escuchar y ver la manija de la puerta principal negándose a abrir.

—No, por favor no—. Apagó la única luz que tenía encendida y se refugió detrás del sillón más pequeño en cuanto escuchó un vidrio romperse.

JungKook cubría su boca para no delatar que estaba a punto de llorar, sobre todo al notar que alguien se escabullía por la ventana después de abrirla con brusquedad. Escuchaba las pisadas gracias a los vidrios rotos, ya que la sala estaba cubierta de una hermosa alfombra que su madre había comprado en un bazar. Cerró los ojos tanto como podía al oír los pasos más suaves debido al piso, y contuvo la respiración al sentir una presencia demasiado cerca de su posición.

—Pareces un conejito asustado—. Una profunda y hermosa voz provocó que JungKook automáticamente se apartara cuanto podía hasta topar con la pared de la ventana— ¿Qué pasa? —

Puede ver la silueta acercarse hasta él —Por favor... no... no... no me haga daño—. Ladeaba la cabeza al sentir unos largos dedos rozar su frente para apartar su alborotado flequillo.

—Mírame a los ojos—. El hombre demandaba con una tétrica suavidad.

—No... no quiero—. Hipaba y mordía sus labios con fuerza. Por mucho miedo que tuviera no quería llorar.

El atronador silencio era corrompido por las insistentes sirenas policiacas merodeando la zona, haciendo creer a JungKook que tal vez alguien llegaría a salvarlo. Si bien, al escuchar la risa burlona de ese tipo le hizo sentir un fuerte escalofrió en su espina dorsal; especialmente cuando sintió la punta de un objeto frío y filoso rozar su mejilla con parsimonia.

—Son unos idiotas. —

—La policía... la policía vendrá y...—se negaba a abrir los ojos, hasta que escuchó otra risa fresca y libre de culpa.

—Esos imbéciles no han sido capaces de encontrarme en mucho tiempo. Son unos inútiles parásitos del gobierno. Escabullirme de ellos es tan fácil. Puedo pasar frente a ellos, saludarlos y jamás sabrían quién soy. — responde jugueteando con el filoso objeto.

— ¿De qué... habla? —Apretaba más los ojos, intentando no imaginar lo peor.

—Mírame, niño. —

Al mismo tiempo que volvía a sentir el objeto filoso rozar su mejilla, y que las luces bicolores de las sirenas alumbran el perímetro de la calle donde estaba su casa, JungKook agrandó los ojos al distinguir fugazmente el precioso color miel de sus ojos de ese hombre.

— ¿Usted... es... es el hombre que... buscan? —No puede apartar sus ojitos de ese hermoso rostro cubierto de manchas secas de sangre.

—¿Te sientes asustado? — Pregunta pasando la punta del cuchillo por los labios temblorosos del menor, quien lucha por no llorar. Pero es que dejar de ver esos ojos felinos color miel que lo miraban, le era imposible.

El hombre pasa la punta bajando por el cuello del pequeño niño, le gusta verlo temblar, le gusta su piel blanquecina, sin ninguna marca. Muerde su labio al observar con detalle el cuerpo menudito del menor.

—N-no me haga daño...— susurra Jungkook sin apartar sus ojos del rostro del hombre —Por favor...—

El hombre suspira y sonríe de lado.



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¿Debería avanzar más rápido?

Es que depende de ambas, de Blank y yo, tampoco quiero presionarla porque ella tiene sus obras, que si no la conocen... por dios, deberían de leer sus obras, es MUY buena. <3

Mi niñero. -Vkook-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora