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Jungkook baja la mirada cuando ve a los tres chicos de siempre acercarse a él, deja su sándwich de lado, quiere ser fuerte, quiere parar a los chicos que le hacen daño y lo ofenden —Mira, el niño huérfano— dice uno de ellos señalando a Jungkook —¿...

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Jungkook baja la mirada cuando ve a los tres chicos de siempre acercarse a él, deja su sándwich de lado, quiere ser fuerte, quiere parar a los chicos que le hacen daño y lo ofenden —Mira, el niño huérfano— dice uno de ellos señalando a Jungkook —¿Qué es lo que estás comiendo niño huérfano? — pregunta con burla acercándose a él.

—U-un sándwich...— contesta con voz temblorosa y baja Jungkook, teme que los chicos le hagan daño como siempre y aún a pesar de que sabe que le hacen lo mismo, piensa que algún día se cansarán y lo dejarán.

Jihoon hace una mueca —Es una porquería— grita el más grande pateando el sándwich que su madre le había hecho con cariño esa mañana.

—Oye no...— reclama Jungkook en voz bajita, viendo el pedazo de comida embarrarse de tierra y luego ser pisada por el más grande —Jihoon... por favor para— pide con voz dulce, le duele que le quiten su comida que con amor le hizo su madre.

— ¿Qué? ¿Vas a llorar?—Jihoon se acercó con burla, mofándose de la acuosa mirada de JungKook.

—Eres un inútil, ni defenderte puedes. Que nena eres—Dice Minho, otro de los esbirros de Jihoon, pisando con gusto el almuerzo de por si incomible.

Jungkook quería llorar, pero no quería darles el gusto a esos tres. Aprieta sus manos en fuertes puños, convenciéndose de que no es inútil ni débil. Hasta que la fría y perturbadora mirada de su niñero se clavó en su mente. Abrió los ojos evidentemente llorosos, odiando sentirse de ese modo incluso por ese sujeto que ni se encontraba.

—¿No dirás nada?— pregunta con burla viendo como las gotas comienzan a mojar el pavimento, Jihoon ladea su rostro —No puede ser, ¿Enserio eres tan nena? Que estupidez—

JungKook alzó la mirada tras escuchar esas palabras. Apretó más los puños, pero el miedo era más fuerte de lo que quisiera. Su madre lo crio con esfuerzo y amor, por lo que le era ajeno el sentimiento de repulsión. Hasta que ese séquito decidió molestarlo. Aun así, se sentía realmente débil frente a ellos, frente a las personas mayores.

—Que aburrido eres niño— dice Jihoon dándole una patada al azabache para luego escupirle, Jungkook no podía más, se sentía humillado, quería morirse, quería desaparecer y que ellos lo dejarán en paz, sólo eso quería.

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Escucha la puerta abrirse y a una joven asomarse apenas —Señora Jeon, el jefe quiere verla—La secretaría personal del susodicho, se retira al ver a la mujer asentir.

Se levanta de su escritorio, dirigiéndose a la oficina del hombre. Toca una vez, ingresando al escuchar un "adelante". —Buen día. Me dijeron que deseaba verme—. Se queda de pie frente al escritorio, tomando asiento en una de las sillas por el gesto de su jefe.

El hombre suspira a la vez que junta sus manos —Seré breve señorita Jeon. Necesito que alguno de los empleados acuda a Japón, necesito que se reúnan en una junta con los empresarios de allá y quizá así poder aliarnos. Tienen que ser personas de confianza, y usted es la ideal para conformar el equipo. —

—Me halaga mucho, jefe. Pero, temo que debo declinar la oportunidad—Estaba preparándose para ser despedida, hasta que escuchó la insistencia del hombre.

—Entiendo, sé que cuida sola a su único hijo. Pero será por máximo una semana. Además, no solo es por confianza, esto también es una oportunidad para un aumento de sueldo si todo resulta bien. — ofrece el hombre de traje esperando una respuesta positiva.

Por un segundo estuvo por declinar de nuevo, hasta que dos cosas la terminaron por convencer: Podría darle una mejor vida a JungKook. Y TaeHyung podría cuidarlo en ese lapso. Se mordió el pulgar un momento antes de mirar a su jefe, un poco agobiada por su decisión. —Iré al viaje— estrechó la mano de su jefe al verlo sonreír mientas de levantaba de su lugar.

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Al final de las clases, JungKook espera a que todos salgan del salón para llorar un rato a solas. Se queda ahí alrededor de unos quince minutos, recordando de pronto que TaeHyung iría por él. Así que, con los ojos rojos y a paso lento, sale del edificio.

Al salir, ve que casi no hay estudiantes, y tampoco la presencia del mayor, por lo que opta por esperar un poco. Se sienta en la orilla de la baqueta, abrazando su mochila contra su pecho, tratando de no seguir llorando por lo ocurrido.

—Quizá se fue al no verme— Susurra al sentir el tiempo pasar y a las personas retirarse del lugar. Se levanta y sacude su pantalón. Comienza su camino a casa, acomodándose la mochila en la espalda. Se aferra de las azas, pensando una y otra vez en las palabras de esos granujas. Va cabizbajo, queriendo llorar de nuevo.

—Vaya sorpresa. Gracias por ahorrarme el viaje. — JungKook levanta la cabeza al reconocer la voz de TaeHyung, quien está de pie a unos pasos de él.

—Hola, hyung—Quería sonar normal, pero la voz se le quebró al final de la oración.

Taehyung ladea su rostro un poco — ¿Por qué lloraste? — Alza una ceja. Y al no oír respuesta, sujeta del mentón a JungKook para que lo vea a los ojos —Responde. — ordena, no le gusta que tarden en responder.

El menor soltó un suspiro por la forma brusca en que su niñero le hizo la cabeza a un lado alejándose de él. —Nada. — responde limpiando con su manga su mejilla y tratando de desaparecer las marcas de lágrimas.

TaeHyung soltó una carcajada al ver los ojos llorosos de JungKook. Le fascinaba verlo de ese modo, claro que sí. Pero le gustaba más que fuera por su causa, tal como al amedrentarlo con el cuchillo. Se relamió los labios al sujetar del brazo al menor para hacerlo caminar. —Deberías dejar de llorar—Su voz conservaba secuelas de su carcajada, desconcertando a JungKook.

—No... No he llorado, hyung— Minúsculo, así es como se sintió con las palabras del mayor. Atinó en encogerse, provocando otra reacción en su niñero.

Taehyung se detiene y mira al menor con su mirada fría y penetrante, su sonrisa se ha ido —Entonces yo te daré una razón para llorar—Dijo con malicia. Una malicia que hizo estremecer al pequeño a su lado.

El pequeño azabache sintió un escalofrío al cruzar miradas con TaeHyung, pues este le sonrió de la misma forma que aquella vez que allanó su casa para esconderse. Ya no tuvo valor de responder, mucho menos porque sabía que era cierto: que estaba llorando y quería hacerlo de nuevo con fuerza. Si bien, se mantuvo con la boca fuertemente apretada para no sollozar. Por su lado, TaeHyung disfrutaba de verlo contener su debilidad. Hecho que lo extasiaba.       



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He podido escribir gracias a Blank que me ayudó demasiado, en verdad les agradezco el cariño y a ella el esfuerzo.

Las quiero mucho y espero estar pronto por aquí.

Mi niñero. -Vkook-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora