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JungKook sentía absurda la idea de tener a alguien cuidándolo cuando volviera del colegio, ya que lo que realmente necesitaba era a alguien que lo apoyara a soportar el martirio que sus compañeros de clase le causaban día a día, alguien como su madre

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JungKook sentía absurda la idea de tener a alguien cuidándolo cuando volviera del colegio, ya que lo que realmente necesitaba era a alguien que lo apoyara a soportar el martirio que sus compañeros de clase le causaban día a día, alguien como su madre. —Mamá, puedo cuidarme solo—. No cree ni en sus propias palabras, pero debe de aparentar hacerlo. Aun siente el miedo efervescente en su sistema cada que regresa a casa o comienza a obscurecerse. Por más que quiere, no ha podido olvidar la malicia en ese par de ojos miel.

Su madre se gira observando al pequeño —JungKook...—Se queda callada al escuchar el timbre sonar—Hablaremos de eso más tarde—. Le dice al mismo tiempo que va a abrir la puerta principal. El menor la sigue silenciosamente, agrandando los ojos al ver a un joven bien parecido saludar a su madre.

—Buenas tardes. ¿Es la casa de los Jeon?— pregunta con tranquilidad.

—Sí—. La mujer observa detalladamente al joven, mismo que le entrega un folder.

—Permítame presentarme. Soy Kim TaeHyung. Vi el anuncio en el periódico y quise probar suerte, si es que aún no contrata a alguien, claro. — explica con aire fresco y siendo amable.

Jungkook ahogó un grito al recordar a ese chico, su cabello, sus manos, su piel, su rostro. Taehyung desvía la mirada de la de su madre para divisar la del menor, lo ve sonreír, esa sonrisa, esa maldita sonrisa que desborda malicia. —Kim Taehyung, ¿he? — pregunta la madre de Jungkook viendo al chico —Claro, me gustaría hacerte unas preguntas, pasa por favor— le indica la chica abriéndose para dejar entrar al chico que sigue mirando al pequeño azabache.

Taehyung pasó hasta la sala de estar, pretendiendo jamás haber estado en ese lugar y mucho menos conocer al adolescente que se mantenía parado a un lado del sillón donde la mujer estaba sentada. Le encantaba ver lo nervioso que ese niño hermoso se ponía cuando lo miraba discretamente, atendiendo a su vez las preguntas que le hacia la mamá de este.

Respondía sin titubear, convenciéndose casi a si mismo que trabajó en un par de casas como el cuidador de algunos niños. Mismos que, sin decirlo en voz alta, realmente había asesinado junto a toda su familia. Cada homicidio, cada tortura que ejecutó, lo mal formó a experiencias dignas de un buen niñero.

La mujer suspira y se echa un poco hacia atrás—Hay algo que no termina de convencerme —. La mamá de JungKook deja el folder sobre la mesa de centro, viendo con curiosidad al joven sentado en el sofá.

—Dígame. — contesta con firmeza Taehyung, sin ningún titubeo.

—Eres muy joven para cuidar niños, ¿acaso no te perjudica en tus estudios? —

Taehyung suspira un poco y se yergue —Es complicado, pero siempre encuentro el tiempo para realizar mis tareas. Y por mi edad, tranquilícese. Sé que soy algo joven, pero soy bastante diligente con mis responsabilidades, no tendrá ningún problema con mis estudios—. Eso último lo dijo sin dejar de ver a JungKook, matándolo de miedo a causa de su peculiar sonrisa.

La madre de JungKook pensó unos momentos cada una de las respuestas del joven, pensando en que, al ser cercano a la edad de su hijo, y que tenía buenas referencias sería buena idea, ambos se llevarían bien, accedió darle una semana de prueba. —De acuerdo. Te daré una semana para que me demuestres que puedes cuidar de mi hijo. —

—Muchas gracias por la confianza señor Jeon— contestó Taehyung levantándose del sillón y estrechando la mano de la señora, en verdad parecía ser una persona amigable.

—Mañana iniciarías, hoy puedo quedarme yo, pero dime, ¿Tienes teléfono? así podré estar en contacto contigo— El castaño pensó unos segundos y asintió, le dio su número de celular y sin dirigirle alguna mirada al pequeño salió de la casa.

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Incluso Jungkook tenía más miedo de volver a su casa que de quedarse en la escuela a que los niños grandes lo golpearan. Le dolía un poco las costillas, pero había sido por los insistentes golpes que le daban los niños.

Estaba en la sala de su casa viendo la puerta principal, sintiendo su corazón golpear con fuerza —Mamá... en verdad...— trató de hablar.

—Ya te dije Jungkookie, no quiero arriesgarte, no sé qué sería de mi si te pasará algo— escuchó el timbre sonar y se dirigió hacia la puerta dejando ver al castaño de ojos color miel que portaba una mochila —Hola, pasa— dijo la mujer con una sonrisa.

—Muchas gracias— contesta Taehyung viendo al menor en el sofá.

—Bueno, me tengo que ir, regresaré quizá tarde— aclara dirigiéndose hacia el pequeño y besando su mejilla —Nos vemos en la noche amor— se despide y Jungkook toma su mano.

—T-te quiero...— susurra pensando en quizá ese sería su último día.

—También te quiero mi cielo— sin más sala de la casa para dirigirse a su trabajo.

TaeHyung miraba de forma penetrante y fría a JungKook. Formó una sonrisa burlona al pensar en lo divertido que todo ese juego le resultaba. Tener que aparentar ser un joven estudiante, ante la madre de ese pequeño niño, era tan alentador. Si bien, lo que le resultaba más excitante era ver el miedo y los nervios que con su sola presencia podía provocarle a su preciosa víctima.

Deja su mochila sobre el sillón pequeño — ¿Qué hay para beber? —Relamió su boca al pasar alado de la pequeña figura para ir a la cocina y hurgar en la nevera y las gavetas.

—El jugo... el jugo de uva estaba en... —

—Pensaba en otra cosa—. Sonríe maliciosamente al encontrar una botella de whisky.

—Hyung, esa botella...—JungKook cerró los ojos al ver al mayor acercarse cual tigre hambriento.

—Eres más lindo de lo que recuerdo—. Torció la sonrisa al verlo negarse a abrir los ojos, por lo que optó por coger un cuchillo y acercar el filo suavemente por el perfil del menor.

Jungkook abre sus ojitos asustado por el frío metal que le recorre la mejilla —Hyung...—dijo asustado, reconociendo la risa perturbadora que le dedicó esa noche.

—Eres tan... inocente—. Le susurró cerca del oído—Eso me repugna—. Remató al presionar el filo sobre los labios rosados de JungKook, feliz de ver un poco de sangre brotar de ese par de aterciopelados labios.

—No—. Musitó al sujetar la muñeca del mayor, abriendo abruptamente los ojos al ver tan cerca al mayor.

Taehyung pasó su dedo pulgar por los labios del menor dejándolo estático en su lugar, mientras Taehyung lamía su labio inferior, quitó la sangre de los labios del menor y de un segundo a otro aventó la carita del azabache haciéndolo hacia atrás —No me digas que tengo que hacer—  susurró llevando su dedo con la sangre del menor a su boca.


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Hijas, esperenme un buen jajajaja el comeback me matooo, en serio, no se olviden de reproducir ya que pinche Youtube nos congelo visitas, aunque ahorita está corriendo.


Mi niñero. -Vkook-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora