VIII. Si mirases más allá de tu nariz

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Él mayor problema de Slaine era su incapacidad de ver más allá de lo que tenía en frente, se cegaba con los pequeños problemas, y perdía de vista aquello que importaba realmente cuando más lo necesitaba, sin embargo, cuando se daba cuenta de su error, era muy tarde para corregirlo, y sus mejillas se calentaban bajo el flujo del agua salada que desbordante de sus ojos le recordaba sus errores.

Su dolor.
Sus fallas.
Su falta de convicción.
Todo.

Slaine continuamente solía respirar profundamente antes de dormir para poder reflexionar sobre él, sobre sus decisiones, dispuesto a aprender sobre sus errores, pareciera ser que nunca funcionó como debía. Slaine continuamente solía temblar y llorar, ¿así de bajo había caído? Aún ahora, sigue reflexionando antes de dormir, para sufrir en carne propia y jamás olvidar lo que hizo, para él, era expiación. Algunas veces, desea cerrar sus párpados y que al ver sus infamias no rompiera a llorar y en verdad aprendiera algo. Por eso, justo ahora está temblando sus piernas quieren caer y derretirse como masilla en el suelo, quiere... irse, huir... no quiere enfrentarlo.

Sabe que Asseylum está del otro lado. Joder, lo sabe. Y también sabe que Inaho es (era) un soldado, y que era lo suficientemente rápido como para evitar sin esfuerzo cualquiera de sus intentos de huída, por eso el nudo de su garganta estaba creciendo, ¿sería incluso capaz de... disculparse? ¿mirarla a la cara tan siquiera? La respuesta era no.

—¿Vas a quedarte mirando a la puerta o vas a entrar?

HeartlessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora