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12:39 p.m.

El apartamento de los canarios estaba en completo silencio. Glenda había salido como ya estaba acostumbrada a hacer. Agoney seguía durmiendo junto a Raoul. La noche anterior se habían ido a dormir muy tarde ya que estuvieron en el karaoke hasta casi las 4 de la madrugada. Ninguno tenía intención de despertarse aún. Ni siquiera Glenda cuando llegó a las 2 de la tarde consiguió despertar a los dos chicos.

- Hola, ¿hay alguien despierto? -gritó de tal manera que se escuchara por toda la casa.

Nadie contestaba.

- Estos chicos no tienen remedio. - dijo susurrando.

15:27 p.m.

Glenda ve aparecer por la puerta de la cocina a su hermano.

- Buenos días querida hermana. -dio un beso en la cabeza a su hermana.

- Buenos días, ya me estás contando por qué te acabas de despertar y Raoul sigue durmiendo.

- Después del concierto de Alfred, propusieron ir por ahí, fuimos al karaoke y ya celebramos el cumpleaños de Aitana. ¿Qué te pensabas que había pasado? -dijo el canario alzando una ceja.

- Menos mal, porque llegáis a venir borrachos de nuevo y os echo de casa.

- Si apenas pasas tiempo aquí, ¿cómo ibas a echarnos? -dijo Agoney sonriendo.- Me voy a dar una ducha que he quedado con Nerea, espero que este se despierte que tiene que estudiar. - dijo señalando hacia su habitación.- Quédate por si necesita ayuda, a mí me obligó a salir.

- Claro, no te preocupes, si necesita algo ya le ayudo yo. Pásalo bien con esa pequeñaja.

- Te quiero. -ambos se abrazon.

- Y yo a ti.

16:04 p.m.

Cuando Agoney se fue de casa, Raoul apareció por la puerta de la cocina.

- Buenas tardes bello durmiente. -dijo la canaria riendo.

- ¿Tan tarde es? -dijo Raoul rascándose el ojo.

- Son las 4 de la tarde, supongo que tendrás hambre.

- Sí, la verdad. Pero no me hagas nada, ya cojo algo y me pongo a estudiar. ¿Ago está fuera?

- Sí, ya me contó que le mandaste que se fuera.

- Si me perdonas, tengo cosas que hacer.

Y como había dicho, se puso a estudiar, no sin antes mirarse al espejo para retocarse el tupé.

A Raoul la tarde se le pasaba muy lenta, al contrario que Agoney, que se lo pasaba en grande con la pequeña rubia.


- En realidad me da pena no poder estar con él encerrado en la habitación las horas que sean.

- Ago, deja de pensar en Raoul, seguro que está bien.

- Pero es que siento que si necesita algo no será capaz de pedírselo a mi hermana por vergüenza, y lo último que quiero es que suspenda por mi culpa.

- Ago, ya vale, va a estar bien. Esta mañana he llamado a Aitana para preguntarle si quería venir y me ha dicho que sí, así que vamos a buscarla ya.

Por mucho que Nerea le dijese que su amigo estaba bien, él seguía pensando que tendría que haberse quedado en casa.

El camino hasta la parada de metro donde tenían que recoger a la catalana de flequillo fue silencioso, quitando a toda la gente que tenían a su alrededor.

Ayúdame a conquistarla. {Ragoney}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora