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Ya había pasado la medianoche cuando Álvaro apareció en la fiesta de cumpleaños de Mireya y Aitana, y Miriam lo notó.

- Ago, tengo malas noticias. -Le dijo la gallega con tono de preocupación.

El canario adivinó en el rostro de la gallega el motivo de su preocupación, y tenía nombre, apellidos y unos ojos azules de infarto.

- Mierda, voy a intentar alejar a Raoul de su hermano, no quiero que hoy se lie. -Y se fue corriendo a buscar al rubio, que estaba charlando junto con Mimi y Juan Antonio.

- Raoul, ven conmigo un momento.

- ¿Es muy urgente?

- Sí, bastante, o algo acabará mal.

- Esperame un segundo, ahora voy.

- No, tienes que venir ya. -Dijo el canario mirando por toda la sala con preocupación, a la vez que tiraba del brazo de su amigo y se lo llevaba a otro lugar.

- Joder Ago, ¿qué te pasa? -Tiró con fuerza para liberarse del agarre del canario.

- Nada.

- ¿Y para eso me tiras del brazo hasta la otra punta de la casa con tanta urgencia?

- Mira, ojalá te lo pudiera explicar, pero no puedo por ahora.

- Mira, a mi no me vuelvas loco, o me dices lo que pasa ahora mismo o me voy con Mimi y Juan Antonio de nuevo. -Dijo notablemente enfadado el rubio.

Pero no hizo falta explicar nada, porque en ese preciso momento, un chaval alto y de ojos claros apareció a pocos metros de Raoul, y no estaba solo, le acompañaba Mireya. Raoul no pudo evitar ponerse rojo de la rabia cuando Mireya y su hermano se besaron.

Miriam observaba la escena muy cerca de Agoney y Raoul, por lo que cogió el brazo del canario y le susurró algo al oído que para él en ese momento era imperceptible, pues no quería que Raoul hiciera algo que no debiera.

- Verás Raoul, de lo que no quería que te enterases era precisamente de esto.

- ¿Quién más sabía esto que acabo de ver?

- Miriam y yo, pero te explico lo que pasaba antes de nada.

- No, no quiero escuchar nada, ¿cómo pudisteis ocultarle algo así? ¿Sabes qué? Prefiero no saberlo.

- De verdad Raoul, escuchale, no queríamos hacerte daño, en serio.

Como vio que Raoul se iba poniendo notablemente más rojo, Agoney le cogió de nuevo del brazo, con más fuerza que antes para intentar que no se marchara, y le llevó lejos de allí junto con Miriam para explicarle las cosas más tranquilamente.

- Vale, no me voy a andar con gilipolleces rubito, así que me vas a escuchar y ni se te ocurra abrir la boca, ¿entendido? -Agoney escuchó a una versión de Miriam que nunca antes había sacado y en parte le daba respeto.- Lo primero, nadie ha querido hacerte daño en ningún momento, aunque tu mente de niño pequeño piense que sí. Lo segundo, si Ago y yo te estuvimos ocultando algo, fue por petición de Mireya y tu hermano. Y última cosa, antes de que la tomes con ellos, piensa que son felices juntos, y aunque te joda porque a ti te molaba Mireya, la realidad es esa, te guste o no.

Una parte de Raoul pensaba que todo eso era cierto, porque aunque le doliese lo era, pero no podía evitar estar molesto con Mireya por hacerle creer que realmente tenían algo, queriese o no había jugado con sus sentimientos, y por mucho que fuera su mejor amiga, esa no se la podría perdonar tan fácilmente, y sobre todo con su hermano, siempre se contaban todo, pero ocultar la relación que tenía con la malagueña le había hecho perder confianza en alguien tan importante para él como lo era Álvaro. Y analizando todo el sermón que le había echado la gallega hace unos minutos, entendía la posición de ésta y Agoney, ellos tan solo hacían lo que Mireya y Álvaro les pidieron.

Ayúdame a conquistarla. {Ragoney}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora