10

322 22 59
                                    

9:38 a.m.

Raoul se levanta sobresaltado por la vibración de un móvil. Al principio decidió ignorarlo, pero era un zumbido constante, por lo que se levantó, con cuidado de no despertar a Agoney, para parar aquella vibración tan molesta.

Cuando se dio la vuelta para coger su camiseta, vio a Agoney frotándose los ojos.

- Buenos días Ago, espero no haberte despertado.

- No te voy a mentir, has fallado. -Dijo esta vez revolviendose el pelo.- No pasa nada, no te sientas culpable.

- Mierda. -Se aproximó a la cama y le dejó un pequeño beso en los labios a Agoney.- Espero que esto te compense un poco.

- Bueno, te lo perdono. ¿Por qué vibraba tanto tu móvil?

- Ni siquiera lo he mirado.

- Pues no sé a qué esperas.

Cuando Raoul desbloqueó el móvil fue mirando una por una la centena de notificaciones que tenía, la mayoría mensajes de su madre.

- A-Ago.

- Sí, dime.

- ¡Que he aprobado! -Ambos chicos se fundieron en un abrazo que Miriam interrumpió poco después.

- ¿Qué os pasa locas del coño?

- ¡Que he aprobado Miriam!

- Pues me uno al abrazo.

- Esto hay que celebrarlo, luego aviso a todos de que nos vamos a cenar por ahí. -Dijo Agoney levantándose a por su móvil.

Los tres se marcharon a desayunar fuera y aprovecharon para hablar de lo sucedido la noche anterior.

- No pienso coger las llamadas de ninguno de los dos al menos por una temporada. Es que les odio.

- A ver Raoul, este argumento te acaba de quedar muy de niño pequeño. Si no sabías nada era porque querían protegerte. -Dijo Miriam colocando sus desayunos sobre la mesa.

- ¿Protegerme? ¿De qué? En serio, me gustaría saberlo.

- Raoul, tampoco te pongas así, si te lo ocultaron fue por algo, si tanto quieres saberlo habla con ellos.

- Parece que no escuchas, que no tengo intención de hablar con ninguno de los dos por un tiempo, y si quieren hablar conmigo, que esperen sentaditos. -Raoul se fue con un notable enfado, que a Miriam y Agoney les asustó en un primer momento.

Raoul caminaba por la calle ofuscado y con el ceño fruncido. Ni siquiera sé había puesto los auriculares, los cuales colgaban de su cuello. No comprendía por qué ni sus amigos le entendían. De repente el móvil de Raoul vibró, era una llamada de Alfred.

- Mira Alfred, espero que sea rápido, no estoy de humor.

- Oye chico yo sólo quería felicitarte por aprobar pero si tan enfadado estás mejor te cuelgo.

- No Alfred, no cuelgues. -La voz de Raoul se había vuelto algo más triste.- Acabo de estar con Miriam y Ago y me he enfadado con ellos.

- Más bien diría que ahora estás cabreado con todo el mundo. -Una pequeña carcajada al otro lado de la línea.- ¿Te vienes a mi casa y me cuentas lo que ha pasado mientras hago unas deliciosas palomitas dulces?

- ¡Alfred! Ya sabes que odio esa comida del demonio. -Ambos chicos empiezan a reír.

- Era broma Raoul, ¿te vienes entonces?

- En un segundo me tienes allí, espero que hagas palomitas, pero de las buenas.

Ambos chicos sonreían tras la llamada. Se conocían desde hace muchos años, sin embargo, Alfred fue el último en añadirse al grupo. Siempre estaba ahí para todos, y quizás eso es lo que a Raoul le enamoró de su amigo.

Ayúdame a conquistarla. {Ragoney}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora