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Unos suaves golpes en la puerta de madera hicieron que MyungSoo se enderezara en la silla y dejara la lapicera a un lado.

Era jueves y el día estaba siendo algo más difícil de llevar gracias a que SungYeol no estaba en el servicio, tuvo permiso de faltar ya que la universidad organizó un pequeño cóctel entre los estudiantes. 

Al parecer estaban de aniversario como carrera, no lo sabía muy bien. 

Pero si sabía que SungYeol le hacía mucha falta. 

—Adelante —Dijo MyungSoo con la mirada en los papeles, escuchó que abrieron la puerta y miró hacia ella. 

Se levantó rápidamente cuando vio al padre de SungYeol observando el lugar. 

—Bonita oficina —Comentó el señor, leyó los diplomas de la pared y sonrió disimuladamente —Te has especializado en lugares reconocidos. 

—Buenas tardes señor Lee —Intentó no colocarse nervioso, estiró su brazo y apuntó la silla delante de él —Tome asiento. 

—Gracias —Aceptó el hombre mayor y MyungSoo lo siguió. 

—Han sido difíciles pero vale la pena si puedo mejorar mi forma de trabajar —Dijo MyungSoo dejando los papeles a un lado. 

—Eres famoso en este hospital —Habló mirando al pelinegro —Y aunque había escuchado tu nombre jamás tuve la oportunidad de conocerte. 

Sin saber qué responder, MyungSoo solo asintió. 

—Ayer me dejaste sin palabras —Comenzó por el tema principal por el cual se encontraba ahí —He visto a muchas personas a lo largo de mi vida, cuando me dijiste que nos conocíamos de antes no lograba recordar de dónde o cómo nos conocimos, me he vuelto viejo y algunas cosas las suelo olvidar. 

—Mi hermanita... 

—Lo sé, eres el chico que venía después de la escuela, el que ni siquiera pasaba a su casa para cambiarse con tal de estar más tiempo en las visitas. 

Fue como si el padre de SungYeol le pegara una patada a su caja de recuerdos, sacando el polvo y dejando a la luz las imágenes mentales que con el tiempo se volvieron fotografías estáticas en su memoria. 

Volvió a sentirse un niño pequeño, uno al que le importaba más ver a su hermana que hacer las tareas. 

Porque no sabía cuándo sería la última vez o si llegaría tarde al hospital. 

—Pedir perdón no hará que tu hermana regrese a la vida —Murmuró el señor bajando la mirada —Pero quizás ayude el hacerte saber que jamás pude olvidar sus rostros. Ahora no pude reconocerte porque has cambiado pero podría describirte a la perfección cuando eras tan sólo un niño. 

—Tiene razón —Tragó saliva sonoramente pero sabía que aquel hombre decía la verdad, estaba arrepentido, lo podía ver en su mirada —Pedir perdón no traerá a mi hermanita pero gracias a usted, a su frialdad de ese tiempo, pude convertirme en el médico que soy hoy. 

—Un ejemplo a seguir para cualquier estudiante de medicina —Las arrugas se marcaron en sus ojos cuando sonrió tomando la mano de MyungSoo, rogó porque no la quitara —Me alegra mucho que hayas cambiado la visión de SungYeol. 

MyungSoo colocó su otra mano encima. 

—El mundo necesita a más doctores como tú y me siento orgulloso que la generación haya cambiado —Siguió el mayor. 

—Aún falta. 

—Tú ya has puesto la base y de aquí sólo saldrán médicos excelentes en atención y calidad humana. 

—Gracias —Su corazón se sintió cálido, después de tantos años le pudo demostrar al hombre que le causó tanto daño que la medicina no se trataba netamente de conocimientos y tratamientos. 

Una sonrisa podría ser lo último que viera un paciente. 

—Espero que algún día logres verme más como tú suegro y borres la otra imagen que tienes de mí. 

MyungSoo se puso de pie, el hombre le siguió y ofreció su mano recibiendo un fuerte apretón. 

—Tendremos mucho tiempo para olvidar el pasado, Doctor Lee —Sonrió amable —Recuerde que ahora somos familia. 

—Sí algún día necesitas ayuda aquí con los niños puedes llamarme. 

MyungSoo agrandó su sonrisa —Puede que necesitemos a un doctor payaso más en nuestro equipo. 

—Considérame dentro por favor.

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❥Amorterapia | ➳[MyungYeol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora