Capítulo Quince (3/4)

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(No actualizaré en un mes, así que disfruten este capitulo con su alma :v)

Comenzamos a caminar por el parque, mi corazón aún seguía eufórico, no podría creer que me volviera loca que un chico me esperará por la tardanza tanto tiempo, jamás lo hubiera sabido si no dormía para nada en un día entero, suelo ser muy puntual, he incluso llegar cinco o diez minutos antes de lo acordado.

A cada paso que dábamos yo me acercaba mas al chico hasta el punto de rozar nuestras manos, obviamente el rubor subió a mis mejillas, su piel era suave y no áspera como imaginaba. Se que es muy rápido para decirlo, pero creo que me está atrayendo Feitan de alguna manera. Ahora comprendo a las chicas que se enamoran en un dos por tres de algún chico.

Él está causando una segregación de dopamina en mi hipotálamo. Me sentía una idiota por pensar en eso y no poner atención a lo que estaba diciendo-

--¿Estás de acuerdo con eso? - Pregunto el azabache.

-- Por ti sería Batman... -- Suspiré.

-- ¿Bat... ¿Quién? - Lo miré, agité mi cabeza tratando de enfriarme. -- ¿Segura que estas bien?, Hace un rato que estas en la luna. Puedo llevarte a casa si es que te sientes mal. - Negué eufóricamente.

-- No, no, estoy bien, ¿Quieres un helado?, Comprare helados. - Comencé a caminar a paso apenado hacia la heladería, escuchaba sus pasos detrás de mí.

-- Shalnark... Cambio de planes, ya la tengo. - Murmuro Feitan con una leve sonrisa en su rostro, estaba tramando algo, el comportamiento de la chica era muy obvio para él, había lidiado con problemas así antes, o al menos había visto a su jefe lidiar con chicas molestas de las cuales, o al menos la mayoría querían acostarse con su preciado Danchou, el cual estaba en esta ciudad, y por eso podría llevas a cabo este extraño lio en el que se había metido.

-- No supe que sabor de helado te gustaba así que compré cualquiera. - Y no mentía, había tantos sabores mezclados en esas tres bolas de helado que no podía diferenciar entre en el de menta y el de pistache, me sacaba de quicio tanto desorden y colores mezclados dentro del barquillo de galleta que contenía el helado. Comencé a comer el helado con la cucharilla que me habían dado, de vez en cuando daba unas mordidas pequeñas a la galleta. Feitan por su parte hacia lo mismo que yo, me preguntaba si el helado le gustaba o tenía un sabor extraño como daba su impresión, era un sabor popular en esa heladería, así que suponía que estaba bueno. Termine con mi helado y limpie mi boca con la servilleta, la guarde en el bolsillo que tenía mi vestido, aún seguía descalza, mis zapatos posaban a mi lado. Mire hacia el cielo, el cual ya se había teñido de rojo, algunas estrellas ya podían notarse el cielo, y eso que apenas eran las siete. -- Creo que es hora de que vuelva a casa... -- Extendí mi mano hacia él, esperaba mi tarjeta.

-- Dime tu apellido y te la daré. - Dijo con una sonrisa socarrona, en mano tenia ambas tarjetas. - Te daré ambas si me lo dices.

-- Oh, no puedo decirlo, por términos de seguridad. - Y era cierto, la ultima vez que descubrieron mi apellido casi me quedo en la mansión Zoldyck, así que papá se tomó la molestia de borrar todo rastro de mi del internet, e incluso subir la seguridad de mi información al nivel más alto, todo eso para protegerme. Es un buen padre, a decir verdad; tendrías que ser el mejor Hacker del mundo para saber siquiera algo de mí. Al decir esto, solo obtuve como respuesta un bufido. Feitan jaló mi mano, me tomo por la cintura, con su mano libre tomo mi barbilla, el rubor subió a mi cara, podría jurar que si hubiera un limite de rubor, yo ya lo había superado. Me acerco a su rostro al punto de rosar labios contra labios, y si amigos, me besó, aunque solo fueron unos pocos segundos hizo que mi cuerpo se estremecerá. Al separarse nuestras miradas estaban fijas, ahora podía ver el mundo color de rosa. - Hazme un hijo, por favor. - Murmuré, estaba segura de que él podía escucharme a la perfección.

-- Tu apellido... - Apretó mas su agarré acercándome mucho más a él. -- ¿O tengo que besarte de nuevo para obtenerlo?, No me importaría, a decir verdad. - Me quede en silencio, me tome un minuto para procesar el impacto de lo que acababa de pasar, y otro minuto más para reaccionar. Antes de que pudiera decir algo al respecto volvió a besarme, esta vez haciéndolo mas largo; cuando se alejó de mí, pude notar un hilo de saliva uniéndonos, esté se rompió por la distancia. Caí a sus pies solo con unos simples besos.

-- Dovah... -- Musité. - Me apellido Dovah...

-- Te acompaño a casa, vamos. - Comenzó a caminar y yo lo seguí, todo en silencio. -- ¿Dónde vives?

-- Continuemos derecho... Mi casa esta cerca. - O al menos una de mis casas estaba cerca, la principal estaba a una hora caminando, corriendo, tal vez una persona normal tardaría media hora en llegar, pero yo fácilmente podría tardar unos pocos minutos. Llegaría a la pequeña casa, cuando Feitan se fuera llamaría a un chofer para que me recogiera e ir a la mansión a contarle todo lo que había vivido en este día a la Vieja Tata, emociones que ni siquiera mi marido en la otra vida me pudo dar. Era muy romántico, vaya que se movía bien, bailábamos cada tarde desde que nos casamos, cuando él murió, me sentí tan sola, escuchaba siempre en la sala de mi casa una y otra vez sus canciones favoritas, mientras yo envejecía diez años en tan solo uno, su muerte me pesó durante un par de años, incluso la noticia de mi cáncer terminal no se comparó con lo que sentí al perder al hombre que había amado por más de treintaicinco años. Y pensar qué el cuerpo humano es tan frágil.

Caminaba con cierto aire de nostalgia, fui una estúpida al comparar toda una vida con solo dos citas de un personaje de fantasía; extrañaba a mi marido, incluso en esta nueva vida lo seguía amando, Feitan solo era una relación de "Manita sudada", si es que podría considerarse una relación, no éramos amigos, ni mucho menos amantes. El chico de cabello tan negro como el ébano, notó mi aire de tristeza, tal vez quería preguntar sobre que me estaba pasando, pero estaba segura de que jamás había consolado a una persona. Unas lagrimillas se asomaron en mis ojos, mi vista era borrosa por la acumulación de agua, me dije a mi misma que no podía llorar en un lugar como este, lleno de personas. Tallé mis ojos con mi antebrazo secando así las lagrimas que ni siquiera tuvieron oportunidad de salir, sentí un picor en mi nariz diciéndome que no aguantaría mucho más para romper en llanto.

--Honey, no es momento de llorar, ¿Es una de esas fases que pasan las mujeres?, ¿O estas triste por algo? - A Feitan lo único que le quedaba es el ser amable, aunque no supiera que carajos estaba sucediendo conmigo ahora. No sabía si sentía empatía por mí, era un frio asesino y ladrón que no se conmovía con nada, suponía que yo no era, ni se acercaba siquiera un poco a una excepción. Si le contaba que pasaba y decía "Extraño a mi marido" Me miraría como una desquiciada y no quería eso. El azabache me sostenía por los hombros mientras yo hacia muecas intentando no llorar, mi ex marido quedo grabado como un tatuaje sobre mi piel, y pensar que lo había olvidado un largo rato y estas fuertes emociones me hicieron recordarlo.

Cuando las personas a nuestro alrededor mueren, no es por que las extrañemos, si no por que somos egoístas, y nos odiamos por no pasar mas tiempo con esa persona que se fue para siempre y no podemos sin quiera decirle que lo sentimos por no pasar tiempo con él, recordé en cada poro de mi piel, aquella devastadora vez cuando ya no volvió a despertar, mi corazón dio un vuelco enorme, ni siquiera pude contener más las lágrimas, estas salieron a chorros de mis ojos, recorrían mis mejillas para mojar el asfalto, sin siquiera pensarlo dos veces abrace a Feitan mientras escondí mi cara contra su pecho ahora empapando su camiseta.

Cuando mantenía los ojos cerrados, podría recordar cada sensación a flor de piel, como cada vez mas y mas profunda, la herida se hacia mas profunda en aquel entonces, como un pedazo de vidrio roto del cual no puedes arreglar, todos los días me dolía mas profundo en el corazón. Lo siento, incluso si intentaba ocultarlo no se podía borrar.

-- ¿Qué puedo hacer por ti? - Musitó Feitan, acariciando mi nuca. Seguro que ahora estaba mas confundido.

-- Por favor, seca mis ojos.

¿Pertenezco aquí? [Hunter x Hunter] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora