Capítulo veintiocho

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—¡Ese columpio es mío! —George le gritó a la niña tremendamente molesto, esta le saco la lengua y siguió columpiándose. —¡Lysa! ¡Devuélvelo! —A l ver que no cumplió con su orden se le lanzo encima y la tiro de este, después comenzó a jalarle el cabello a la niña quien solo le propino tremenda patada que lo mando a volar. Lysa siempre fue fuerte, esa fuerza descomunal no era normal para una niña de diez años, desde que eran pequeños ambos supieron su destino, eran buenos amigos, pero de familias tan distintas.

—¡Ya te dije que estos columpios no son propiedad de nadie! —Ella, hija de dos cazadores gourmet reconocidos mundialmente.

—¡Eres tan mala conmigo! ¡Siempre me golpeas muy fuerte, monstruo! —George comenzó a llorar, Lysa frunció el ceño, él era demasiado débil. Él hijo de políticos influentes en todo el país.

Lysa estaba molesta, por ello comenzó a golpearlo de nuevo.

—¡Eres un bebé llorón! ¡Te odio! ¿Por qué somos amigos en primer lugar si eres patético? —Después de un largo silencio ambos niños comenzaron a llorar, cubrían sus rostros para no dejar escapar ni una sola lagrima más, pero era imposible, los dos se sentían culpables.

Cosas de niños...

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—¿Lysa? —Llamó a su amiga, ambos miraban el amanecer juntos, comiendo frituras y demás golosinas, los adultos seguían en esa fiesta aburrida llena de gente rica mientras hacían cosas de gente rica, según ellos. Habían robado un poco de alcohol peor como a ninguno le gusto terminaron devolviéndolo. La rubia lo miro, prestándole su total atención. —¿Qué quieres ser de grande?

—Más alta. —Ambos rieron. —Dejando de lado las bromas... Yo quiero ser un cazador, cómo mis papás, soy pésima cocinando así que tal vez cazadora arqueológica o de listas negras sea lo mejor para mí, ¿Y tú, Jorge? —Su apodo, una mala pronunciación de su nombre. Cuanto lo odiaba. Su amiga, su mejor amiga quería dedicarse a ese trabajo, le parecía magnifico, después de todo era perfecta para ello. Ambos, con doce años en ese momento estaban felices de tenerse uno al otro tanto tiempo, incluso después de bobas peleas se apreciaban... Se amaban.

—Deja de decirme así. —Le reclamó.

—¡Pero es tu nombre en otro idioma! —Los dos bebieron ponche, habían arruinado la ropa formal que llevaban, su traje y vestido estaban totalmente llenos de hierba, agua e incluso lodo.

—Supongo que... No sé, ¿Puedo ser un cazador como tú? —Tragó saliva, nervioso, sus mejillas tomaron un color carmesí, desvió la mirada unos segundos, y al voltearla hacia su amiga ella estaba a una peligrosa distancia de su cara. — ¿Qué...Qué...Haces? —Tembló, ella, de verdad lo tenían completamente enamorado.

—Bien, seamos cazadores. —Junto sus frentes de manera amistosa, ella cerro sus ojos con una sonrisa, desde ese ángulo para George se veía hermosa, su rubio cabello y ojos color verdes eran totalmente hipnotizantes, el sonrojo no bajo más también cerró sus ojos. —Es una promesa.

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—Vamos George, ya completamos tres fases, solo una más y los tres seremos cazadores. —¿Una fase más? Había llegado hasta ahí por que Lysa lo arrastro, de no ser por ella ni la primera prueba hubiera superado, es una ridiculez, ¿Todo eso por una tarjeta? Había visto a gente morir atrás, llevaban en ese infierno unas tres semanas, apenas había dormido y ni siquiera recordaba la ultima vez que comió algo, estaba acabado, totalmente. Su cuerpo y mente no podían más con ello. La rubia acariciaba su espalda, sentía ganas de vomitar y lo hizo, lo nada que tenía en el estómago, no podía continuar en ese puto infierno, ¿Cómo diablos es que esos dos lo soportaban?

—Él no puede seguir, debería rendirse. —Ese mocoso con el que habían hecho amistad se encontraba en perfectas condiciones, ¿Qué edad tenía? ¿Doce? Estaba totalmente enojado con él, ¿Por qué un mocoso menor que él puede continuar? —Si no puede aguantar algo tan simple como esto, debe volver a casa.

—¡Pero Ging! Él es mi amigo, los dos prometimos que seríamos cazadores. —Le exclamo Lysa, aun acariciaba su espalda, no lo soportaba más, por más que quisiera esa promesa era imposible para él, ese examen era un total infierno, ¿Los padres de Lysa superaron todo ese infierno? No eran personas normales, ellos eran monstruos.

—Si continua aquí puede morir. —Era cierto, no quería morir, incluso esa promesa era basura al lado de su vida, por más que quisiera cumplirla no podría, se levanto del suelo y sonrió. Lysa para ese momento tomaba a Ging del cuello de la camisa, enojada.

—Él tiene razón, lo intentaré el próximo año. —Se calmó, ¿Intentarlo el próximo año? Quien sabe. Ese año, solo dos personas pasaron el examen, un niño de doce y una mocosa de quince años. George regreso a su casa solo, claramente después de ir a un hospital a ser atendido, sus padres lo recibieron preocupados más no contesto, fue a la cocina y tomo cosas del refrigerados, se encerró en su cuarto después de eso y durmió lo que no pudo en tres semanas.

Ging... Cómo odiaba a ese idiota.

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—Quiero que te cases conmigo. —Tiro la taza de té que tenía en la mano, miro a Ging quien solo se quedó pasmado, los dos hombres miraron a la mujer que tenían frente a ellos.

—Espera Lysa... ¿Es una broma? —Ella frunció el ceño mientras de la bolsa de su pantalón sacaba un anillo.

—Te vas a casar conmigo ¿Si o no? —Se dirigió a su amigo de la infancia, ya debía saber que siempre hablaba enserio.

—Pero yo...

—¡¿Si o no?! —Le grito, Ging se hizo más hacia atrás, ellos llamaban mucho la atención y lo ponían nervioso.

—Espera Lysa, es tan repentino... Debo pensarlo y... —Ella se molestó más.

—Cual tiempo ni nada, ¡Te voy a golpear si no me respondes ahora!

—¡AAAAHHH! ¡Está bien, está bien! ¡Me casaré contigo! —Y sonrió, volvió a sentarse para beber él té.

—Hicieron un tremendo escándalo, se escuchaba desde la otra cuadra. —Ese cabello rosado lo reconocieron, Lilya, esa mujer tan aterradora. —¿Al fin se van a casar? De seguro el idiota de Dov esta tremendamente emocionado. —Se sentó en la silla vacía, George había conseguido su licencia, pero era más que un inútil al lado de todos ellos, bueno, el conejo se vino a juntar con leones. —Oye Ging, ¿Y tú noviecita donde esta?

—No es mi novia... —Parecía fastidiado, rasco su cabeza volviéndose a sentar para beber su soda. —Somos amigos.

—Eso dicen al principio, pero cuando ya estén haciendo el delicioso y suculento amor de mi te vas a acordar de mi mocoso. —Sus mejillas se pusieron rojas, apretó la mandíbula totalmente avergonzado.

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—¿Te vas a ir con Ging a una expedición? —Cargaba a su pequeña hija de dos años, se balanceaba entre sus brazos por el sueño, sus enormes ojos color café y ese cabello rubio, tan parecida a ella. Lilya miro a la bebé y besó su frente, tomo su maletín y le sonrió a su esposo.

—Hay una nueva zona arqueológica, volveré a tiempo para el cumpleaños de Honey. —También beso a George y se fue, no estaba preocupado, para nada, era de lo más capaz que pudiera pasar, la había visto capturar a cosas imposibles, y si Ging estaba ahí, seguramente estaría bien, entonces; se tranquilizó.

El cumpleaños de Honey pasó, y la ansiedad cada vez se marcaba más en su rostro y acciones, fue entonces que tocaron a su puerta, se alegró de verlo más lo que dijo simplemente lo destrozó.

"El avión donde veníamos fue atacado, intentamos detener al responsable... Más fallé y el avión estalló, recibió todo el impacto. Lo siento, George".

Se tiró al suelo, destrozado, no quería llorar, no frente a su pequeña o ante tal hombre, lo miro y solo dijo:

"Gracias por venir, Ging." 

¿Pertenezco aquí? [Hunter x Hunter] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora