LEONARD
—¡Cómo es posible que el clan del Tigre nos haya atacado! —replicó el León muy enojado.
—No se preocupe señor, nosotros protegimos el clan. El clan del Tigre solo se llevó poco cosas —dijo Clément.
El León se quedó en silencio, se paró en frente de Clément y lo golpeó.
—¡¿Eres idiota?!, o ¿acaso el puesto de general te queda grande? No hagas que me arrepienta de haberte escogido a ti, no me puedo ir por dos semanas y el clan es atacado —le gritó.
—Perdóneme señor —mencionó Clément.
—La próxima vez que el clan sea atacado y tú no lo hayas protegido, si ellos no te matan te juro que yo lo haré —le advirtió el León.
—Sí señor. Por cierto ¿cómo le fue con la venta de las armas?
—Excelente, adueñarme de las cosas del pueblo hará que muy pronto sea mío.
—¿Y qué hará?
—Cuando el pueblo sea totalmente mío... lo venderé y yo seré muy rico. ¡Ahora vete!
Clément se retiró siguiendo las órdenes de su líder.
—El clan del Tigre está creciendo, y si ellos siguen ayudando al pueblo será mi fin —pensó el León—. Tengo que impedir esto.
El clan había sido sometido a un fuerte entrenamiento por órdenes del León desde que había llegado de su viaje. Luego él se reunió con el general y sus hombres más fuertes para idear un plan y seguir atemorizando al pueblo. Ellos no querían que las ideas de liberación infundadas con su clan enemigo tengan éxito; por ello amenazaron a las personas en quitarles no solo sus pertenencias, sino también arrebatarles sus vidas.
—Todo esto es culpa del clan del Tigre, denle las gracias a ellos. Si ellos siguen atacando mi clan y ustedes los apoyan, esto será lo que consiguen. ¡Están advertidos! —dijo uno de los hombres del clan cuando fueron al pueblo a cobrar los impuestos.
Mientras tanto en el clan del Tigre; Mina, Saúl y Sauce estaban en la cocina para seguir con el entrenamiento.
—Hoy aprenderás agilidad y rapidez —intervino Mina.
—¿Y el uso de la espada? —preguntó Saúl.
—¿Quieres volver a practicar con el palo?
—¡No!, estamos bien —cambió de idea antes de que su maestra siga con la idea de entrenar con el palo, para Saúl era un desperdicio de tiempo.
—Es muy importante desarrollar tu agilidad y rapidez.
—Entonces ¿qué hacemos aquí?
—Esta naranja tienes que quitársela a él —dijo Mina dándole la naranja a Sauce.
—¿Ese es el entrenamiento? —cuestionó Saúl.
—Sí.
—¿Bromeas?
—¿Acaso le tienes miedo a Sauce?
—No, simplemente pienso que será fácil.
—Entonces hazlo.
Saúl pensaba que sería algo fácil quitarle la naranja a un anciano jorobado que siempre andaba con un bastón. Pero al momento de iniciar Sauce se enderezó, su postura cambió totalmente; luego de estirarse inició lo que para Saúl era un juego. Él intentó quitarle la naranja que tenía en la mano izquierda, pero Sauce la movió rápido hacia la derecha, luego probó por la derecha; sin embargo el anciano la colocó en su cabeza, éste golpeó a Saúl con el bastón cuando quiso quitársela. Estaba sorprendido, miró a Mina quien se estaba riendo.
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EL ÁRBOL OTAÑAL «TERMINADA»
RomanceDurante 15 años Saúl esperó para poder vengar la muerte de sus padres; sin embargo, algo o alguien lo detiene.