CAPÍTULO 4

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NO JUZGUES A UN LIBRO POR SU PORTADA

Saúl salía de su habitación y se sorprendió al ver a Mina y a Joel afuera esperándolo.

—¿Y ustedes? —preguntó él sorprendido.

—Tienes lección, vamos a ver como manejas la espada. Él será tú oponente —dijo Mina señalando a su hermano.

—¡Que!, pero aún no he desayunado.

—Son las 7:45, el desayuno ya se terminó —aclaró Joel.

—¿Cómo?, ah... me quedé dormido otra vez —articuló Saúl desilusionado.

—Sígueme —mencionó Mina.

Todos se fueron al patio de atrás del clan, Mina le dio su espada a Saúl y la prueba comenzó. A la cuenta de tres Joel y Saúl comenzaron con su "entrenamiento", que más que eso para Joel era darle una paliza a un oponente el cual no le agradaba su presencia en el clan.

Entonces Saúl agarró la espada con una mano y se dirigió hacia Joel. Dos manos —le gritó Mina—. Él se detuvo y puso su otra mano, mientras que Joel estaba de pie en el mismo lugar esperando su ataque.

Saúl se movía de una manera muy desordenada, parecía no tener experiencia, al contrario de su adversario que parecía disfrutarlo, para él era como jugar con un niño.

—¡A la derecha!, ¡izquierda!, ¡déjate llevar por el viento!, ¡pon tus pies firmes!, ¡así no! —insistía Mina.

Hasta que Saúl se enojó porque Mina le gritaba demasiado que lo desconcentraba. Él se detuvo y tiró la espada.

—¡Ya basta!, ¿cómo quieres que pelee si me gritas a cada momento? Me confundes —gritó Saúl hacia Mina.

Mina cruzó sus brazos, caminó hacia él y lo abofeteó con una patada. Mina era una mujer muy flexible debido a los años de entrenamiento y por ello podía hacer y mucho más con su cuerpo.

—¡Eso no es excusa para que te equivoques, lo que sucede es que no practicas lo suficiente con el palo!, ¡sigue entrenando! —regañó Mina enojada.

Ella recogió su espada del piso y se fue con su hermano dejándolo solo.

Mientras Saúl siguió entrenando Mina fue hacia la habitación de su padre por órdenes de él; mas sin embrago, ella quería tratar de conseguir que él revocara la orden de enseñarle al nuevo miembro del clan.

—Buenos días al mejor padre del mundo —dijo Mina dándole un abrazo.

—Buenos días Mina. Siéntate por favor, el motivo por el que te mandé a llamar es para saber cómo va Saúl en sus clases.

—Bien... en comparación desde que inició ha mejorado. Pero padre ya no quiero enseñarle es muy testarudo.

—Bueno, si no quieres entonces no participarás en la nueva misión que he preparado para el clan.

—¡Padre!... —replicó Mina con recelo.

Su padre la observó y se sonrió. Iván amaba mucho a sus hijos, desde la muerte de su esposa él se dedicó a cuidarlos y enseñarles a defenderse; aunque todavía sentía miedo de que su hija menor salga herida por estar inmiscuida en cosa de hombres.

Cuando ya era casi medio día Saúl se escabulló hacia la cocina y tomó una manzana, tenía hambre, no había desayunado y su estómago le gritaba por comida. Tenía la fruta en sus manos y cuando la dirigía hacia su boca de pronto una flecha la atravesó, él se asustó y vio a su alrededor. En el balcón de la habitación que estaba hacia su derecha se encontraba Mina con su arco y flechas en su manos, ella lo estaba vigilando.

EL ÁRBOL OTAÑAL «TERMINADA»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora