El suicidio, parte lll

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Esto será pan comido. Les haré pasar un buen rato, ya que estoy en perfecto estado. Y los mataré con mi "super duper" felicidad! Muajajaja.

-Me da una lata de Coca-Cola por favor-

La sala era pequeña y tenia un leve aroma a dentista. Como odiaba ese aroma, y ¿porque todas las clínicas tenían el mismo olor? Recordé la patada que le di a una dentista cuando era pequeña. Justo en el estomago, fue un impulso que hasta hoy me hace avergonzar. Soy una idiota.

-¿Disculpe?-Dijo la mujer frente a mí.

-Mmmm me llamo Wendy y tengo 17 años.- Debo dejar de pensar en otras cosas mientras hablo con alguien.

-Ok Wendy, así que tu problema eran los ataques de ansiedad?-

-¿Mierda como sabia eso?-Pensé, tratando de desviar el tema. ¿Qué le importaba a ella? Ah cierto. Era la psicologa.- Si, bueno ya no aparecen tanto...- Yo y mi maldita sinceridad. Siguió haciéndome preguntas aburridas que tenia que responder con una sonrisita de "Haha mira soy muy inocente". Hasta que metió algo complicado a la olla.

-¿Estas enamorada?-

-Mmm no no haha-

-Pero te gusta alguien...-

-No,tampoco...-

-Pero en años anteriores, te ha gustado alguien supongo-

-Mmm no hahaha- Esa era la verdad. Y ella me miraba con rostro picaron. Creía que yo estaba mintiendo.- En serio...- Sonreí inocente. Créelo de una maldita vez cuarentona teñida. No debí venir.

-Oh vamos, nadie no puede tener tu edad y no haberle gustado nadie- Dijo en seco, y no estaba sonriendo amablemente. Frunció el ceño. Se veía algo irritada. Creía que las psicologas aguantaban cada cosa que llegaba ante ellas.

Reproduje sus palabras en mi cabeza y tragué. Me dolió.

Pegué un salto cuando tocaron la puerta.

-Mmm Mari te necesitan abajo. Urgente. Yo me quedo aquí.- Escuche la voz de un hombre, pero no me di la vuelta. Solo me quede quieta mientras la mujer salía y un hombre de piel oscura ocupaba su asiento. -¿No le molesta señorita que yo la atienda?- Lo decía como si fuese a comprar algo, e incluso cuando ya estaba leyendo mis datos en el cuadernillo de la mujer.

Vaya estas cosas no las pensaba hace meses atrás. "Ellos" eran Dioses, ya que necesitaba ayuda urgentemente bajo mi ignorancia. Pero ahora podía observar y criticar cada uno de sus movimientos. Pero ¿Porque había venido entonces?

-No claro que no haha-Respondí sonriente.

Tras una charla amena, el tipo pareció ser superior a mí. Digo, lo era. Pero supero mis expectativas.

-¿Has pensado en el suicidio?-dijo el sin mover un músculo.

-No.-Respondí en seco y me reí por lo absurdo que era eso.

-Bueno eso me alegra. Eres una persona frágil... Que no piensa en si misma.- Me lo dijo, como si me escupiera encima.

-¿Que...? ¿En serio?-Traté de sonreír.

-Hace trece minutos se cayo mi lapiz, te paraste y lo recogiste. Aunque te pedí perdón tu has dicho "No se preocupe". Gastaste tres minutos hablándome sobre el efecto invernadero pero no alcanzaste ni cincuenta segundos cuando te pedí que hablaras sobre quien eres. La verdad es que eres una muchacha...-

-Feliz, soy feliz. Tengo todo lo que necesito. Por eso necesito dar lo que tengo a quien lo necesita! Hay mucha gente pobre allá afuera, hay muchos perros callejeros. Y yo... Yo tengo que estar ahí...No debería estar perdiendo el tiempo aquí...Yo vine-

-¿Viniste aquí para darte un tiempo a ti misma ?- Me miró y yo me quede quieta.-He entrado, y has sentido cero credibilidad en mí. Pero, mira, si me concentro y pongo mis once años de trabajo en tus palabras, alcanzo a divisar a una chiquilla de pequeñas huellas pero grandes sueños. Esos sueños son tuyos, claro, pero no son para mejorarte a ti precisamente. Son creados por ti, pero puestos en el mundo. Y se que ahí debajo de tu subconsciente hay una pequeña voz que quiere ser escuchada más allá de las buenas intenciones. Quiere tener otro tipo de atención. Se muy bien que sonríes de verdad y no dices esa típica frase de "sonrío pero debajo en realidad estoy muriendo". Te gusta la sinceridad.-

No pensé en nada. Solo escuché. Me estaba describiendo sin siquiera conocerme. Me hacia sentirme como un libro abierto. ¿Tan fácil era conocerme?

-No es que seas una muchacha fácil de leer pero estoy seguro que estoy frente a una chica-

-No, no lo digas- pensé.

-que podría pensar-

-Callate, basta-

-en el suicidio.-

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