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Caminaba de extremo a extremo de la habitación, su mano estaba siendo prácticamente devorada por si misma, estaba nerviosa y asustada. Las clases ya habían acabado y su hermano seguía durmiendo; un sonido la detuvo y su mirada se fue hacia la cama donde su hermano se sentaba.

—¡Dipper! Por fin despiertas. —corriendo a él para abrazarlo fuertemente. —¡Me tenías preocupada! ¿Qué te sucedió?

La chica se separó para mirar a su gemelo quien parecía aturdido, el chico tenía una cara demacrada, sus ojeras eran notoria y su piel estaba más pálida de lo que debía estar, la chica estaba preocupada pero no había nada que pudiera hacer para ayudarlo; la enfermera entro nuevamente al cuarto y se dirigió a los gemelos.

—¿Porque llegó aquí Dipper?

—el chico tuvo un ataque de histeria según sus compañeros. —revisándolo.

—¿Y estará bien?

—claro que sí pero necesita dormir ¿Hace cuánto que no duermes bien Pines? —mirándolo.

El chico no dijo nada, su mirada se desvió hacia la ventana del cuarto, el silencio contestaba algunas dudas de la enfermera quien terminó de revisarlo y anotó algunas cosas, la castaña estaba ansiosa de la peor manera posible.

—es mejor que lo lleves a casa, haz que intente descansar adecuadamente, por ahora le daré un calmante. —buscando entre los medicamentos que tenía.

Dipper se colocó los zapatos y se retiró del lugar dejando a su hermana. Los pasillos de la escuela estaban vacíos, la tenue luz del atardecer iluminaba aquellos pasillos, el chico estaba cansado, tenía ganas de vomitar, de acabar con todo eso.

¿Aún no quieres unirte? Vamos Dipper, te prometo serás la atracción principal.

Dipper avanzaba más rápido mientras escuchaba aquella voz, poco a poco las sombras en los pasillos fueron tomando formas humanoides, el castaño al notarlo comenzó a correr, «debo salir de aquí rápido, él no debe atraparme.»

por mucho que corras el infierno siempre estará cerca de tí, te guste o no, Pines no puedes escapar de mí.

¡Puedo hacerlo! No eres más fuerte que yo.

La paranoia le estaba invadiendo nuevamente, tenía miedo pero debía ser fuerte, sea lo que fuera aquella cosa en su cabeza lo estaba consumiendo lentamente, lo estaba matando en todos los sentidos, ya no sabía que era real o que era mentía.
Sin darse cuenta había salido de la escuela, la lluvia caía cubriendo todo en él, su mirada se concentró en el piso, poco a poco fue recuperando su respiración mientras escuchaba nuevamente aquella risa retorcida.

—Debo estar loco.

—¡Dipper!

Su mirada chocolate se dirigió hasta la entrada de la escuela donde estaba su hermana preocupada e igual de agitada, la chica tenía esa mirada de preocupación, pronto los ojos de la chica se nublaron y su delicado cuerpo se lanzo al de su hermano abrazándolo tan fuerte como se lo permitiera, el castaño al sentir aquello no aguanto más y comenzó a llorar mientras correspondía aquel dulce abrazo, su cara se hundió entre el hombro y cuello de su hermana, lloro como nunca antes había llorado bajo aquella lluvia de verano.
Después de esa escena tan necesitada ninguno hablo, simplemente se tomaron de la mano como cuando eran niños y caminaron a casa sin hablar, ambos se conocían bien y sabía que las palabras sobraban y que así mismo, el otro contaría sus problemas cuando estuviera seguro; tras llegar a la casa cada quien se fue a su cuarto a cambiarse para no resfriarse.

El castaño estaba tirando su ropa a la lavadora mientras su mente se perdía y sus ojos querían cerrarse, había pasado tanto tiempo desde que durmió que incluso el beber café no le funcionaba ya, a veces tenía que tomas unas pastillas para que lo mantuviera despierto pero últimamente no le estaba haciendo efecto, un suspiro escapó de sus labios rosados cuendo el tocar de la puerta del cuarto de lavado llamó su atención, su mirada se dirigió alarmada hacia aquel intruso y se relajo en cuanto vio a Mabel, la chica no dijo nada solo se acercó y colocó su ropa a lavar junto la de su hermano, suavemente llevo su mano al hombro de su hermano y lo miro a los ojos.

—sé que no soy la madura entre los dos, suelo ser demasiado infantil y egoísta pero soy la hermana mayor, la gemela alfa y en verdad me duele verte así ¿Qué sucede Dipper? —preocupada.

La mirada de la chica era muy clara, ella estaba preocupada y asustada por la salud de su hermano, ella tenía razón en lo que había dicho y Dipper lo sabía, pero también sabía que aunque le contara ella no le creería, después de todo, nadie le cree a excepción de su amigo Marco quien estaba al otro lado del mundo.
Dipper negó con la cabeza mientras sonreía gentilmente, él no quería lastimar a nadie y menos darles problemas pero es que por ahora, nadie podía ayudarle.

—no pasa nada Mabel, pronto estaré bien.

—pero Dipper...

—solo necesito vacaciones, ir con los tíos me ayudará mucho así que tranquila. —quitando la mano de la chica. —mañana es último día de clases y a decir verdad no creo ir, no después de lo que sucedió hoy, así que me quedaré en casa para alistar nuestras cosas.

—Dipper...

—te agradezco que te preocuparas por mí, Mabel. —acariciando la cabeza de esta con una pequeña sonrisa. —pero estaré bien.

La chica no dijo nada, llevó sus manos a su pecho y sintió esa cálida mano tratando de calmarla, la castaña negó suavemente y sonrió mirando de nuevo a su hermano menor.

—soy la mayor, es normal que me preocupe por mi hermanito.

Dipper no dijo nada, se sentía agradecido por todo, tenía una hermosa familia que trataba de apoyarlo en lo que podía; su padre podría ser una persona algo cerrada y muy concentrada en su trabajo pero se preocupaba por él a su manera, su madre era una mujer muy ocupada en cosas cotidianas y aunque trataba de estar con ellos no era ni tan cercana como querían que fuera, y al final para Dipper siempre estaba Mabel, ambos siempre se apoyaban y él agradecía que ella existiera, ella le ayudaba a sobrevivir.
Dejó de acariciar a la chica cuando a su mente le llegó la imagen de Mabel asesinada, de nuevo esas imágenes le invadía, no entendía que pasaba pero aunque le gustará los misterios y conocer las cosas, no quería saber acerca de esto, algo le asustaba. «nunca pensé que me encontraría con el día en que me asustaría tanto por descubrir una verdad.» pensó mientras veía a su hermana.

Error. [PAUSADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora