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Su mirada estaba posada en el techo, la noche era oscura como siempre y el silencio era algo sofocante. ¿Qué hacia ahí? Había dicho que estaba cansado y no mentía, los fragmentos siempre le dejaban cansado —al menos las veces que los ha recibido. —pero ¿Porque no está durmiendo? Bueno, no podía dormir y todo gracias a que su mente no dejaba de darle vueltas a aquellos fragmentos.

¿Son recuerdos? —murmurando para sí mismo, y es que si lo pensaba bien, aquellos fragmentos no podían ser nada más que recuerdos. Pero si eran recuerdos, eso significaba una cosa. —Bill y yo fuimos... Amantes.

El silencio volvió a hacerse presente, un calor invadió toda su cara, se sentía avergonzado por las imágenes que llegaron a su mente y tenía unas ganas enorme de golpearse, ¿Porque diablos no odio la idea? Se estaba volviendo extraño, todo en él estaba cambiando y se daba cuenta; pues, hasta hace poco no sentía casi ninguna otra emoción que miedo y vacío, pero ahora había veces donde se sentía feliz, emocionado e incluso, hasta protegido y todo a lado de ese demonio.

—bravo Dipper, estás metiéndote a la boca del lobo. —llevando sus manos a su cara. Maravilloso, ahora estaba dándose cuenta de muchas cosas extrañas de su persona. —por favor, solo llévame Diosito.

—Dios técnicamente no existe, o bueno, si existe pero no es lo que ustedes los humanos piensan. —entrando a la habitación de Dipper mientras encendía la luz. —¿No puedes dormir Pinetree?

—no. —sentándose en la cama. Estaba nervioso, sabía que Bill tal vez lo escucho o leyó alguno de sus pensamientos, pero sabía igual que si se demostraba nervioso este lo joderia por toda una semana.—¿Qué haces aquí?

—vine a proteger tu sueño, además de que necesito dormir.

—¿Los demonios del sueño duermen?

Estaba sorprendido, sí, no esperaba tales palabras del rubio y no mentiría, al parecer no era mentira, pues Bill no se ría ni mostraba indicios de que aquello fuera una broma o algo por el estilo, al contrario, el rubio estaba tomando asiento a lado de Dipper.

—los demonios en general no necesitamos eso, no mientras estemos en el plano astral o tengamos una forma astral. —quitándose los zapatos. —pero, mientras tengamos nuestra forma humana sufriremos lo mismo que ustedes. —sintiendo la mirada de Dipper en su nuca. —hambre, sed, sueño, dolor, asco incluso exitacion.

—debe ser asqueroso para ti.

—no, siendo sincero... Cuando tengo de vuelta mi cuerpo humano me siento... Vivo y a la vez culpable.

incluso tienes sentimientos, eso es nuevo.

—siempre he tenido sentimientos, solo que como demonios es más difícil expresarlos... Los demonios solo estamos hecho para hacer maldad, travesuras y tal vez una que otra buena acción pero no nacimos para ser sentimentales, no somos ángeles y si lo fuéramos, ni así tendríamos emociones propias.

—¿A qué te refieres con eso?

—nada importante. —acostándose. —si no puedes dormir, solo dímelo, te haré conciliar el sueño después de todo soy un demonio de los sueños.

—¿Y tener pesadillas provocadas por ti? No gracias. —sonriendo al empujarlo ligeramente. No quería dormir a lado de Bill pero, no podía evitarlo, su yo de aquella dimensión no les daría otro cuarto para dormir.

—soy malo, lo admito pero a veces no siento la necesidad de dañar.

—lo haces sonar como si me fueras a cuidar.

Bill no dijo nada, solo dejo que su mirada se quedará en el castaño, el chico sintió un poco de incomodidad ante aquella acción.
El rubio no podía evitarlo, mientras observaba a Dipper muchos recuerdos inundaron su mente, recuerdos de todos tipos y colores, y su cuerpo reaccionó; aquella sensación que jamás olvidaría le invadió.

Un escalofrío recorrió su cuerpo, sus manos comenzaron a temblar ligeramente; lo escuchaba, él escuchaba los susurros que lo atormentaba; llevó su mirada a sus manos, el color carmesí estaban impregnadas en ellas, el olor al óxido en la sangre entraba por sus fosas nasales, tenía ganas de vomitar, quería gritar, quería huir de aquellos recuerdos.

—¿Bill? ¿Bill pasa algo?

Estaba preocupado, no era normal ver a Bill poner aquella expresión tan aterradora, el rubio era completamente diferente a lo que conocía. Con rapidez tomó las manos de este, estaban heladas y temblorosas ¿Qué demonios había en la mente de Bill para ponerlo en ese estado?

—¿Bill estás bien? ¡Hey! Responde.

El rubio parpadeo, la sangre no estaba en sus manos, en su lugar había otras manos calidas en las suyas. Con lentitud alzó su vista y se topó con el rostro preocupado del castaño. No iba a lucir así frente a él, no daría lástima frente al humano, así que solo actuó como solía hacer.

—sí, es solo que mi cuerpo humano pide sexo~~

—¡Diablos Bill! Y yo como pendejo preocupándome por ti. —tomando la almohada para lanzarsela a la cara y luego ir a apagar la luz. No quería que Bill viera el enorme sonrojo que le había provocado aquellas simples palabras.

—¡No voy a devolver la almohada! —sonriendo mientras se acomodaba de lado.

—no la necesito. —regresando a la cama. Con suavidad se sentó en la orilla mientras observaba a la nada. —.... Descansa Bill.

El castaño solo recibió un leve quejido del rubio. Por su parte, el rubio hundió su cara en la almohada. Una sonrisa nostálgica no pudo evitar dibujarse en su cara, la almohada olía al castaño, tal y como Bill siempre recordaba, un aroma dulce que le hacía sentirse embriagado y querido, le hacía sentir que valía la pena pasar por tantas situaciones. Estaba decidido, mañana le molestaría como siempre y así, Sin más, después de un rato ambos había caído en el mundo de los sueños.

[......]

En la oscuridad de su dimensión observaba a los dos dormir en aquella habitación; simplemente no lo entendía ¿Porque seguían aquel camino? No es como si algo cambiará, estaban haciendo el mismo viaje, obteniendo los mismos recuerdos, pasando por las mismas emociones ¿Que esperaban que fuera diferente está vez? Ellos eran estúpidos o tal vez, su persona lo era más, pues siempre observaba el desenlace de aquella historia.

—no lo entiendo, siempre están girando en espiral ¿Qué espera obtener? ¿Qué ganarán o perderán? Su amor... Es solo un pequeño capricho.

No hablaba para nadie más que su persona, no entendía y aún así seguía ahí, no se entendía ni así mismo pero ahí estaba, esperando que tal vez ellos le demostrarán que el amor no siempre es un capricho, qué tal vez, el amor si existía.

—¿Amor? ¿Qué es eso? Una emoción producida por una acción que nos parece agradable o inolvidable, los humanos suelen creer en cursilerías ¿Qué esperan de eso? Tan desafortunados son los que se enamoran pero. —apagando la estrella que le mostraba aquella imagen. —más desafortunados aquellos que han probado del fruto prohibido.

Una sonrisa nostálgica adorno su rostro, con suavidad tomó aquella estrella y la trago, no es como si le hiciera algo, simplemente pensaba que tal vez, aquella estrella podría aunque sea contener un poco de aquellos sentimientos que los viajeros estaban experimentando, pero al igual que en muchas ocasiones, nada.

—parece que... No hay vuelta hacía atrás.

Error. [PAUSADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora