En llamas

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Sentía que todo me daba vueltas, quería vomitar y más importante, estaba confundido de porque ese tipo me dejo vivir.

—Recuerdo que entre y todo el lugar estaba on fire, cazadores muertos, otros inconscientes por el humo...

— ¿Pero qué paso? —pregunto Tony interrumpiéndome.

—Habían dos tipos resistiéndose cuando llegue, a uno le explotaron el cráneo con una bala, el otro fue arrastrado a las llamas y ejecutado por un tipo de ojos morados que salió del fuego.

—Esto es una mierda, hay una masacre allá afuera y la policía está por todos lados ¿qué haremos ahora? —exclamo Tony.

—Tomaremos unas armas, saldremos a las calles ¡¡¡y pintaremos a todos esos malditos sobrenaturales hijos de puta con ardiente y doloroso plomo hasta convertir, su cuerpo, en papilla!!! —Ladro David golpeando su escritorio con fuerza- eso es lo que haremos.

Aquel día regrese a casa donde vivíamos mi novia Camil y yo.

Camil era una chica lobo a la que había ayudado hace años y de quien posteriormente me enamore perdidamente.

Entre y fui directamente al refrigerador a sacar una cerveza.

— ¿Tan mal te fue? —me pregunto.

— ¿Tu qué crees?

—No necesito creer nada si tú me lo dices, aparte puedo oler la sangre en tu boca.

Me la quede viendo un rato y luego me senté a su lado en el sillón mientras veíamos toda la saga de crepúsculo en la tele, nos gustaba reírnos de cómo nos pintaban parecidos a dioses entre humanos y la verdad es que no, la mayoría no éramos millonarios, no teníamos mates, ni mucho menos grandes historias, éramos personas que solo nacimos con la mala suerte de vivir en dos mundos, uno lleno de posibilidades, libertad y alegría al que solo podíamos aspirar y otro subterráneo, con grandes desigualdades, lleno de basura por extremistas y dementes.

—Sí, así de mal me fue pero de algo tenemos que comer.

— ¿Sabes? Si es necesario puedo volver a trabajar.

—Como están las cosas afuera ni loco te dejaría salir de casa —me acosté en su regazo mientras ella me contaba su día.

Desperté un par de horas más tarde cuando el teléfono en mi pierna vibro.

— ¿Hola?

—Te necesitamos aquí ya—exclamo David.

Salí a toda prisa en mi motocicleta sin importarme la tormenta que había afuera, no paso mucho tiempo antes de que alcanzara a ver la luz de las llamas desde la autopista, grandes incendios habían comenzado por toda la ciudad y no eran al azar sino que todos y cada uno ellos estaban en las casas seguras y era como ver el infierno de cerca.

Me detenía en todas las casas seguras con la esperanza de rescatar algo que fuese útil pero por más que buscara simplemente todo estaba consumido, hasta que finalmente encontré un disco con un mensaje que decía "Lo disfrute".

Maneje rumbo al bar de David y desde antes de llegar note que estaba más armado y protegido que el hogar de un capo de las drogas, había docenas de cazadores refugiándose y al mismo tiempo protegiendo el lugar, todos viéndome llegar.

Adentro estaba el depredador de David ya armado y acorazado para la batalla, el cuidaba la entrada al lugar.

Finalmente entre a la oficina y los vi a todos ahí junto a otra chica.

— ¿Que está sucediendo David?

—Nos están superando, eso sucede.

Voltee a ver a todos y observe la frustración en sus rostros excepto en uno, el de la extraña, ella parecía ansiosa.

— ¿Qué? ¿Acaso me creció una verga en la cara? —exclamo al notar que la observaba.

— ¿Por qué estas ansiosa? —le pregunte.

—Espero a un compañero que se ha retrasado.

Discutimos un momento acerca de que hacer pero no encontramos una respuesta clara y luego de un rato por fin le di el disco a David.

David reprodujo el disco en un viejo D.V. D que tenía, era un video casero en el que mostraba algo parecido a una sombra, sostenía un cuchillo con el cual empezó a retirar toda la piel del tronco del cadáver, metió la mano entre sus costillas y le arrebato el corazón, con un hacha de cocina separo sus extremidades de su cuerpo y luego incendio el lugar en el que estaba.

No lo entendimos en el momento, a decir verdad aquello me dio náuseas y luego volteamos a ver a la chica, las lágrimas corrían por sus mejillas y su cara demostraba odio, frustración e impotencia.

— ¿Que pasa Dolca? —pregunto David.

—Lo mataron—respondió ella—esos bastardos lo mataron y lo desmembraron como a un puto animal.

—Calma—dijo David—tenemos esto bajo control.

—No David esto ya se ha salido de nuestro control—interrumpió Karina—creo que es hora de llamar a mis superiores.

CazadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora