El poder no esta en el traje...esta en el sombrero

65 3 0
                                    

Estaba acostado en una hamaca improvisada leyendo mi diario de hechizos a la vez que observaba de reojo como los cuervos de Diana devoraban los cuerpos de la tripulación muerta, o al menos eso hacía hasta que un oficial con cara de culo me encontró y me mando a cabina.

- ¿Qué? -pregunte molesto cuando llegué a la cabina.

- ¿Te habían dicho alguna vez que tu actitud es asquerosa? -me respondio Diana.

-Es comprensible despues de que me abandonaran en una zona repleta de imbéciles con muchos deseos de hacer estallar mi cara a balazos, en fin ¿qué quieres?

-Es hora, ya tenemos todo lo que necesitábamos, ya no hay nada que esperar. Lo unico que nos faltaba era el proceso del ritual y contigo lo tenemos.

La observe un poco preocupado pues algo en mi me decía que lo que estaba haciendo era un error.

-Supongo que si pero ¿Lo haremos aquí en mitad del océano?

-Claro que no, tenemos un gran campamento en una isla próxima ¿a donde creías que iban los transportes que no estaban en la ciudad?

-Tenía entendido que muchos de ellos iban a Costa de piedras (una ciudad costera) a recoger armas de contrabando que llegaban al puerto.

-Muchos también iban para allá pero el resto iba a esa isla-Diana saco papel y pluma de su bolsillo solo para pedirme que le escribiera el ritual para la primavera negra-Gabriel mande a nuestra única flota de dirigibles a evacuar todos lo civiles de la isla, los arquitectos ya saben del zepelín, saben de nosotros y no tardaran en ubicarnos en cuanto esta nave se detenga. Por favor promete me que si algo pasa no dejaras que esto sea en vano.

-Lo prometo-respondí sin pensar.

-Gracias, llegaremos al anochecer.

Y entonces lo hice, le di el ritual a Diana y así sin más fui a la cubierta a pasar las que probablemente podrían ser mis ultimas horas. Quería ver el bastó horizonte por última vez antes de volver a mi confinamiento con Bass, sentir el viento peinando mi cabello como si nada fuese a pasar, mientras veía el infinito firmamento a través del basto espejo del océano deseé con todo mi ser que ese instante se volviera eterno, pero no, pues la vida tiene un sentido del humor bastante oscuro.

Tan solo unas horas después del ocaso pude ver el borde del océano una gran isla convertida en una fortaleza fuertemente armada, varias campanas sonaron avisando a la tripulación que habíamos llegado a nuestro último destino.

Estaba consciente de que esta vez no seria una batalla que necesitara ocultarse y de que ambos bandos lucharían sin ataduras así que corrí a la armería y tome una especie de traje de asalto parecido al de los equipos swat, mi sombrero y un M14

Apenas bajamos del zepelín Diana, Arlequín y yo nos montamos en un teleférico que nos llevaría a una especie de palacio en la cima de la colina que estaba en el corazón de la ciudad pero a la mitad de esta vimos como toda una flota de choque intentaba apoderarse de la isla siendo mantenida a raya únicamente por los antiaéreos.

La desesperación me quitaba el aliento de la boca al tiempo que me arrancaba el alma, comencé a agitarme por el pánico pero aun así decidí disimular.

Un fuerte zumbido en mi oreja izquierda me dejo sordo y desorientado así que la tape con mi mano, tenia sangre pero aun así no me dolía, tarde unos momentos en comprender que aquello había sido un disparo, otro mas entro por la ventana pero Diana se me abalanzo tirandome al piso y salvándome.

Tenia los ojos observando unas botas, eleve la mirada y ví el cuerpo de Arlequín estampado contra la pared con un agujero en la frente.

- ¿Gabriel estas bien? -me pregunto Diana.

-No lo se, creo que si ¿y tu?

-Si pero no se cuanto mas podamos ocultarnos de este sujeto.

Tome mi sombrero y saque mi comodín, una ultima poción de las que me había regalado David, tome aliento y voltee a ver a mi alrededor.

-El teleférico se detendrá en la siguiente estación ¿no? -le pregunte a Diana.

-Si claro ¿por qué preguntas?

-Okey, escucha Diana tendrás que dejarme atrás, tu te iras de aquí convertida en cuervos...ya veré yo como llegar hasta allá solo.

-No puedo abandonarte aquí Gabriel me rehusó a salvarme yo sola.

-Te prometo que llegare hasta allá Diana, tu solo has lo que te digo.

Diana accedió sin mas remedio y se fue del vagón dejándome solo.

Finalmente aquella cabina se detuvo en la siguiente estación del teleférico, di un trago pesado de saliva y bese aquel pequeño frasco de cristal.

-Vamos pequeño no me decepciones-le susurré a la poción mientras que me preparaba para aventarla.

Finalmente arroje aquel encantamiento con un solo pensamiento en mente.

-No quiero morir otra vez


CazadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora