C es por Confuso

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No entendía bien cómo había terminado en esa situación. Pero tampoco podía quejarse. Todas las mañanas, mientras caminaba hacia la puerta principal de la escuela, sentía que era observado y al levantar la mirada, justo en la ventana del segundo piso que estaba sobre la entrada, se encontraría con Mercedes agitando suavemente la mano en su dirección en forma de saludo. A lado de la niña estaría su única amiga quien haría algún gesto educado cuando la mirase. Como respuesta, Michael haría un gesto silencioso, una inclinación con el rostro casi imperceptible pero que haría que las facciones de la niña se suavizaran.

Después de haber participado en el mismo grupo de baile y... realmente no haber hecho nada de la coreografía original, Mercedes había decidido, por alguna razón, que no iba a actuar como si no lo conociese. No solo lo saludaba desde la ventana, frente a cualquiera que pudiese verla, sino que extendía sus buenos modales hacia el resto de góticos. Si se cruzaba con ellos por los pasillos los saludaba con ánimo y en una ocasión le había preguntado a Henrietta la marca de su labial.

- ¿Qué? ¿Planeas probar algo menos colorido? –bromeó su amiga.

Mercedes negó con sinceridad y señaló la boquilla de la chica.

- Siempre que te veo fumando no disminuye la intensidad de tu labial. –Mercedes jugó con su cabello, deslizando los dedos por los mechones rubios y haciendo espirales con los mismos- Creo que escogiste una buena marca.

Henrietta debió sorprenderse, debía ser la primera niña que halagaba sus gustos y le pedía asesoramiento con su maquillaje. Por lo menos esa fue la conclusión a la que llegó cuando su amiga no solo le dijo la marca del labial, sino la del delineador que usaba y dónde podría comprarlos. Él conocía el local, pero no dijo nada en esa ocasión. Le pareció que sería extraño mencionarlo. Pero Mercedes le lanzó una mirada fugaz antes de despedirse con la energía de siempre.

Sus amigos le preguntaron si sabía qué tramaba la niña, pero él en verdad lo desconocía. Sinceramente parecía que Mercedes solo era así, amigable.

Unos días después se la encontró afuera de la escuela y ella se acercó para mostrarle el nuevo labial que estaba usando en ese momento de un color naranja pálido. Mercedes hizo el gesto de lanzar un beso al aire para demostrarle que no se manchaba la palma de la mano y él solo asintió ante la demostración.

- Debo agradecerle a Hennie. –dijo la niña muy animada.

- ¿Hennie...?

- Henrietta. –Mercedes parpadeó- ¿O crees que le moleste si la llamo con tanta confianza?

Sinceramente no lo sabía. Nadie había tenido el coraje de ponerle sobrenombres a su amiga. Ni siquiera ellos.

- Tal vez debas intentarlo. –meditó.

Y lo hizo. La siguiente ocasión que cruzaron caminos, Mercedes usó el apodo que logró hacer que Pete sonriera con burla. Henrietta solo rodó los ojos, lo cual él interpretó como una aprobación al sobrenombre. Porque, tratándose de Henrietta, si realmente le molestase, Mercedes no estaría viva.

- ¿Crees que este tramando algo? –preguntó Firkle visiblemente desconfiado después de otro encuentro casual con Mercedes.

Él se encogió de hombros. No tenía la más remota idea. Por norma general podía hacer una teoría aproximada sobre los acontecimientos a su alrededor, pero su única conclusión era que Mercedes era sincera. Por la manera en que se tocaba el cabello cuando estaba nerviosa, la forma en que se sonrojaba al apenarse y lo increíblemente sincera que era con todo lo que le gustaba, era obvio que no podía mentir fuera del trabajo, aunque su vida dependiera de ello. Pero desconocía del por qué hacía lo que hacía.

El ABC del Claroscuro «South Park»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora