El explorador

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El lector, a continuación conocerá la trágica experiencia vivida por Wilson Smith, un perseguidor del misterio, que tras cruzar la línea del punto sin retorno, vivirá los horrores ocultos en la oscuridad. Aquello que ignoramos, pero que está al acecho y que en cualquier momento, se arrastrará a la superficie y reclamará su antiguo reino, que, a contra su voluntad, les fue arrebatado...

Mi Nombre es Wilson Smith, y espero mi muerte. Sé que me busqué esto, ya que tengo una curiosa fijación por lo sobrenatural. Trabajo de noche cuidando cementerios y cuando no lo hago, doy rienda suelta a mi pasión: exploración de minas abandonadas. Sé que suena extraño, y lo es, pero aquellos lugares guardan secretos desde mucho antes que el hombre caminara sobre la tierra.

Hay una mina llamada "el ojo del diablo", ubicada en una montaña. Según mis investigaciones, la mina cerró a causa de las extrañas muertes en aquel lugar. Leía en un sitio, en el cual relataba un obrero que trabajó ahí. Según éste, se escuchaban gritos humanos de dolor y auxilio. A veces, se oían animales grandes y molestos. Cuando las muertes empezaron, el gobierno obligó a la minera a cerrar por inseguridad en las instalaciones.

Cuanto más leía, mayor era mi curiosidad. Junté todo mi equipo de exploración y me dispuse a ir acompañado de Taurus, mi perro entrenado, quien en más de una ocasión ha compartido mis aventuras.

Son las 20:45 y tomo la carretera rumbo a aquel lugar. A mi llegada, estaciono la camioneta tras unos montículos, ya que hay guardias cerca.

Llegamos a la entrada sin problemas, el primer tramo debo hacerlo con poca luz para no llamar la atención. Es complejo: hay derrumbes y rocas que obstaculizan el paso. Finalmente guiado por mi can, estamos a diez metros mina adentro. Desde este punto prendo la linterna más potente y preparo a Taurus para comenzar la entrada.

Avanzo kilómetro y medio, el agua se filtra por las paredes, hay unos rieles de tren para pasar el mineral, vigas soportan las estructuras y cadenas cuelgan mientras avanzo. Hasta ahora nada raro. Deben ser 3 kilómetros, hago una pausa para beber algo y ver a Taurus. Llevo 4 kilómetros y surge algo de lo más extraño: en el costado a mi derecha, hay como una especie de puerta hecha de rocas, alumbro, y dentro hay un letrero que dice "NO PASAR" colgando de una reja de fierro.

Con un martillo logro romper el candado, avanzo cada vez más, se hace más estrecho mina adentro.

De pronto, a lo lejos comienzo a ver algo curioso: una luz azulada muy tenue, que se filtra por algún lado. Sigo hacia aquel rayo y Taurus viene atrás de mí. Pronto, el haz de luz se hace cada vez más grande, estoy a unos 10 metros y logro ver como se abre la caverna, el haz de luz ahora ilumina el radio de la cueva.

¡No puede ser! De pronto me quedo estupefacto ante lo que veo: ¡una ciudad gigantesca! no es como la arquitectura humana, es asquerosa, los pilares parecen excretar una especie de saliva verdosa, es un edificio principal, sólido pero le chorrea una especie de baba. Es gigante, la puertas parecieran tener 15 metros de alto, las ventanas 5, diría que es una especie de castillo salivoso. La luz azulada viene desde el techo de la cueva, no hay caminos definidos. Luego de mi primera impresión, comienzo a observar los detalles: seres que caminan hacia unas jaulas que están en fila. Son como cocodrilos, parados en dos patas, con un aspecto horroroso, tienen lanzas, un cinturón con lo que pareciera ser una pistola, ojos rojos de búho y lo que es más aterrador, su tamaño: 8 metros de alto; reptiles bípedos. Al lado de donde están la jaulas corre una especie de río, logro distinguir un color rojo, o algo así. Estoy estupefacto, si no veo esto no me lo creo, hay varios reptiles, unos 20 o más.

Todo este escenario esta en la entrada de la estructura gigante, no me quiero imaginar lo que hay dentro, ¡no! No quiero... de pronto, uno de los reptiles que contemplan la jaula, llega a esta y la golpea, a continuación oigo un grito humano "HUMANOS" en jaulas. No sé de dónde los han sacado, están aprisionados uno a uno en filas. El reptil gigante abre la puertezuela y luego soy testigo del horror que a nadie le desearía: con una mano, el pérfido toma al hombre desnudo, lo acerca a su repugnante hocico y le saca la cabeza un mordisco, la arranca de una mordida y lo mastica... es su alimento, los humanos son alimento de reptil. Como uno de los manjares más exquisitos, el lagarto comienza a beber su sangre para luego devorarlo parte por parte. El río es sangre.

Reacciono después de lo visto y me escondo, mi perro Taurus gime, lo cayo, pues cualquier sonido nos delataría, me volteo para arrancar de ahí a toda prisa. Estamos a punto de cruzar la reja, pero me tropiezo debido a la poca visión y me rompo el hueso del talón, doy un grito de dolor que a la vez me delata...escucho a los lagartos gritar, luego alguien escala por la entrada detrás mío. Estoy muerto, es mi final, seré devorado...en un último atisbo de esperanza, de la mochila saco lápiz y papel, alcanzo a escribir una nota: AYUDA ESTOY DENTRO DE LA CUEVA, REPTILES GIGANTES, ADENTRO, AYUDA ¡ Adhiero la nota a Taurus y lo mando fuera, pero este no me quiere dejar, mi fiel amigo me mira con pena, pues sabe que moriré. En un último abrazo me despido y lo obligo a salir...escucho gritos tras de mí, me volteo y alumbro con la linterna, veo un maldito reptil mirando desde el borde; solo le cabe la cabeza y a la distancia saca la pistola y me alumbra con un láser rojo que me lleva hacia ellos como muñeco de trapo...es horrible aquel ser, mal oliente, mirada oscura y colmillos de lobo, mientras me bajan pierdo el conocimiento...despierto dentro de una jaula, miro a mis costados y veo a mis pares durmiendo como sedados... luego, se acerca un reptil gigante y abre mi celda...

El bar de las almas perdidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora