Era la primera vez que salía solo por las noches, desde que nos mudamos a Jacinto, un pueblo remoto escondido de la selva de cemento, donde la gente viva vidas tranquilas y disfrutaban de grandes fiestas para celebrar la vida y el año nuevo. Caminaba por un largo camino de la zona rural donde acabábamos de mudarnos; yo y mi fiel Taurus, mi perro pastor alemán, mirábamos los capos, la yerba al atardecer en un apuesta de sol, esas casas rusticas donde la gente más trabajadora que hubiera conocido regresaban de un arduo día de trabajo.
A pesar de que había llovido mucho, no nos habíamos alejado mucho del hotel donde me estaba alojando, pero para mí era como haber entrado en un laberinto, todo era nuevo a mis ojos, aun así esa extraña aventura a la cual me sumergí por los calles me emociono. De pronto sin poder preverlo me hallaba lejos de la ciudad, cuando quise regresar ya era muy noche, se podían ver las estrellas en el firmamento, con una claridad desconocida para mí hasta entonces. Daba vueltas en los montes poro un lobo, cuando de pronto mis ojos vieron la ciudad nuevamente, esta vez estaba oscura, silenciosa como si nadie la habitara, las casa estaban hechas ruinas, Taurus ladro como nunca antes lo había hecho, a pesar de ello me sentía atraído por la curiosidad de fisgonear la ciudad a la cual había llegado en mi pequeña aventura nocturna.
Cuando pasábamos junto a uno de los tramos, Taurus empezó a ladrar como un loco y yo tiré de la correa. Pero fue inútil; ladraba y estiraba como si quisiera alertarme de algo, por lo que no me quedó más remedio que acercarme a echar un vistazo. Prendí mi linterna de mano para ver mejor la ciudad a la cual había llegado, mientras caminaba veía el lugar oscuro, desolador, sin ningún habitante a la vista, solo un montón de casas en ruinas. Caminaba solo guiado por mi linterna, mi fiel perro estaba tras mío aterrado, temblaba mirando la oscuridad, parecía que en ella habita algo demasiado perturbador a sus ojos. Me sobresaltó lo que vi al fondo, por donde estaba un árbol cuyo tallo estaba seco, sin hojas, de un color plomo como el acero, habían varios cráneo tirados alrededor del árbol, huesos humanos de diversos tamaños, algunos estaban colgado del árbol, con signos de haber intentado treparlo, antes de morir, todo este panorama estaba a cinco metros alrededor del árbol, fue tarde cuando me di cuenta que bajo mis pies estaban restos humanos.
Preso de los nervios, mi primer acto reflejo fue intentar correr lo más lejos de aquel lugar, alejarme del árbol, de los restos humanos, de las ruinas, y esa ciudad de pesadilla a la cual no quería volver a regresar, pero cuando trate de huir fue tarde. Unos instantes después de dar los primeros pasos a la montaña por la cual divise aquella ciudad de espanto, de oscuridad salieron esos seres, los cuales Taurus podía ver a lo lejos, se arrastraban como arañas, tenían forma humana, aunque su cuerpo y apariencia eran deformes, apunte al linterna a mi alrededor solo para darme cuenta que igual que el árbol con los restos humanos, alrededor mío en forma de circulo estaban todos esos seres sombríos, sin rostro, sin alma, como si hubieran sufrido hambre, frio, sed, miedo, dolor y esperar la muerte como consuelo. Pero no, parecían estar en un castigo, parecían estar en el purgatorio.
Una de esas formas humanas se irguió frente y me habló:
- Saludos viajero desconocido - pronuncio con una voz apagada, como si sus cuerdas vocales estuvieran secas, dando un eco sepulcral en el aire.
Aún impactado al ver su rostro deforme - ¿Qué quieren de mí? - pregunté aterrado.
- No temas - dijo el ser. - No te aremos daño, por el contrario, tú has venido para salvarnos a nosotros del mal que nos ocasionamos -.
- ¿De qué estás hablando? - volví a preguntar, esta vez confundido por sus palabras.
- Debes desconocer, viajero de tierras lejanas, este lugar maldito al cual has venido a llegar siquiera su existencia. No siempre nos vimos así, ni esta tierra era infértil, seca, sin vida, no solo ese árbol oscuro y sin hojas relucían a lo lejos; hubo un tiempo en que pasto verde cubrió esta tierra, arboles verdes relucían embellecían nuestra ciudad, nuestras pieles y rostros eran como de cualquier gente, teníamos todo a montones, leche, queso, dinero y cosecha a montones. Pero olvidamos lo más importante, lo más esencial del alma humana, la bondad de nuestros corazones.
Un día llego un anciano leproso a estas tierras, nos pidió posada, pero nos negamos siquiera a mirarlo, el hombre suplico por un poco de comida, una migaja siquiera, dando gritos alaridos de dolor. Lo ignoramos, lo dejamos tirado como un trapo viejo, camino y camino en dirección al árbol que estaba en el parque de la ciudad, sus pasos eran cada vez más débiles, descoordinados, hasta que cayó al piso y se arrastró, siempre a la misma dirección, el árbol de la ciudad. Cuando llego a él se incorporó, miro a todos los pobladores, los cuales lo habían seguido curiosos para ver lo que ese misterioso hombre asía; el hombre nos miró a todos con odio, comenzó a maldecirnos, a pronunciar palabras inenarrables en un idioma desconocido. "As da rúa túrdiga trívium", gritó varias veces mirando al árbol, luego voltio a mirarnos de nuevo. "Malditos, malditos todos ustedes, esta tierra, este pueblo, la gente que lo habita. Yo los maldigo a perecer hambre, sed y frío sin morir, condeno a su tierra no poder dar vida a ninguna planta, ni yerba mala, en esta tierra nada volverá a crecer, ni agua volverá a cubrirla" -.Todos miramos al hombre riéndonos de las locuras que pronunciaba, el hombre al ver las risas en nuestros rostros siguió maldiciéndonos, gritando una y otra vez palabras en un idioma desconocido. Sacó de entre sus ropas una llave dorada, la colgó en la copa del árbol y volvió a decir:
- Esta tierra esta maldita desde hoy, todo cuanto he dicho ocurrirá, solo este árbol quedara en pie en todo este valle -. Voltió a tocar el árbol, mientras se sacaba una trenza de su cabello y ataba la llave con ella en el árbol, - solo, yo solo cuando un viajero de tierras lejanas llegue terminara todo, el será el único que podrá sacarlos de esta maldición, solo el podrá arrancar esta llave, la cual colgara en la copa de este árbol y solo el podrá arrancar -.Después de pronunciar esto una niebla oscura cubrió el lugar, todo se izó oscuridad y aquel anciano desapareció frente a nuestros ojos sin dejar rastro. Todo cuanto dijo ocurrió, la tierra se volvió seca, el río no tenía una gota de agua, las plantas, árboles y yerbas murieron, los animales también, solo ese árbol quedo en pie. Recordamos las palabras pronunciadas por el honre, sufrimos hambre, sed y dolor sin poder sacarlo, no faltó quien intentara subir al árbol para poder arrancar aquella llave y acabar con el suplicio al cual habíamos sido condenados. Pero todos ellos cayeron, murieron antes de llegar, rodaron a tierra muertos, fueron muchos, tantos que formaron un circulo alrededor el árbol a cinco metros de distancia, -pero ahora estás tú aquí, ayudamos por favor -, suplico tocando mi mano.
Taurus estaba tras de mi temblando, yo no supe cómo reaccionar a esas palabras, pero sabía que esos seres no me dejarían ir si no lograba arrancar esa llave dorada del árbol. Me acerqué a éste, apagando la luz de mi linterna para no ver los resto humanos alrededor de este, guiado solo por la luz producida por la llave dorada fui hacia el árbol. El cual parecía acercarse a mí con cada paso, cuando llegué a él trate de treparme, aunque de una manera torpe, logré subir en él y arrancar al llave dorada, cuando lo hice el cielo oscuro se iluminó, el árbol negro se tornó lleno de vida, todo alrededor se volvió verdor y belleza.
Mierda desde allí esos seres deformes toman forma humana, alegres se abarcaban, mientras una lluvia torrencial cubría sus rostros, mi fiel Taurus me esperaba abajo para marchar de ese lugar. Fue tarde cuando me di cuenta que la mitad de mi cuerpo estaba dentro del árbol, miré aterrado al primer hombre, el que me había hablado antes, el que me narró esa historia, se acercó a mi sin asombro y dijo estas palabras:
- Olvide decirte un delante - dijo en un tono burlón. - Aquel que llegara a sacar la llave del árbol, se volvería parte del árbol - pronunció con cinismo.Mi fiel Taurus se acercó a mí, trato de ayudarme, de arrancarme de las entrañas del árbol, pero solo consiguió entrar él también dentro de él. Yo pensé que estaba condenado a un lugar parecido al purgatorio, grande fue mi error, ahora era yo el que les daba prosperidad y bienestar al pueblo, ahora yo soy su espíritu, y Taurus es el peón que arrastra a los maldecidos al abismo.
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El bar de las almas perdidas
رعبImagina un día horrible de esos que te dan ganas de borrarte del mundo y no hablar con nadie de nada . Entonces decides irte a un bar por unos tragos a olvidarte de todo y reírte un rato . De repente entras a un tipo de bar bastante peculiar en dond...