El bar de las almas perdidas

Intrusos

Siempre que miro al cielo me viene a la mente un extraño y trágico caso ocurrido en el año 1978. Estamos de guardia con el batallón 107 de infantería en una región desértica. Entrada la noche, hacíamos guardia en la trincheras que habíamos cavado durante el día.

Era una noche pacífica y con la bóveda celeste en su máximo esplendor. Si bien es cierto, la tensión entre los países hermanos era máxima, con mis colegas tratábamos de no hablar del tema, puesto que una guerra no deja ganadores, sino viudas.

Era una madrugada tranquila. Cuatro eramos los destinados a aquella zona, y estábamos alejados unos veinte metros los unos de los otros, para tener mayor visibilidad del enemigo.
Dormía, a pesar de las consecuencias... de pronto, entre sueños creí gritar a alguien "alto, identifíquese o disparo" . Desperté y a los pocos segundos un tiro sonó a la distancia. Asustado al máximo puesto que esto podía ser el enemigo y desatar la guerra. Me paré de un saltó a ver qué ocurría, y a las nueve de mi posición, vi un enorme ser insectoide. A todas luces y a la distancia de la noche, parecía humano, pero sólo del torso hacia arriba, con patas como las mantys y brazos enormes... frente a éste, mi compañero le apuntaba con su fusil... corría a prestarle auxilio; tras de mí, venían mis dos compañeros corriendo y juntos nos dirigíamos a la reyerta. Con el corazón al máximo y la noche como testigo, vimos como mi compañero disparaba una ráfaga contra el enemigo: Más de veinte tiros directos y sin embargo, ninguno derribó al intruso.

En un momento dado y frente a nuestros asustados ojos, del cielo a 10 metros del ser, cayó un haz de luz hacia el intruso, sin embargo, no distinguimos su rostro a la distancia. A continuación y en el máximo terror, miré al cielo y quedé paralizado: una enorme estructura de al menos 200 metros se posaba en el aire, un triángulo negro con luces en sus esquinas hacia de las suyas. Ese fue sólo el comienzo de nuestro horror.... segundos después y como una fotografía, me encontraba congelado, ¡inmóvil! A causa de fuerzas desconocidas. Supongo que mis compañeros que venían tras de mí, estaban en el mismo estado, puesto que ninguno avanzó ni gritó.

De pronto el ser totalmente negro y verde apuntó con su "dedo" al cabo que yacía inmóvil al igual que nosotros y en un momento, otro haz de luz proveniente de la nave lo iluminó...en seguida el hombre entrenado para matar se comenzó a elevar en dirección al Ovni.

Finalmente cuando mi compañero de armas y el ser desaparecen dentro del objeto gigante, éste apaga sus luces y comienza su ascenso. De un momento a otro, y a una velocidad estúpida, deja los cielos terrestres y se esfuma en el cosmos....

Luego de aquel hecho nos pudimos mover, pero ya no seríamos los mismos. Lo que nos inmovilizó, causó un efecto negativo en nosotros. Uno de mis compañeros una semana después de lo ocurrido se colgó, y al otro se le perdió el rastro luego de que huyó del hospital.

Por mi parte, vivo aislado en las afueras de la ciudad, sin contacto con nadie. Sufro pesadillas constantemente, en ellas, unos humanoides con ojos de búho y mediana estatura, dicen que me llevarán. ¡Malditos!

Estas pesadillas se han hecho peores y la última vez, unas enormes manos aparecieron en mi abdomen marcadas como hechas por el fuego. Ciertamente esto es real, y sólo cuento con un rifle de caza; no pienso dejarme abducir, ¡primero muerto!.

Mientras lees este relato, escucho en el techo un ruido: algo así como un zumbido que se hace mayor...salgo al patio y veo esa maldita nave junto a dos más "colosales"....me siento desnudo en la oscuridad...en momentos...un has de luz encandila mi ser.