Capítulo 9

633 59 5
                                    

[Editado el 30/04/2020]

La noche había pasado lentamente. Para la suerte de la chica, había sido una noche relajante, incluso cuando tuvo que dormir en uno de esos colchones de piso usuales de Japón... Tatami, si no se equivocaba de nombre, también conocido como futon. Sus pies agradecían el hecho de mantenerse lejos de los tacones, y su cerebro su distancia de los papeleos de su jefe. Fueron siete horas de descanso sublimes. Finalmente, se levantó a las seis de la mañana y fue a darse un baño.    

La chica cantaba felizmente, y tarareaba canciones desde la ducha, ya que no hay mejor momento para cantar y sentirte en un musical que la ducha. Su voz resonaba en aquel pequeño cuarto, y aunque no fuese la mejor, no era tan mala al respecto para no cantar felizmente. Era simplemente uno de los momentos más encantadores en su vida, a pesar de haber iniciado hace tanto tiempo, no había tenido demasiada emoción en su vida como humana. Era como si el mundo humano no fuese nada más que una jaula, en donde lo único que intentabas era obtener dinero. Que aburrido. Finalmente la chica salió de la ducha y en el mismo baño comenzó a cambiarse. Se secaba el pelo con fastidio y se miraba por un tiempo prolongado en el espejo. Estaba casi lista para ir al trabajo, solo le faltaba ir por sus tacones y tomar su bolso, además de prepararse un desayuno decente y alimentar a la plaga en su apartamento, y a Kuro. Últimamente tenía demasiadas responsabilidades, que estaba comenzando a sentirse agotada.  

Finalmente salió del baño y fue a preparar su desayuno mientras el chico de cabellos azabaches se decidía a despertarse. Era como cuidar un niño pequeño el cual te odiaba y tenía depresión. Simplemente un dolor en el trasero. No podía decir que se arrepentía por ayudarlo, pero tampoco quería decidir su posición tan rápido y tan superficialmente. Tal vez el cuidar de Rin era difícil, pero seguramente había algo bueno al tener a ese cabeza dura en su departamento. La chica suspiro pesadamente mientras hacía trozos un gran trozo de queso, el cual después revolvió en un pequeño plato, lo mezclo con un par de huevos y le agrego un poco de sal. Con sus manos comenzó a darle forma de un círculo, para después freírlas en un pequeño sartén. Puso aquella pequeña creación en un plato para despues de eso rayar un poco de queso encima y acompañarlo con un poco patatas fritas encima. Era un desayuno de reyes, y siendo honesta, adoraba aquella receta, incluso cuando era tan engordante. La chica comió un par de estas, y dejo las otras cuatro para Rin. Aquel delicioso desayuno era una de las especialidades Rusas, mejor conocida como "Sírniki." 

Antes de que la chica pudiese ir a lavarse los dientes para retirarse, vió como Okumura salía de su habitacion sin camisa. Era una buena vista, si no fuese por la gran cantidad de moretones y cicatrices que tenía por todo su torso y espalda. Era simplemente alarmante. Por otro lado, el chico se estiraba algo vagamente mientras cerraba sus ojos por un momento, seguramente para procesar el dolor. Claramente las cosas no eran tan felices para él, pero por el momento no podía quejarse.

—Gracias por permitirme quedarme pero tengo que i...— Antes de que el chico pudiese terminar aquella oración, la chica, claramente molesta le interrumpió de manera simple y demandante "No te iras aun, tienes que descansar y dejar que tu cuerpo se cure, a nadie le haras ningun beneficio si estas cansado y mas encima aporreado, déjamelo a mí" Dijo ella. Parecía que sus ojos atravesaban el alma del chico, por lo que Rin no disfruto demasiado de una joven ordenandole y diciéndole que debía de hacer. 

—Soy tu jefa, y yo decido cuando te iras, por lo que, por el momento, te mantendrás aqui y descansaras tanto como puedas. Recuerda que tu trabajo depende de ello.—Demandó la rubia, a lo que Rin frunció el ceño lleno de confusión. ¿Quien se creía esa estúpida para decirle que hacer? ¿Era una demonio ordenandole a un exorcista? ¿Enserio? Simplemente era estúpido, y de manera clara no le agradaba en ningún sentido que alguien como ella le ordenara, y mucho menos la orden que le dio.     

—Espera, ¿estás intentando chantajearme?— Pregunto Rin incrédulo. ¿Hasta qué punto había llegado la humanidad? Ahora, aparentemente, los demonios pensaban que tenían la suficiente dignidad para tener un trabajo y darle órdenes a un humano. Bueno, casi humano. Siendo la narradora que soy, y sabiéndolo todo, no puedo entender como Rin podía pensar aquella estupidez, considerando de que el tambien era un demonio, e incluso era el hijo de Satán, por lo que siendo honestos, no debería de tener ningún derecho para decir tal burrada, pero como es solo una historia, y yo no soy la prota, supongo que mantendré mi boca cerrada al respecto. 

—Así es, y no solo lo intento, ya lo hice. Si te hace sentir mejor yo te cubriré y mantendré la vista del viejo en otro lugar, solo recuperate pronto, Okumura, ¿Bien?— Dijo la chica. Nadie sabia como aquella expresión neutral podía mantenerse ahí, pero tampoco era una gran sorpresa. De cualquier manera, aquella expresión de confianza y seguridad no ayudaba en nada a que el chico finalmente se diese cuenta de que las intenciones de la chica eran genuinas. Era simplemente un dolor de cabeza. El chico, como única respuesta, murmuró "Pinche terrorista" Finalmente, y después de haber conversado un par de minutos con el chico, decidió que era momento de irse, por lo que fue a cepillar sus dientes. 

—Intenta descansar y dormir un rato— Dijo la chica colocándose los tacones y tomando su bolso. Era un buen momento para irse ya que faltaban veinte minutos para que iniciara su trabajo, y era evidente que necesitaba irse ahora para llegar cinco minutos antes y poder organizar su espacio de trabajo. Okumura gruñó de la manera más alta que pudo para mostrar su desagrado, pero tampoco fue como si le interesara a la chica de alguna u otra manera. La rubia salió por la puerta, y se fue a trabajar. 

Odio Rin okumura x tu [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora