Capítulo 11

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Editado en 20/07/20

(Nombre) acababa de salir de la ducha, y con la chica un rico olor a vainilla comenzó a invadir el apartamento. Era simplemente encantador. No estaba segura de porque ese olor la acompañaba a todos lados, incluso después de veinte años seguía ahí, pero no podía quejarse debido a que ya había dejado de distinguirlo. Suponía que era su "Esencia Natural" como muchos humanos le habían indicado que se llamaba, pero realmente no estaba demasiado segura al respecto. Simplemente era molesto el no poder deshacerse de un olor y el hecho de que, aparentemente, tenia que vivir con este toda su vida. Gracias al cielo el olor que fue asignado a ella era de su agrado, pero de cualquier manera, aun se preguntaba como se suponía que se asignaban los olores a las personas. Muchos dicen que vienen desde el nacimiento y es una manera de reconocerlos, pero es simplemente confuso. ¿Acaso dios gira una rueda desde su pedestal para saber qué olor tendrá una persona? Seguramente no, pero no había una manera de explicar la confusión que tenia.     

Secaba el resto de su cabello con una toalla mientras caminaba descalza por el departamento. Sus pijamas color melón se veían preciosas, y resaltaban con su piel pálida haciéndola ver preciosa. Aquel short corto de ceda y la blusa de tirantes de el mismo tipo de tela eran impresionantes, remarcando su pecho de tamaño mediano y sus hermosas piernas y caderas. Se veía tan majestuosa, pero tan cansada al mismo tiempo que causaba una confusión extraña a quien sea que la viese. Evidentemente estaba aliviada de estar de vuelta en casa. Era bastante feliz por ese único hecho, pero realmente estaba tan cansada que a penas podía mantenerse de pie. El piso estaba frió, pero sus pasos ya no resonaban como si su vida dependiese de ello, por lo que se encontraba mas relajada que hace unos momentos. Camino hacia la cocina y se preparo un sándwich bastante simple. Tomo un par de recipientes y los clocó en el piso, uno de ellos con agua y otro con atún para no descuidar las necesidades de Kuro. Era simplemente encantador el tener una compañía como Kuro, debido a que el felino era simpático, por lo que no planeaba hacerlo sentir hambre. Chasqueó la lengua un par de veces esperando por el minino para aparecer, el cual aparentemente tenia cosas mejores que hacer ya que ni siquiera se tomo la molestia de acercarse. De cualquier manera, la comida para este ya estaba servida, ya no había nada mas que debiera de hacer antes de ir a dormir, a excepción de comer su cena. 

La chica se concentro un par de minutos en uno de los libros que habían en la estantería. "El Fantasma de la Opera" leyó en el lado de este, y felizmente lo tomo yendo al comedor. Comió sola mientras leía un poco del libro y veía su teléfono de manera apacigua. Evidentemente, no había lugar para estresarse en esos momentos. Era su momento especial. Era el único momento del día en el que lograba relajarse y mantenerse serena, así que lo aprovecharía en su totalidad. Después de un par de mordidas a su sándwich se dio cuenta de que alguien la acompañaría a comer. Un pequeño felino el cual finalmente se había dignado a salir de donde sea que hubiese estado para ir a comer. La chica decía cosas como "¿Has escuchado que en México hay un museo para conocer acerca de los duendes? Suena interesante, ¿no lo crees, Kuro?" o demás tipos de comentarios los cuales hablaban acerca de lo que leía en su teléfono, o en el libro. Nunca había estado acostumbrada a la presencia de otro ser vivo en su intimidad, y el ahora compartir su cena con un minino era simplemente encantador. 

Mientras la chica seguía hablando cosas sin sentido, Kuro comía el atún de su plato y tomaba agua, relamiéndose sus pequeños bigotes, disfrutando cada bocado de lo que había en su plato. Después de comer, Kuro se encontraba relajado, por lo que se acostó y dejo que le mimaras por un par de minutos. Finalmente todo estaba listo para dormir, por lo que (Nombre) se lavo sus dientes y camino hacia su habitación con paciencia y felicidad. Dormiría unas cinco o seis horas con suerte y luego volvería a ir a trabajar. Estaba lista para dormir, y no podía mencionar algo que deseara mas. 

Después de horas de no haber visto al chico en lo absoluto, encontró a el demonio en su habitación, acostado en su cama en posición fetal. La rubia finalmente logro recostarse y sentir como todos sus huesos tronaban haciendo una melodía inigualable. La chica clavo su vista en el techo, y sintiendo como sus parpados se cerraban solos decidió finalmente dormir. La oscuridad comenzaba a embriagarla, y los brazos de Morfeo comenzaban a rodearla, poco falto para que unos brazos ajenos a ella la rodearan, y una voz comenzara a decir lleno de desesperación "No te vayas, no me dejes. No podría soportarlo... Por favor" exclamo lleno de miedo. Lleno de desesperación apegando a la chica tanto como podía a su cuerpo. 

Royalty no podría describir lo que sintió al escuchar eso.  Abrió los ojos de par en par sintiendo como Rin comenzaba a temblar con angustia. Los sueños del chico comenzaban a torturarlo, y era mas que evidente para este punto. La chica suspiro cansada, y sonriendo de la manera mas comprensible que pudo dejo que el chico se recostara en su pecho mientras ella acariciaba calmadamente su cabello, dándole un pequeño masaje. Esperaba que con eso fuera suficiente para calmarlo aunque sea un poco, y con un deseo de hacer mejor su trabajo la chica comenzó a hablar de la manera mas calmada posible diciendo palabras de ayuda y calma. "No me iré a ningún lado. No debes de preocuparte por eso. Siempre estaré aquí. Siempre estaremos aquí." 

De aquella manera, ambos lograron dormir. Ambos abrazados al otro. Ambos completamente cansados. Ambos completamente rendidos. 

Odio Rin okumura x tu [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora