Capítulo 6

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El apartamento olía a vainilla mezclada con fresa, algo bastante suave y placentero para el olfato, algo bastante sorprendente considerando a que le pertenecía dicho departamento. Sus sentidos estaban un poco entumecidos, seguramente debido a que se acababa de despertar. Estaba un poco aturdido, y siendo sinceros estaba algo preocupado debido a que no sabía nada de la misteriosa chica, y aun peor, estaba en su casa, en su habitacion, sin ningun tipo de objeto a excepcion de su telefono, el cual no tenia nada de bateria,  y no sabia donde estaba. Era simplemente una situación complicada, y aún más considerando el hecho de que seguía indispuesto para defenderse. Si esa demonio quería hacerle algo, ya estaba completamente jodido. 

—Tomaré tu silencio como un si, dame un segundo, iré por el té— Dijo la chica mientras salía de la habitacion un momento. Rin paseo sus ojos por la habitacion lleno de ansiedad en busqueda de algo que le pudiese ayudar a escapar o alguna otra cosa. Por el momento, lo único que se veía útil era una gran ventana que estaba en la pared a su derecha, pero más allá de eso, el cuarto estaba relativamente vacío, a excepción por unas cuantas cajas esparcidas por la habitacion. Realmente, la habitacion se veia relativamente normal, como si aquel demonio tuviese una buena vida humana, pero es un demonio, esas cosas no son posibles para ellos. 

Después de un par de minutos la chica volvió con un pequeño maletín color blanco el cual parecía tener algo pesado dentro, por lo que Rin se puso extremadamente  tenso, no sabia que habia ahi adentro, pero no podía confiarse de la chica, la cual le extendió una taza con un poco de té de manzanilla de manera amable mientras se sentaba en la cama a los pies de el más joven de los Okumura. Claramente, Rin no planeaba beber ninguna gota de aquel brebaje debido a aquel famoso dicho de "No aceptes cosas de extraños." En sus planes no había ninguna sección donde especificaba "Dejarme drogar por un demonio para que luego haga lo que quiera contigo" y planeaba mantenerlo de aquella manera.  

—Es té de manzanilla, espero que te guste, de cualquier manera son solo hierbas en agua, personalmente no soy fan del té pero segun lo que muchos me han dicho aqui en Japon les gusta el té, por lo que compre un poco para las visitas, pero si no te gusta te puedo dar un poco de mi café— Dijo la chica mientras abría aquel pequeño maletín blanco. Para la sorpresa del chico, el cual para este momento ya se imaginaba lo peor, aquel maletín era un pequeño y simplon botiquín. Mientras Rin finalmente se permitía respirar, los ojos de la joven estaban enfocados en el botiquín y su contenido, buscando con la vista lo que necesitaba para tratar las heridas de Okumura. 

—Disculpa el desorden del departamento, apenas llegó a la ciudad y no he tenido mucho tiempo de desempacar, desearía que hubieras visto en la mañana, estaba desesperada para encontrar los tacones que necesitaba además de una falda decente.— Dijo la chica de la manera más simpática y amable que podía en un intento de terminar con aquella tensión que comenzaba a invadir su habitacion. Tanto era el nivel de aquel sentimiento de incomodidad, que incluso pensaba el poder palpar la tensión. La chica no obtuvo ninguna respuesta, al contrario, solo recibió una mirada de confusión de parte del chico, el cual seguidamente vio a la taza de té que tenía en sus manos algo incómodo. Era casi evidente de que la chica no pretendía dañarlo, pero tampoco quería bajar la guardia debido a obvias razones. 

Las finas y delicadas manos de la chica tomaron un algodón y lo rociaron parcialmente con un poco de alcohol para finalmente desinfectar las heridas del chico, el cual había estado muriendo un dia entero en su habitacion, claro, de manera figurativa. Estaba lista para ayudar al hermano de su compañero, pero aparentemente, Rin no estaba listo para el contacto cercano de una demonio por lo que en el momento en el que la señorita intentó limpiar la herida del rostro de Rin, el chico soltó un alto y demandante "¡NO ME TOQUES!" La chica, la cual había pegado un pequeño saltito debido a el susto que Rin le había dado, suspiro con frustración mientras alejaba sus manos de la cara del azabache. Sin mentirles, les puedo asegurar que casi le saca el corazón. Era bastante obvio que se había enfocado completamente en la herida del chico, y su cerebro lo había identificado para prioridad, no se esperaba que le gritaran en la mera jeta. 

[Cambio de Narración]

—Rin Okumura, hijo del legendario exorcista Hiro Fujimoto, hermano del primer exorcista más joven del mundo, y poseedor de las llamas de Satán y la Kurikara, solo intento ayudarte. Entiendo que me odies por ser una demonio, pero si quisiera dañarte ya lo habría hecho, ¿No lo crees?— Preguntó ella con una voz suave pero al mismo tiempo lo suficientemente firme para dar a entender que iba en serio. Mi vista se clavó en sus grandes ojos rubí, los cuales me veían con el ceño fruncido. Esos ojos eran penetrantes y fríos, pero al mismo tiempo mostraban un deseo genuino de ayudarme, por lo que no tuve más opción que suspirar pesadamente y mantener mi ansiedad controlada. El silencio comenzó a inundar la habitacion, mientras podía ver como la desconocida miraba llena de concentración las heridas en mis mejillas y las limpiaba con alcohol. 

Sus expresiones eran finas, y sus manos se movían delicadamente en un intento de no lastimarme. Aun así, el ardor comenzó a recorrer la herida prontamente, y la incomodidad por tener un rostro femenino tan cercano a mi era simplemente agotadora. No podía creer que estuviera cediendo a que una demonio me ayude. Era simplemente caer bajo. La chica continuó este procedimiento por la mayoría de las partes que estaban dañadas en mi cuerpo, e incluso preguntaba si podía curar algunas partes que ella consideraba que estaban demasiado cercanas a partes "privadas." Después de por lo menos una hora y media, ella me ordenó ir a darme un baño de agua caliente diciendome "Compre un jabón en una farmacia que decía que ayudaría  de camino aqui, usa ese, debe de estar en su caja." Siendo honesto, seguía sorprendiéndome. Una demonio en una farmacia, buscando que era bueno para las heridas de un tipo desconocido el cual había llevado a casa? Todo eso sonaba muy surreal, pero no podía decir nada aun. Lo único que estaba seguro, era de que debía de volver rápidamente a casa para alimentar a Kuro. 

Odio Rin okumura x tu [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora