Las manos temblorosas de la chica recorrieron su cabello rubio con algo de estrés mientras sentía el tacto de sus propias manos en su cuero cabelludo, pero, a pesar de que eran sus propias manos, no se sentía cómoda con el tacto. No se sentía tan segura y valiente como usualmente. Aquella chica que estaba dispuesta a pelear con quien fuese estaba desapareciendo poco a poco. Esa valentía que la caracterizaba, y esa seguridad que siempre la había acompañado haciéndola alguien de temer comenzaba a deteriorarse. Siendo consciente de todas estas emociones chocando en su pecho y sus pensamientos siendo atrapados por una telaraña, considero que el salir a dar un paseo seria lo mas adecuado. Tal vez el respirar un poco de aire fresco no le haría nada mal. Tomó un gran respiro en un intento de controlar el pulso acelerado de su corazón. Tomo un poco de ropa colocada perfectamente en los estantes de su habitacion y, entre la sofocante y terrorífica oscuridad, la chica se cambió de ropa lo más rápido que pudo, dispuesta a salir un rato de su apartamento para recorrer la ciudad. Claramente, todos damos paseos de vez en cuando a las tres de la mañana. Antes de irse dobló su pijama, seco las lagrimas que habían recorrido su cara momentos antes, y, volviendo mostrar aquella máscara de seguridad y fuerza, salió de su habitacion lista para relajarse.
Sus pasos ligeros y lentos resonaban por el pequeño pasillo de su apartamento. Tomo sus llaves y se aventuró fuera de su hogar. Mientras esta escena pasaba, un pequeño minino y un chico de cabellos azabaches comenzaban a hablar. Claramente, al estar recién despertado, el joven Okumura aún estaba procesando que debía decirle a la chica, ignorante de que esta acababa de salir del departamento. Kuro, por otro lado, solamente escuchaba las quejas de Rin, y mantenía aquel ceño fruncido implorando con su mirada que fuese a ayudar a la chica con aquel estado tan delicado. Pobre felino, Rin y (Nombre) había llegado apenas, y lo primero que ve de ellos es una (Nombre) en un pequeño episodio, y un Rin el cual ni siquiera tuvo las energías de alimentarlo. Lo único bueno que había pasado en ese dia para el minino era que (Nombre) le había cocinado un poco de carne de cerdo, y le había consentido y cepillado por un par de horas. No podía creer que incluso después de que la chica haya tenido tan mal día ella fuese la que tuviese tanta energía para el, por tal hecho le resultaba tan imposible el haberla visto en aquel estado tan delicado. Por otro lado, el que ella le haya dado tanta de su energía le hacía pensar acerca de lo mal que tenía que estar durante todo ese tiempo.
—Rin, tienes que ir a ayudarla, no puedes dejarla que se hunda y se ahogue en sus lágrimas— Habló el pequeño minino mientras intentaba hacer que el chico de cabellos azabaches se levantara, a lo que el portador de las llamas azules solamente gruñó lleno de frustración. ¿Acaso la chica era su problema? ¡Ni siquiera se llevaban bien! No es como si él le desea la muerte, pero tampoco le deseaba la felicidad. Era un buen punto medio, y comparado con los primeros días este cambio era abrumador. Le resultaba más gratificante odiarla que tener una perspectiva neutral hacia la chica. Además, claro que podía dejarla hundirse, y ciertamente no es científicamente posible posible ahogarse con sus lágrimas.
—No es uno de mis problemas Kuro, lo siento pero no estoy calificado para esto...— Se excusó el chico mientras cerraba sus ojos en un intento de recuperar aquel sueño que le habían interrumpido, a lo que el gato comenzó a rasguñarlo en la cara y en los brazos lleno de ira y enojo. ¿Cómo era posible que este imbecil pesimista fuese el mismo que le había ayudado?
—¿Que paso con ese chico el cual estaba decidido a ayudar a todos? Ese que quería matar a Satan! Por una razón me quede a tu lado. ¡El señor Shiro no hubiese querido verte así!— Había comenzado el felino, a lo que Rin frunció el ceño. Ahora el enojo no era solamente del felino, sino también del chico de cabellos azabaches. Finalmente, y después de mucho tiempo de no haberlo hecho, el chico comenzó a arder entre llamas azuladas. Estaba terriblemente enojado, pero muy dentro de sí mismo sabía que Kuro decía la verdad. ¿Que se supone que le había pasado? El hace mucho tiempo había sido ese tipo de persona que mantenía una sonrisa y una sonrisa positiva... Pero viéndolo desde este momento, eso parecía que era debido a su gran ignorancia y estupidez. Aquellos tiempos se veían tan lejanos, pero tan cercanos a la vez. Nunca fue pesimista, ni un mentiroso. Nunca había sido aquel monstruo hipócrita en el que se había transformado conforme a los años. ¡Ya no le faltaba nada! ¡YUKIO ESTABA VIVO! ¿POR QUÉ DIABLOS MANTENÍA AQUELLA ACTITUD DE IMBÉCIL? ¿Qué opinaría su antiguo ser de lo que era ahora? Estaba seguro que se patearia a si mismo en la entrepierna gritando de que la vida sigue. ¡La vida es hermosa! El único problema en su vida era su actitud de mierda. La única persona que alguna vez intentó hacerlo reaccionar y se enfrentó a el infierno mismo para lograrlo estaba en su habitacion rompiendose por que el fue lo suficientemente estúpido para permitirlo. Dios, ¡¿QUÉ DIABLOS HA ESTADO HACIENDO?! Tal vez nunca fue aquel chico listo, pero tampoco había llegado a ese nivel de imbecilidad.
Con todos estos pensamientos en mente, las llamas que lo rodeaban se avivaron más, como si aquellos sentimientos hubiesen sido el carbón que necesitaba para volver a encender aquella llama de su corazón. El chico miró a Kuro mientras una sonrisa llena de ímpetu y felicidad se avecinaba por su rostro. ¿Por qué había tardado tanto tiempo en darse cuenta? La chica que tenía enfrente era la única persona que siempre se había mantenido ahí para el. Era la única que había aguantado sus estupideces, la única que le había ofrecido una sonrisa mientras todos los demás intentaban hacerlo infeliz, la única que nunca le temió a la adversidad cuando venía. Ella era aquella llama que se mantenía tan cálida a mitad de la tormenta, y ¿llega el de imbécil a intentar alejarla? ¿Enserio? ¿Por qué no mejor mordía un cactus? ¡Eso hubiese sido más sensato!
Después de haber tenido esta revelación, Rin se levantó lleno de felicidad e ímpetu, listo para finalmente apoyar a la persona que siempre lo apoyaba, y si le preguntan al felino... Este juró haber visto aquella llama en los ojos de Rin volver a encenderse.
Terminé otro capítulo de una historia que había dado por perdida, estoy que echo fuego! Además, termine un ensayo en menos de 45 minutos que era mi tiempo límite! Uff, para escribir ando que flipas. Espero les haya gustado, gracias a la lectora que me recordó acerca de esta historia!
SHI NO TENSHI ITTE IRU!
ESTÁS LEYENDO
Odio Rin okumura x tu [Editando]
Fanfic-No por hablarte significa que me agrades- Soltó en una especie de gruñido sin siquiera voltear. ¿Dime que tengo qué hacer? ¿Qué hará que dejes de odiarme? ¿Qué podría ayudarte a confiar en mí? Esta es la historia de un amor poco común, el cual em...