Punto de Quiebre

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Lo conocí un día lluvioso, mientras me dirigía a la universidad de París, iba tarde y no prestaba atención a las personas que caminaban en dirección contraria a la mía. No hasta que caí al suelo junto a un montón de papeles, el reporte de literatura había volado por los aires y en consecuencia se mojó, un mes de trabajo se fue a la mierda.

-Oh, vaya disculpa.- un joven de origen asiático me ayudó a levantar las hojas regadas en el suelo.

Desde que me había mudado a París no había tenido la oportunidad de conocer a muchos asiáticos, esto también se debía a que no salía mucho, hasta ahora. Me sentía molesto pero a la le vez aliviado de encontrar a alguien con una cultura común a la mía.

-Descuida, fue mi error- ambos tomaron las hojas- bueno, ya está hecha mierda.- dijo, fijándose en la tinta azul escurrida.

Quién diría que así comenzó la historia de amor más dulce y bella, mejor que los cuentos de fantasía. Me enamoré de un chico estupendo. Nunca pensé que me iba a atar tanto a él, nunca pensé sentirme tan amado por alguien, y fue hermoso.

Así como también nunca imaginé lo que ví hoy.

En medio de la noche una delgada figura caminaba a través de los faroles tenuemente brillantes de la plaza mientras su cuerpo recibía los delicados rayos de una luna llena, dibujando a cada paso, la sombra, único acompañante de su desdicha.

Entre todos los rostros cansados producto del trajín del día en la agitada ciudad de París; resaltaba un joven de finas facciones y rostro inocente, con los ojos brillosos por las pequeñas lágrimas que resbalaban y desaparecían en el delicado mentón producto del invierno típico de diciembre.

Siempre llevaba dibujado en el rostro una sonrisa, sin importar la situación, jamás se dejaba atormentar por los problemas y siempre permanecía con actitud positiva. Pero desde hoy eso cambio en el joven lloroso bajo la luna, la única testigo de la traición de su novio.

-¡Maldito!- llegó a casa hecho un mar de lágrimas- ¿cómo pudiste?- reclamó a la nada.

No tenía a nadie más que a él, no conocía más personas que a ese hombre. Y la soledad de su departamento lo inquietaba más, odiaba sentirse así, y de pronto, la sensación enfermiza del pasado hizo click en su pequeña mente deshecha. Con rapidez se dirigió hasta la alcoba que compartía con el mayor en busca de ese algo que le daría alivio, como en aquellos tiempos. Pero el pequeño pelinegro no podía frenar sus sentimientos, los problemas seguían ahí, la soledad lo atormentaba en esa noche y recurrió a lo impensado.

~•~

Se encontraba en el tercer piso del hotel Paradise observando con detenimiento cada persona que entraba al recinto mientras bebía un poco de wisky. Estaba hace media hora esperando comprobar las palabras de Tae Il; por ello se tomó la molestia de salir dos horas antes de su trabajo e instalarse en el hotel con la intención de atrapar infraganti al infiel de su novio.

El hotel contaba con una estructura beneficiosa para sus planes pues las habitaciones estaban distribuidas de manera céntrica, el gran candelabro iluminaba el recinto mientras él se quedaba esperando en el balcón, podía tener vista desde el tercer piso hacia la puerta principal. La enorme puerta giratoria daba la bienvenida, mientras la sala de recepción se localizaba cerca de esta, seguida del living, dos ascensores al lado de las escaleras que rodeaban la estructura.

Aguardo unos minutos más, los minutos más terribles de su vida, mientras le rezaba a Dios para que todo resultase ser una broma pesada del mayor. No fue hasta las diez y media que pudo reconocer el rostro de su prometido atravesar las puestas giratorias de vidrio, y no venía solo, estaba acompañado por una chica de pelo negro y corto, hermosa piel de porcelana y un vestido rojo provocador bajo un abrigo de piel color negro.

Only ONE (YuWin) TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora