Passionfruit

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Tener en casa a un depresivo y un niño especial no era sencillo. La carga de trabajo que originó una mala inversión en la empresa de su padre lo estaba dejando sin ganas de continuar, los dolores de cabeza se hicieron usuales al igual que las noches de insomnio. Yuta estaba cada vez tomando el aspecto de un desaliñado pordiosero, las ojeras marcadas y los labios resecos sinbolizaban su decadencia.

Ciertamente, las noches se hicieron cortas, los días insoportables y la necesidad de desfogue se disipaba por los poros de su cuerpo. Fue un iluso al creer que Sicheng cambiaría de parecer cuando trajo consigo al menor.

Solo había recibido un gracias y un insípido beso de consolación antes de que los hermanos Dong desaperecieran de su vista en lo alto de las escaleras decoradas con la alfombra roja, dejándolo solo en una enorme casa llena de polvo. El ambiente de su hogar parecía jugar con la paleta de colores de las animas que habitaban la casa. El frío calaba los huesos, él no durmió esa noche con WinWin y no lo volvería a hacer por un tiempo considerable.

-Buenos días, -sus ojos cansados recibieron el estímulo necesario y enfocaron la difuminada imagen de un chino de ojos negros.

-Buenos días Sicheng.

La rutina de su relación se habia basado por siete largos años en tiernos saludos, almuerzos casuales en restaurantes de lujo y cenas especiales en cada aniversario, agregando las noches de sexo lento y despacio como le gustaba al menor; suspiró al recordarlo, ese era el motivo de su desinterés creciente hace casi un año atrás, por ello había conseguido una amante dispuesta a todos sus caprichos. Y todo para qué, sonrió con amargura, era consciente al fin que no podía ser feliz sin esos ojos negros.

Era demasiado tarde.

-¿Quieres algo especial para desayunar? - el menor, no supo cuando precisamente empezó a dirigir sus pasos hasta el sofá donde se encontraba, tomó de su mano llamando de ese modo su atención.

Sicheng recostó su cabeza sobre las piernas descubiertas de un japonés de ojos tristes, cual gato develó cierta sensualidad al dejar caer el resro del cuerpo sobre el caliente sofá de horrible tonalidad verde. Nakamoto anonadado dirigió sus ojos hacia el camisón celeste de talla grande que usaba su pareja, esta dejaba la piel del pálido expuesta hasta un poco más del pezón. Una imagen muy erótica si se lo preguntaban.

- Cualquier cosa que tú prepares estará bien para mí.- dijo en voz baja, no había necesidad de levantar la voz, la posición en la cual estaban le daba un aire íntimo dentro de una burbuja que no quería romper si es que eso implicaba volver al mismo infierno gris rebozante de muertos vivientes del día a día.

El chino estuvo por unos minutos observando la fascie de aquel hombre que una noche de París tomó la forma del amor de su vida y ahora era un triste muñeco roto. Otra persona en su lugar tendría satisfacción de ver a su verdugo sufrir, pero eso no era el caso, su corazón latía con intensidad al ver los ojos avellanas derramar algunas lágrimas por su culpa. Lo sabía, hacía de cuenta que no pero al final del día, el único que sufría era el mismo Sicheng.

Se sentía una terrible persona al engañar a Yuta, lo sentía tanto, primero fue Kun y luego Taeil y para qué continuar, la cuestión era, nada de eso había ayudado a calmar su dolor producto del engaño de su actual pareja. Hacer el amor con otro no resultaba placentero; a excepción de Kun, pero este ya no quería acostarse con él por temor a las represalias sociales lo cual aceptó pero lo enojaba de sobremanera; contra todo pronóstico quizo convertirse en aquel ser quien quebró su paz mental y amor propio pero de nada servía si cada vez al ser embestido, terminaba derramando lágrimas de frustración.

-Haré tocino y huevos fritos, también te haré jugo de naranja. -con una fuerza increíble se enderezó, suspiró, y con toda la fuerza mental que restaba, besó con delicadeza los labiales rosados de su japonés.

Only ONE (YuWin) TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora