II

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Elena observo desde su posición, sin moverse en ningún momento. Su padre tenia a un macho Nueva Especie debajo de su casa.

Genial, simplemente genial.

El macho no había parado de verla, sus ojos se mantenían fijamente en la cara de Elena, como si fuera imaginación suya, como si su cerebro estuviera jugando en contra de el. Tal vez, solo tal vez este era su fin, y diablos, si hubiera sabido que su final fuera de este modo, hubiera dejado de luchar desde el principio. La humana del otro lado de su celda parecía un ángel, era un ángel. Sus fosas nasales se abrieron intentando aspirar un poco de su esencia, al no percibir nada se exaltó, jalando las cuerdas que lo mantenían atado; las cuales se hubieran roto si el no se encontrara tan lastimado y golpeado como lo estaba ahora. Su raptor le había estado golpeando mientras decía palabras que no podía entender, tal vez en otro idioma, Hasta que se fue, y luego volvió , para terminar de magullarlo, mencionado algo de su sangre en su camisa preferida. El galoneo que empezó para acercarse más a ella, a su olor, comenzó a dar frutos. Volvió a jalar, hasta que sintió lo que tanto anhelaba, su olor, cálido como la lluvia en verano. Sus sentidos se pusieron alerta y la sangre empezó a bombear con fuerza en su virilidad. Suya. Suya. En pocos segundos sintió que llegaba al éxtasis con tan solo imaginar sus manos pasar por su cuerpo, acariciándolo. Una especie de rugido de posesividad salió de su garganta, maldiciendo al sentir un olor agrió, el de su miedo.

Elena volvió a la realidad en el momento en el que el machó Nueva Especie rugió hacia su persona, alejándose un poco, entendió que debía ayudarlo.

"No puedo hacer nada por... em, eso." Su voz salió un poco insegura, observando la gran erección que sus pantalones intentaban ocultar "Pero, puedo ayudarte a salir." Empezó su camino lentamente a la celda, bajando su vista, toco un botón, Luces rojas empezaron a parpadear  dentro de la celda del macho, un rugido hizo que Elena moviera su vista de las bombillas, percatándose cómo un extraño aire empezaba a salir por los costados de la celda, rápidamente y sin ganas de vacilar volvió a apretar aquel mismo botón, logrando como resultado, Nada. Pronto ese extraño gas se esparciría por toda la celda de el, llegando a ella también.

El extraño vapor seguía saliendo por el techo y sus nervios empezaron a desmoronarse, luchando contra el ataque de pánico que se aproximaba,
empezó a apretar desesperadamente cada botón y palanca que se interponía en su camino. "Ya casi, ya casi" se alentó así misma "Tu puedes. Tu puedes" era lo que se decía antes de observar la pantalla táctil, un anuncio en rojo marcaba el porcentaje de dióxido de carbono en la habitación, en la celda de el. Le estaba matando. Asfixiándole. Y luego ella sería la siguiente.

Rápidamente y sin momento de pensar en lo que estaba haciendo, sus dedos empezaron a teclear en la pantalla, logrando entrar el sistema, negando el acceso de dióxido de carbono a la celda del macho, re-estableció el sistema de ventilación de la misma, y con un suspiro de alivio, le indicó a la puerta de la celda abrirse, permitiéndole entrar.

"Te voy a sacar de aquí" Habló mientras marcaba su camino hacia el "Serás libre, si, serás libre" vago un poco en aquella palabra, el macho ladeó un poco la cabeza observándola con curiosidad, intentando acercársele un poco más jalo una de las cuerdas que lo mantenían expuesto, logrando que esta se tensara más, clavando las cuerdas aun más profundo en la piel de sus muñecas. Elena retrocedió al verlo hacer tal acción, nunca había tenido tanto miedo en su vida. Tal vez el macho si era verdaderamente peligroso. Razón para tenerlo encerrado. Tal vez, solo tal vez se lo merecía. Pero no dejo que esta probabilidad se interpusiera en su camino, dejando de lado cualquier pensamiento aterrador siguió con su camino.

"Tenemos que irnos. Ahora." Vocalizo buscando algún tipo de artefacto filoso que pudiera cortar aquellas cuerdas. "Ya vuelvo." Fueron las últimas palabras que le dijo, antes de empezar su carrera por las escaleras, Subiendo ambas con una gran velocidad, entro en la cocina, tomo el primer cuchillo que se le atravesó, volviendo rápidamente hacia donde estaba el macho.

Lincoln [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora