IV

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Los días habían pasado lentamente, caminando sin parar, lograron desplazarse lo necesario. A pesar de esto aún les faltaba camino por recorrer.

A medio día ambos se detuvieron para comer, Lincoln había insistido en que el podía cazar comida para ella, luego que podía llevarla en brazos si en verdad se encontraba muy cansada, todo como un intento de cortejo, pero Elena por su parte se lo negó, aún se encontraba débil como para hacer ese tipos de actividades que le exigían bastante a su cuerpo, si quería cazar, que lo hiciera por el y no por ella. No podía permitir que se debilitara.

Después de terminar de comer, tomar un pequeño descanso, y revisar el mapa, comenzaron a moverse nuevamente. Esquivando rocas y árboles. Lincoln se sentía increíble, después de tanto tiempo encerrado en un solo lugar, la naturaleza que lo rodeaba le hacía sentir libre. Observando el cambio de árboles, una idea cruzo por su mente, sus heridas estaban mejorando mas rápido ahora que no era drogado a cada rato. Se sentía más fuerte. Indicándole a Elena donde se dirigía, trepó un pequeño árbol adaptando sus brazos nuevamente, columpiándose tomó impulso y comenzó a avanzar.

Lincoln no recordaba lo bien que se sentía estar sobre los árboles columpiándose, el aire le invadía por todos lados. Después de ser rescatado de Mercile tuvo un tiempo duro, intentando adaptarse a este nuevo mundo, no comprendía muchas cosas y tuvo que esforzarse. Sus ganas de vivir volvieron al descubrir la libertad.

Cuando lo capturaron nuevamente, todo se cayó. Se convirtió en un experimento nuevamente, esta vez estaba solo y eso le afectaba más que nunca, en Mercile, él junto a otros cinco machos primates se encontraban en la misma celda. Sus genéticas le exigían estar acompañados, mantenerse juntos y protegerse, razón por la que al ser rescatado tomó la decisión de vivir en el edificio de machos.

Pasaron días y meses en cautiverio, las cosas se comenzaron a tornar gris a su alrededor, ya no había nada que hacer, había vuelto hacer capturado y dudaba mucho el salir con vida de aquel lugar, afuera... afuera no tenía nada, libertad, si, pero no tenía ninguna compañera por la que velar. Estaba solo he iba a morir solo. Todo hasta que ella aprecio. Elena. Su Elena. Para cuidar y proteger. Para amar y respetar. Suya.

"Es precioso" Elena soltó asombrada. Lincoln se mantuvo en la altura observando su reacción embobando. Una hermosa cascada de agua dulce caía sobre una piscina natural. Eso le recordaba al lago en la zona salvaje, si este le había gustado el del territorio de las Nuevas Especies le fascinaría.

"Ya se está haciendo tarde" aviso Lincoln al ver el atardecer desaparecer por el horizonte. Odiaba eliminar su felicidad, pero debían seguir avanzando.

Elena se había despojado de sus zapatos y ya hacía bastante tiempo que se encontraba con sus pies sumergidos en el agua. Levantándose, seco un poco sus pies antes de colocarse sus medias, luego se levantó caminando hacia Lincoln.

"Vamos, podemos buscar un lugar donde descansar" hablo y comenzó a caminar.

Se movieron durante unas cuantas horas más pero no lograron conseguir un refugio para mantenerse en la noche, Elena agotada, se dejó caer sobre el tronco de un árbol, deslizándose por este, cerró los ojos, suspirando.

Lincoln bajo del árbol donde estaba y se acercó a ella, había logrado visualizar un pequeño lago en lo lejano y estaba emocionado de enseñárselo a Elena, pero al notar su cansancio decidió dejarlo así, ya mañana tendría tiempo de mostrárselo.

Luego pensó en ofrecerle dormir sobre un árbol, pero antes de poder hablar, Elena ya se encontraba dormida. El miedo de llevarla al árbol y que ella despertara asustada y cayera de este le atemorizó. Colocándose casi a su lado se quedó mirándola. Era hermosa, demasiado.
No podía creer que estaba con ella, en el bosque, ellos dos, solos. Era como una señal, la señal de que era suya o lo iba a ser.

Lincoln [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora