VIII

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Parte I

Una Semanas y Seis Días Después

"Elena, recuerda que hoy es noche de películas, estaremos en la azotea a las siete y media" Flacie vocifero al ver a Elena salir de su habitación. Ella con un asentimiento le indicó que estaba bien.

Elena había tomado con calma estos últimos días, conociendo la increíble sociedad que las nuevas especies habían creado, pasando tiempo con las hembras Nueva Especies y Mujeres Regalos, se percato lo injusta que la vida podía ser.

Ella, había perdido a su mamá y en conjunto a eso había tomado la decisión de vivir fuera de su país.

Pero luego una noche en la que no podía dormir, había tomada su tarjeta de crédito y había comparado el boleto de avión que la regresaría a sus tierras, su hogar, lugar donde su padre había mantenido cautiva a una Nueva Especie, Nueva Especie que Liberó y devolvió a su gente. Nueva Especie que envolvía con sus brazos todos los días a las una de la tarde para luego ir a almorzar. Su vida se había descarrilado, pero ahora que todo se había calmado, sentía que ya volvía a tener el control.

Pero ellas... ellas habían vivido toda su vida en cárceles, habían sido utilizadas de formas atroces, y a pesar de todo eso, siempre traían un increíble animo. Todos dentro de la Reserva  vivían sus días como si fueran los últimos y eso a Elena le asombraba, tal vez ella debía seguir su ejemplo y  vivir cada día al máximo.

"Estas Hermosa" Lincoln le susurro en el oido mientras la apretaba a su cuerpo. Elena río contra su pecho intentando ocultar sus mejillas coloradas, las chicas le habían conseguidos dos conjuntos de ropa, esta era la cuarta vez que Lincoln la veía con la misma ropa.

"Mentiroso" Le golpeo levemente el brazo. Lincoln la apretó más a el.

"No soy mentiroso" Reprimió manteniéndola en sus brazos, nunca se cansaría de tenerla en ellos. "Estas Hermosa" repitió alejandola un poco, sus manos pasaron de su cintura a sus hombros, una se mantuvo detrás de su cuello mientras que la otra se encargaba de acariciar su barbilla, los ojos de ella lo estaban viendo con una pizca de diversión, los de el la miraban a ella, admirando cada pequeño detalle de su cara, la mano que estaba acariciando su barbilla subió involuntariamente dejando caer lentamente la yema de dos de sus dedos sobre unas pequeñas manchas sobre su nariz que no había visto, arrastrando sus dedos sobre ellas intento quitarlas, pensando que era algún sucio, pero estas no se movieron ningún milímetro, frunciendo el ceño continuo tocándolas, intentando que algo sucediera.

"Son pecas"Soltó Elena al verlo tan confundido, tomándole de la muñeca evito que siguiera intentando removerlas "Es por el sol" Explicó, pero su cara seguía confusa. De pronto algo dentro de ella se imagino lo que estaba sucediendo, tal vez no le gustaban y por eso estaba tratando de quitárselas. Debía comenzar a usar protección solar para evitar que más de ellas invadieran su cara, claro, primero debía saber dónde encontrarla.

"Ven" le llamo deshaciendo el abrazo. La palma de su mano bajo por su antebrazo hasta su mano, pasando por palma y dedos, acariciándolos con suavidad. En una forma lenta he insegura entrelazo sus dedos con los suyos. "Hoy habrá especial de Espagueti con albondigas" sonrió impacientemente, parecía un niño camino a una juguetería. Elena sonrió mientras era llevada al carro de golf.

[...]

"Lincoln" Elena le llamo por tercera vez. No había respondido a sus dos primeras llamadas y ya le comenzaba a preocupar.

"Dime" hablo saliendo de aquel transe. Elena le había estado hablando y el no había respondido a su llamado, internamente se regaño, esto no podía pasar, ella se merecía toda su atención. Ya se consideraba suertudo con el hecho de que ella hubiera accedido a almorzar con él en su segundo día en la Reserva, luego el tercero, el cuarto. Para el quinto el lo tuvo que preguntar, porque esta vez fue ella la que le dijo. Cada almuerzo se convertía en un momento más a su lado.

Lincoln [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora